Un puente solidario en tiempos de hambre

Un puente solidario en tiempos de hambre

Desde hace muchísimos años a Argentina transita una complicada situación económica y social. Pero hoy, alrededor de 4,2 millones de niños y de adolescentes no comen bien. En este triste contexto, más valor cobran entidades como el Banco de Alimentos de Tucumán, que funciona como un nexo entre aquellos que sufren hambre y quienes pueden y quieren colaborar a combatir este flagelo

La solidaridad siempre es bienvenida, sobre todo cuando va dirigida a los que menos tienen y que necesitan de un plato de comida diaria para poder subsistir.

LA GACETA de ayer, en tapa publicó que el Banco de Alimentos de Tucumán celebró la beneficencia y congregó en su cena anual a los diferentes representantes de los sectores empresariales para agradecer el lograr servir 150.000 platos de comida a los que más necesitan en los diversos comedores con los que colabora esta fundación por todo el territorio provincial.

El Banco de Alimentos de Tucumán sabe y conoce perfectamente la situación social del país, en la que más de 4 millones de chicos no comen lo suficiente y padecen trastornos alimenticios. Esto lo confirma mediante su informe el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que todos los años comunica sobre esta situación, que aun con las medidas tomadas -entre ellas, el aumento de la ayuda, por parte del Estado- la pobreza infantil no desciende, y afecta fuerte a chicos de entre 0 y 17 años. La inseguridad alimentaria afecta a más de un 30% de los menores de edad. Realmente son muchisimos chicos los que tienen problemas para comer en la Argentina.

Nuestro país viene atravesando una grave situación económica y social. Esta viene desde hace un tiempo; con una inflación galopante, con un alza de costos de los alimentos y de casi todos los insumos utilizados para la producción de cualquier bien. Todo esto empuja aun más hacia arriba los índices de pobreza, lo que significa que muchas personas no pueden satisfacer sus necesidades básicas, como la alimentación.

Como lo indica el informe, las ayudas sociales no bastan para paliar esta situación, pero es destacable lo que estas organizaciones realizan por el bien de la comunidad.

El Banco de Alimentos de Tucumán nació hace 22 años. Se trata de una organización sin fines de lucro, que contribuye a reducir el hambre, a mejorar la nutrición y a evitar el desperdicio de alimentos.

Desde sus inicios trabajo buscando ser el puente entre los que sufren de hambre y aquellos que deseen colaborar por medio de un canal transparente y eficiente, que les garantice que su donación llegará a miles de personas que no tienen asegurada su alimentación.

En la vida cotidiana y por diversas situaciones se desperdician alimentos a pesar de que se encuentran aptos para que sean consumidos. De acuerdo a datos difundidos por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), se calcula que este desperdicio puede llegar a alcanzar un 20%.

Muchas toneladas se desperdician; y el intento por recuperar parte de ese volumen es una acción muy valorable. Y eso es lo que hace el Banco de Alimentos de Tucumán, desde hace ya más de dos décadas.

Desde 2002, esta entidad rescata alimentos que reciben en donación por parte de industrias alimenticias, de supermercados y de distribuidores. Se trata de alimentos que salieron del circuito comercial, pero que están perfectamente aptos para ser consumidos. El Banco de Alimentos de Tucumán le da valor social a los alimentos que perdieron valor comercial: productos con fecha de vencimiento cercano, excedentes de producción, error de envasado, entre otros.

Muchas veces, estas donaciones que reciben no llegan a cubrir la necesidad nutricional y alimentaria en cuando a cantidad y a calidad de los beneficiarios. Debido a ello, desarrollaron campañas de recaudación de fondos para adquirir los alimentos que no logran conseguir mediante las donaciones.

Como todos sabemos y palpamos, la crisis en el país nos sigue afectando; y a pesar de esto, los productores agrícolas y ganaderos de la provincia y de la región, que sufren las inclemencias climáticas como las ultimas sequías, sumadas a las sociales, económicas y a las políticas agropecuarias erradas que se dan en el país desde hace muchos años, continúan demostrando que la solidaridad sigue siendo parte de su esencia y lo hacen por medio de organizaciones como la Fundación Banco de Alimentos.

Si esta organización solidaria continúa por el camino trazado por los precursores de esta obra, la colaboración del sector productivo tucumano y regional continuaran colaborando, por medio de esa destacada acción, que es donar alimentos para aquellas personas vulnerables que actualmente viven en nuestra provincia y región.

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