Por qué leer a Alberdi hoy

Por qué leer a Alberdi hoy

El próximo jueves se cumple un nuevo aniversario del nacimiento del prócer tucumano. Una buena forma de anticiparnos a la celebración es repasar una decena de sus libros.

PENSADOR. Alberdi tuvo la visión de la organización política del país. PENSADOR. Alberdi tuvo la visión de la organización política del país.
25 Agosto 2024

Por Agustín Eugenio Acuña

Para LA GACETA - TUCUMÁN

Durante la pandemia, en 2020, aproveché para limpiar y acomodar la biblioteca. No pude acercarme al mágico número de treinta libros que sugiere tener Marie Kondo en La magia del orden. Sin embargo, el ejercicio me sirvió para reflexionar brevemente en Twitter (¿se puede reflexionar en Twitter? ¿Se puede reflexionar brevemente?) sobre Juan Bautista Alberdi y sus libros.

Estas líneas pretenden ser una reflexión un poco más extensa sobre un recorte absolutamente arbitrario de la obra de mi comprovinciano. Debo confesar que no soy un experto en Alberdi ni me he dedicado a estudiar su obra. Simplemente la consumí en forma desordenada. Cada libro que caía en mis manos me llevaba a otro. Como un laberinto, cuando creía haber encontrado la salida, siempre había una vuelta más para dar y descubrir otro aspecto del autor. ¿Y qué hacía yo? Pues la daba, con gusto. Ni se me ocurría salir por arriba y abandonar su lectura.

Sin dudas es un autor diverso, porque no escribió solo sobre derecho y política. Alberdi era más que eso, escribió sobre música y la geografía de su tierra natal. El espíritu de la música (1832) y Memoria descriptiva de Tucumán (1834) lo atestiguan. Soltero hasta su muerte, aunque dijo que “gobernar es poblar”, como lo recuerda Ignacio B. Anzoátegui en Vida de muertos (1934), no fue solo un intelectual, sino que sirvió a su país, sin que un cargo público lo condicionase a cumplir su servicio con profesionalismo y dedicación.

Volviendo a mi biblioteca, la observo y selecciono diez libros de Alberdi para “venderlos”. Aclaro, no pienso desprenderme de ellos, sino venderlos en el sentido de hacer que alguien más sea poseído por las ganas de leerlos; misión francamente difícil en estos tiempos, donde lo que reina es Netflix, Disney+, HBO GO y Amazon Prime.

En primer lugar, no hay que tenerle miedo. Alberdi no escribe “en difícil”.

En segundo lugar, no hay que excluirlo por la antigüedad de sus libros. Muchas ideas están hoy vigentes puesto que los problemas argentinos son, en gran parte, los mismos, mal que nos pese.

En tercer lugar, no hay que descartarlo como una mera lectura de abogados. Alberdi es más que eso. ¿Le gusta la historia? Lea a Alberdi. ¿Le gusta la política? Lea a Alberdi. ¿Le gusta la economía? Lea a Alberdi. ¿Es pacifista? Lea a Alberdi. ¿Le gustan las polémicas? Lea a Alberdi. ¿Todavía le quedan dudas? Lea a Alberdi.

1) Bases (1852)

¿Qué puedo decir sobre Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina que no se haya dicho ya? No descubro la pólvora si afirmo que es un libro fascinante. Es una buena opción para empezar a leer a Alberdi y es su libro más famoso.

Si su área es el derecho, podrá apreciar el primer libro de derecho constitucional comparado de Argentina, porque eso es lo que hace el tucumano: compara constituciones de distintas partes del mundo como preparación de su propio proyecto.

Si su área es la política, le encantará la dosis de realismo que tiene Alberdi para enfrentar la compleja madeja política y dar su visión de cuál es la solución al problema de la organización nacional.

Si su área es la historia, abrace este libro, porque es un viaje maravilloso al siglo XIX, a las visiones, a las ideas de la época, a un momento en donde se proyectaba más allá de fin de mes.

El dato de color es que Alberdi lo escribió de un tirón, en menos de tres meses. La coyuntura política del país le dio la posibilidad de unir, refundir, intentar dar coherencia a varios textos dispersos que tenía escritos. Independientemente de las cuestiones ideológicas, todos reconocen en este libro el proyecto de la Constitución de 1853, que el autor vería realizado en 1880, sobre lo que también escribiría.

2) Fragmento preliminar al estudio del derecho (1837)

Alberdi escribe el Fragmento de muy joven, sin estar recibido de abogado y cuando todavía era rosista, según algunos historiadores. Es un libro breve, donde muestra su enrolamiento con el romanticismo y que nos deja la frase genial que fue tomada por Gustavo Arballo para su blog: “Saber, pues, leyes, no es saber derecho; porque las leyes no son más que la imagen imperfecta y frecuentemente desleal del derecho que vive en la armonía viva del organismo social…”. Toda una declaración sobre la concepción del derecho alberdiana, que lo veía como un elemento de la vida social.

Por qué leer a Alberdi hoy

3) El crimen de la guerra (1869)

Sin dudas El crimen de la guerra constituye un canto al pacifismo mundial en el medio de la Guerra de la Triple Alianza. ¿Cómo llegué a leerlo? Pues por pura casualidad. Vivía cerca de una librería de usados clásica en San Miguel de Tucumán, “El loro viudo”, y fui un día a ver si encontraba algo interesante. En el medio de mi búsqueda me topé con este libro y fue un hallazgo maravilloso. Una insólita coincidencia hizo que poco tiempo después de leerlo, se organizase una Mesa Panel sobre el libro.

En esa oportunidad, gracias a Élida Lois, quien realizó la edición crítico-genética de la obra de Alberdi, pude enterarme de la historia detrás del texto. El prócer escribía esto en pequeñas libretitas, con letra apretujada, de corrido, tachaba, unía, cambiaba títulos... en el marco de un concurso que se había organizado. Finalmente, el texto se publicó en forma póstuma en 1895. Obviamente fue editado bajo la base de borradores de Alberdi, se le incorporaron títulos que no estaban, se suprimieron partes, etc. Sin embargo, no puedo dejar de recomendar su lectura. Alberdi se anticipa al futuro en este caso y prevé una Europa unida, la Unión Europea, en el medio de su prédica continua sobre el comercio como la mejor arma para acabar con las guerras sin sentido, que para él eran todas, salvo la defensiva.

4) Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina (1858)

En Bases teníamos la visión de la organización política del país de Alberdi. En el Sistema, asistimos a que el tucumano nos comparta su visión económica según la interpretación que hace la Constitución Nacional. Lo hace con una visión realista, pues entiende que ninguna Constitución se basta a sí misma, ninguna se ejecuta por sí sola. Alberdi se dedica con ahínco a explicar que la etapa de dictar leyes y reglamentos que regulen las libertades económicas de la Constitución es clave. Tenía muy en claro la diferencia entre la norma en los libros y la norma en la práctica. El libro tiene frases conocidas y amadas por los liberales como “El Gobierno no ha sido hecho para hacer ganancias, sino para hacer justicia; no ha sido creado para hacerse rico, sino para ser el centinela y el guardián de los derechos del hombre, el primero de los cuales es el derecho al trabajo, o bien sea la libertad de industria”. Sin embargo, podemos encontrar frases que parecen haber sido escritas ayer como: “Ser libre no consiste en pasar la mañana en el café renegando a vos (sic) en cuello de todos los actos de gobierno; es vivir en continuo afán y en perpetua solicitud, es tomar parte en todo lo que interesa a la Nación…”. Este libro, más allá de que no haya podido influir realmente sobre el gobierno de su época, puesto que fue Mariano Fragueiro con su Estatuto para la Administración de la Hacienda y el Crédito Público quien llevó la política económica para otro lado, con el tiempo sería rescatado del ostracismo.

5) Derecho público provincial (1854)

Con esta obra, Alberdi nos acerca su visión sobre la organización provincial. El libro es cortito. Personalmente conseguí una edición que hizo la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires con la editorial La Ley del 2007, con prólogo de Alberto Dalla Vía. Es también conocida como Elementos de Derecho Público Provincial y en su versión original, tenía un proyecto para la Constitución de Mendoza, que los editores no imprimieron por haber perdido actualidad.

¿Qué puede decirse de la obra en sí? Los temas son los mismos, pues las preocupaciones de Alberdi por la organización y el funcionamiento de las instituciones se reflejan en estas líneas. A pesar de repetir la temática, la pluma alberdiana siempre deja frases maravillosas, que tienen la actualidad que los editores juzgaron que carecía su tercera parte, como la siguiente: “Las leyes deben apoyarse en los hechos, es verdad, la buena política así lo enseña, pero esta verdad tiene sus límites, pues cuando los hechos son el desorden, el abuso, la arbitrariedad, apoyarse en los hechos es prostituir la ley y depravar su noble ministerio”.

6) La revolución del 80 (1881)

En La revolución del 80, si bien la materia principal es defender la federalización de Buenos Aires, es la obra en la cual Alberdi reflexiona, defiende y describe a la Nación que ve construida ante sus ojos. El proyecto de país que había diseñado en las Bases, ahora se ha hecho carne, más de 30 años después. Alberdi está en sus últimos años, su luz se está apagando, irónicamente al mismo tiempo que la Nación que diseñó empezaba a brillar, anticipando una época de consolidación y crecimiento fenomenal.

7) Cartas quillotanas (1853)

Cartas quillotanas no puede leerse sin Las ciento y una de Domingo Faustino Sarmiento. Son cara y ceca de una misma moneda. Son el derecho y el revés de una sola cuestión. Son el ida y vuelta entre dos próceres genuinamente preocupados por su patria. Pero también, por qué no decirlo, son la muestra de su habilidad al escribir, al argumentar e incluso chicanear al adversario. Frases tremendas han regalado para la posteridad, en el medio de cruces de hacha y tiza, que dejan a los verborrágicos personajes de la actualidad que uno elija, como viles imitadores que no dan la talla.

8) Peregrinación de Luz del Día (1871)

Peregrinación de Luz del Día es poco conocida. Es la única novela de Juan Bautista Alberdi sobre las peripecias de “la Verdad” en el Nuevo Mundo. Sin embargo, no los quiero engañar, porque detrás del ropaje de una “novela” se encuentra la crítica ácida del tiempo que rodea a Alberdi, quien hace a la viajera tomar el nombre “Luz del Día” para viajar de incógnito. Mucho ese incógnito no le puede durar porque, preguntada por su ocupación, responde que es la de “decir a cada uno la verdad”. La reacción es tratarla de loca, ya que es de locos decir verdades, que solo dicen los sabios, pero no las mujeres, que no pueden ser sabias. Incluso la insultan diciendo que le basta ser mujer para ser loca. ¿Qué dice de la escena Alberdi en 1871 sin un movimiento feminista detrás? No le tiembla el pulso en hacer enfadar a su creación y calificar la charla de ofensiva y grosera. Leer a Alberdi es, sin duda, descubrirlo y redescubrirlo una y otra vez.

9) La monarquía como mejor forma del gobierno en Sud América (1863-67 y 1896)

El título es chocante y en un principio uno podría pensar que no es del tucumano. No puede ser, pensé. Alberdi no era monárquico. Vi la tapa del libro con una corona, en una edición de A. Peña Lillo de 1970 con un estudio preliminar de Juan Pablo Oliver y lo compré al toque. Es un libro extenso en donde un frustrado Alberdi hace una defensa de la monarquía para los países de Sudamérica. Con gran método analiza ventajas y desventajas. Sin embargo, una nota al final cambia todo el sentido al decir que “la monarquía no es más aclimatable que la constitución norteamericana copiada por Buenos Aires, al adoptar la de 1853”. Curioso escribir todo un libro afirmando algo y borrarlo luego de un plumazo.

10) Grandes y pequeños hombres del plata (1879)

Este libro es una obra maestra de la punzante pluma alberdiana, que no deja títere sin cabeza, al punto de dejar a Cartas quillotanas como un amable intercambio epistolar. Alberdi no escatima palabras para cuestionar en forma dura y directa a Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y a José de San Martín. Lo hace sin piedad y con un gran nivel. Así, dice de San Martín que “no era genio sino entre mediocridades”. Por si quedan dudas de su opinión, sobre el sanjuanino dice que es “trabajador improductivo, estéril, a título de empleado vitalicio, que vive como un doméstico de los salarios del Estado, su patrón”. Y de Mitre, que “desde cadete a general no ha peleado más que en guerra civil”. Este libro en realidad es una compilación de escritos de Alberdi, también compilados como Proceso a Mitre y Proceso a Sarmiento. Tendrá su desorden, pero también su atracción.

© LA GACETA

Agustín Eugenio Acuña – Abogado. Doctor en Humanidades ([email protected]).

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