“No permitas que nada ni nadie te impida tener éxito. tomá tus propias decisiones ahora”. Es una de las tantas variantes que se pueden encontrar en las redes sociales de tentadores ofrecimientos laborales. Ofertas que aseguran obtener ganancias de $2.500 a $5.000 por día sin moverse de casa y con el único esfuerzo de estar sentado varias horas frente a una computadora. Esa es la nueva modalidad de estafa que realizan los “ciberdelincuentes” para quedarse con el dinero de los desprevenidos que no conocen estas estrategias.
“El esquema de estafas laborales y de trabajo desde casa comenzó a popularizarse en otros países durante la pandemia en el año 2020. En nuestro país tomó más presencia a finales de 2023. Actualmente se están presentando cada vez más casos que comprenden esta modalidad en la provincia”, se puede leer en un informe elaborado por la división de Delitos Telemáticos que está firmado por su jefa, Yolanda Álvarez, y por el programador Alejandro Duhalde. “Este tipo de estafa se ha vuelto más común con el auge del trabajo remoto en el país y también en nuestra provincia”, añadieron en el documento al que tuvo acceso LA GACETA.
Testimonios
María Laura Masaguer es una estudiante universitaria santiagueña. Desde hace bastante tiempo buscaba un trabajo que le permitiera seguir con el cursado de materias y reunir dinero para no generarles más gastos a sus padres. Un día recibió por WhatsApp un mensaje que le pareció interesante.
“Me ofrecían promocionar una serie de productos cosméticos. Lo primero que hicieron fue otorgar un crédito de $2.500 y ahí comencé. Después, me avisaron que había cumplido con una meta y que para pasar a la próxima etapa, tenía que hacer una transferencia de $1.000 para que me dieran más dinero a mi favor. Lo hice y en cuestión de segundos, me salía que tenía a mi favor $7.500”, explicó la víctima.
“Llegué a hacer $15.000 en transferencias en un solo día. Me fui a dormir con un crédito de $80.000. Al otro día, descubrí que ya no existía la página que utilizaba. Cuando fui a reclamar, me di cuenta de que me habían bloqueado. Así entendí que me habían engañado como a una niña. No me animé a hacer la denuncia porque sentía mucha vergüenza. Pensaba que todo el mundo se iba a reír, pero descubrí que hay muchos estafados”, reconoció la joven de 21 años.
Pablo Gallardo trabajaba en un Call Center. Cuando lo cesantearon, apostó a vender ropa, pero como no tenía los ingresos suficientes, buscó la manera de generar ingresos extra. Primero probó como chofer de la aplicación Uber, que no está autorizada en la provincia, y después se entusiasmó con una oferta laboral que descubrió en un grupo de WhatsApp. “Arranqué con todo, estuve horas sentado frente a la computadora pensando que estaba haciendo plata. Pero en realidad, ellos me hicieron la mía. Juegan con la necesidad de la gente. Por suerte no perdí mucho, pero me sirvió para aprender la lección”, señaló.
”Uno siempre dice que no le pasará, pero te termina pasando. Es por una sola razón: es tan grande la crisis que cualquiera puede caer en la tentación de intentar mejorar su calidad de vida”, comentó esta víctima en una entrevista con LA GACETA.
Modalidades
Los investigadores describieron detalladamente cómo es la maniobra de engaño:
1- Los estafadores publican ofertas de trabajo que parecen legítimas. Normalmente estos ofrecimientos se hacen en las redes sociales, especialmente en los grupos de WhatApp. Siempre utilizan perfiles con nombres únicamente y con números del exterior.
2- Los autores de la maniobra se aseguran la impunidad compartiendo enlaces de Telegram para seguir operando. Esa red social ofrece el anonimato, ya que las cuentas de este sistema de mensajería no están vinculadas a números telefónicos.
3- Las tareas que deben realizar las víctimas, según enumeraron los investigadores en base a las denuncias recibidas, son: realizar encuestas, escribir artículos y promocionar algún tipo de producto o plataforma de comercio electrónico.
4- Con solo comenzar a trabajar, al “empleado” se le acreditan fondos por la tarea desarrollada. Luego, el empleador le ofrece cumplir más objetivos que le generarán más recursos. Para acceder a ese nivel le piden que transfiera fondos (siempre son sumas pequeñas) para seguir avanzando, pero en realidad, nunca acreditan el dinero prometido. Los estafadores, cuando creen que han obtenido los fondos necesarios o se dan cuenta de que pueden ser descubiertos, desaparecen.
5- Otros ciberdelincuentes utilizan la misma modalidad, pero en vez de solicitar que le transfiera dinero, mediante engaños, consiguen los datos personales de las cuentas bancarias o billeteras virtuales para apoderarse de todos los fondos que tienen en su cuenta.
“La única verdad en todo esto es que nunca se concretan las acreditaciones prometidas y las víctimas terminan perdiendo dinero o exponiendo sus datos personales de manera peligrosa”, sostuvieron los investigadores. “Si bien es cierto que esta modalidad viene desarrollándose desde hace un tiempo, ahora se está popularizando”, finalizaron.
Cómo protegerse
- Desconfiar de todos los ofrecimientos laborales que incluyan grandes remuneraciones con pocas horas de dedicación.
- Informarse siempre sobre la veracidad de una oferta que tenga grandes ventajas con respecto a la que existen en el mercado.
- Sospeche de las personas que no están bien identificadas en su perfil y que tienen líneas con numeros de otros países.
- Si usa Telegram, tenga en cuenta que un usuarios es imposible de identificar.
- Jamás entregué sus datos personales, especialmente número de cuenta o de tarjetas de créditos a terceros, sean conocidos o no.
- Si recibe una transferencia, observe detenidamente los datos del comprobante. Si no figuran los nombres del emisor y del receptor, es porque hay una irregularidad.
- Jamás entregue mercadería si es que los fondos que le transfirieron no impacta en su cuenta. El cliente sabrá esperar por la cantidad de estafas que hay con esta modalidad.
- Si es víctima de alguna estafa, denuncia. Su caso ayudaría a prevenir muchos más.
En pleno auge: hay que tener cuidado con las aplicaciones que generan falsas transferencias
Los especialistas de Delitos Telemáticos de la Policía sostienen que una de las estafas que está en pleno auge en estos momentos es el uso de software malicioso para generar comprobantes de transferencias falsos. “Los estafadores convencen a los empleados que una transacción fue realizada, mostrando incluso mensajes de demora, pero el dinero nunca se acredita en la cuenta del comerciante”, sostuvieron la comisario Yolanda Álvarez y el programador Alejandro Duhalde. Los investigadores sostuvieron que los primeros casos en nuestra provincia fueron detectados durante el primer trimestre de este año, pero con el correr de los meses, y aprovechando el importante crecimiento de esta nueva modalidad de pago, es una de las modalidades de estafa que más se desarrolló en los últimos tiempos. Los comerciantes consultados por LA GACETA coincidieron en señalar que los clientes no entienden los problemas que está soportando el sector por este tipo de estafa. “Muchos clientes se molestan cuando nos ponemos exigentes a la hora de controlar los comprobantes o ni le digo cuando le decimos que tienen que esperar a que se acrediten los fondos en la cuenta”, se lamentó Luciana Heredia. “Los estafadores saben en qué momento actuar. Lo hacen cerca de los horarios de cierre cuando hay más apuro en los horarios o cuando hay demoras con los bancos”, sintetizó Hugo Décima.
La más común: la estafa por suplantación de identidad sigue siendo la más habitual
En el informe elaborado por Delitos Telemáticos, los especialistas sostienen que uno de las modalidades más comunes de estafas virtuales sigue siendo el de la suplantación de identidad en WhatsApp. Y es sigue porque es uno de los sistemas más antiguos en este tipo de delitos, aún así hay desprevenidos que son sorprendidos. Los ciberdelincuentes obtienen el acceso a la cuenta de la mensajería mediante la validación del código de seguridad de seis dígitos proporcionada al usuario mediante mensaje de texto o llamada de voz. Los especialistas sostienen que los estafadores de hacen pasar por empleados de entidades públicas o privadas como ministerios de Salud, bancos, tarjetas de créditos o obras sociales para validar algún tipo de trámite. Para ello los fines de validar diversos trámites un código enviado por mensaje de texto o llamada que les permite el acceso a la cuenta de WhatsApp a la víctima. Por último, contactan a las personas que tienen agendadas para solicitarles que le hagan una transferencia a determinada cuenta (normalmente son de billeteras virtuales) con excusas urgentes. “Este es un mecanismo efectivo porque explotan la confianza que las víctimas tienen en sus contactos. Esta modalidad ha generado un número muy elevado de casos en los últimos 24 meses”, sostuvieron Yolanda Álvarez y Alejandro Duhalde.