Rechaza de plano los cambios y pide una nueva oportunidad para los pibes. Claudia Cesaroni, abogada de la UBA, magíster en Criminología por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, docente, integrante del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC), y de la Red Argentina No Baja, se manifiesta abiertamente en contra del proyecto del Gobierno nacional de bajar la edad de punibilidad de los menores. Y da sus razones. Entre otras cosas advierte que sería mejor poner el dinero en recuperar a los chicos que en construir cárceles. Y afirma que hay que entender que ningún centro de detención rehabilita ni enseña a ser mejores. “La gente debe entender eso”, afirma. Este fue el diálogo con LA GACETA.
- ¿Cuál es su opinión sobre lo que comenzó a discutirse en el Congreso con el proyecto de bajar la edad de punibilidad a los 13 años?
- Primero, una precisión importante. Si bien el Gobierno lo presenta como proyecto de baja de edad de imputabilidad, lo correcto es hablar de edad de punibilidad o edad mínima de responsabilidad penal porque no se está hablando de imputar, de que un adolescente sea o no imputable, sino que sea punible es decir que se lo pueda someter a proceso penal y aplicarle una pena. Ahora plantean bajar a 13 años, y no parece haber ninguna lógica. Este proyecto es peor que la ley vigente firmada por (el dictador Jorge) Videla. La ley que tenemos actualmente es una ley de 1980 y hay que modificarla pero este proyecto de ley ha hecho una cosa que parece imposible que es proponer algo que es peor que una ley de plena dictadura. Se corrieron a la derecha de Videla. La ley del año 80 estableció una edad de 14 años pero pocos meses antes del retorno a la democracia en mayo de 1983 y cuando todavía estaba la dictadura se resolvió volver a instalarla en 16 años. La edad de punibilidad estaba vigente desde 1921 en 14 años desde la sanción del Código Penal. En el gobierno peronista en el año 54 se elevó a 16 años y estuvo así hasta el año 80 en que se sancionó este régimen penal de la minoridad ley 22 278 que hoy está vigente y se estableció la edad en 14 y poco antes del retorno democrático la propia dictadura la volvió a elevar a 16 y ahí quedó la edad hasta el presente. Segundo elemento de este proyecto que nos parece muy grave: los años de prisión, 20 años. Es un monto de pena absolutamente desproporcionado para un adolescente. Imaginen un chico de 13 años, 20 años preso. También establece que un juez lo puede internar sin límite de edad. Dos “pibitos” que se están peleando en la calle, o que se pelean en el recreo, no sé, o en un partido de fútbol, los puede internar. Es el retorno al patronato. Por ejemplo, en Tucumán hubo peleas en colegios. Bueno, todos esos chicos podrían estar presos ahora. La sociedad tendría que entender que la cárcel no es una cosa para aprender lo que es bueno. La cárcel no está para enseñar, para reeducar, es mentira eso, la cárcel está para castigar Entonces, habría que pensar, ¿no hay otra manera de sentarse con esos pibes, trabajar con ellos, pensar medidas de reparación?. Si alguno lastimó al otro, si alguno rompió un vidrio, hacer que vayan, no sé, a trabajar de fin de semana para reparar… Que no sea el castigo el encierro. Acá se está pensando en una ley que permitiría que tras una pelea en un recreo, puede haber lesiones levísimas, porque eso es un delito del Código Penal. Entonces va a haber un montón de pibes que van a terminar presos. Si un pibe de 15, tiene relaciones sexuales con una piba de 13 eso es un abuso agravado. Nos vamos a empezar a encontrar con niños recién salidos de la escuela primaria que van a estar alcanzados por el sistema penal. Y además no crean un sistema especializado de justicia para adolescentes. Los pueden mandar a la cárcel. A Villa Urquiza, en Tucumán, por ejemplo. Es un proyecto que nosotros repudiamos claramente
- ¿Cree que es factible que salga?
- Como la mayoría de los proyectos, lamentablemente, que presentaron los diputados son con baja a los 14 años, yo creo que el gobierno estaría dispuesto a negociar. Para nosotros la edad es innegociable. Ellos están buscando un efecto simbólico. En el proyecto se miente brutalmente porque da datos que no son ciertos. Por ejemplo, dice que ha aumentado estrepitosamente la delincuencia juvenil, y eso es una mentira. En todo el país hay 4.100 adolescentes, incluyendo los que ya tienen 18 años, que son más o menos la mitad de este total, pero que están con alguna medida, con una supervisión. En Tucumán hay 54 en total. ¿La provincia no puede ayudarlos? Margarita Stolbizer dice una cosa interesante: ¿por qué estamos discutiendo esto, cuando este mismo Congreso no discute la restitución del Fonid (Fondo Nacional de Incentivo Docente) para la educación, la movilidad jubilatoria, medidas de orden social, sabiendo que la mayoría de los pibes que se involucran en delitos, justamente se involucran en delitos por causas sociales? Yo no tengo dudas de que el fracaso en políticas sociales es colectivo y transversal, y desde hace años, no solo en eso, sino en no haber podido disminuir mucho más fuertemente los índices de pobreza. Pero creo que este gobierno ha profundizado todas esas falencias. El hambre desespera. Borra los límites de la persona. Si tienes hambre y pasas por una verdulería, ¿a quién le importa la pena que me van a poner? Entonces ¿dónde querés poner la plata? Gobernador, intendente, tenés poca plata. Tenés pocos recursos, ¿dónde querés poner esa plata? ¿En construir una cárcel nueva? ¿En buscar personal penitenciario para cuidar pibes? ¿O en una escuela técnica? ¿En un campito para que jueguen al fútbol? ¿Servicios de acompañamiento? ¿Trabajadoras sociales? ¿Psicólogas? El 99,9% de los presos tienen adicción a las drogas. ¿Y qué políticas de tratamiento hay? Ninguna. Entonces miran al eslabón más débil de esta cadena y agarran a ese pibe y lo muestran como un monstruo. Ese discurso es tan horrendo.
- Si no fuera esta la respuesta, esta cuestión punitiva, esta cuestión penal, ¿por dónde deberíamos ir para tratar de revertir todo esto?
- Tenemos que tratar de clarificar la información, digamos, numérica, cuantitativa, para dimensionar el problema. Nosotros no decimos que no hay que hacer nada frente a un pibe que comete algunos primeros delitos contra la propiedad o de los que sea. Lo que decimos es que frente a ese pibe lo que los Estados tienen que hacer es intervenir por fuera del sistema penal. Cada pibe es distinto. Hay pibes que no tienen nadie que los levante a la mañana para ir a la escuela. Eso lo tiene que construir la comunidad, el municipio. La escuela por ahí tendrá que revisar si son contenedoras de todos los pibes, por ahí hay necesidad de crear una escuela de artes y oficios, donde algunos pibes a los que les cuesta mucho la escuela común, digamos, puedan sentirse más atraídos para seguir ahí. Otros abordajes tendrán que ver con lo que decíamos recién de la adicción, con salud pública. Con otros pibes habrá que hacer acompañamientos comunitarios, a través de clubes de barrio, de las parroquias. Hay que explicarle a la gente que los pibes no nacen malos, ni chorros, ni delincuentes. Que un pibe de 13 años, que en lugar de estar calentito en la casa, o mirando la tele, o jugando a la play, o yendo a jugar a la pelota, o a un taller, de lo que sea, está en la calle con un fierro a las 3 de la mañana, que ese pibe no llegó ahí por propia decisión. Hay que sacarlo de ahí, no encerrarlo. Por eso yo no discuto con la víctima. Estoy en contra de esas políticas, no de su dolor. Con el dolor de la víctima no se discute. Ahora, también me parece que habría que ver que acá estos pibes, muchos de estos pibes, son víctimas también. Son el eslabón más débil en todo caso de una cadena de delito donde a veces son utilizados. Y cuando me dicen, ojalá te pase a vos. Bueno, a mi me robaron, me tiraron al piso, me lastimaron. Y un montón de gente me dijo “jodete”. Yo digo, bueno, miren, yo sigo pensando lo mismo que pensaba y estoy acá lastimada sin mi mochila, sin mi documento y sigo pensando lo mismo. Y eran “pibitos”. No quiero que a esos pibes los revienten a palos, no quiero que los instalen en cárceles. Hay muchas otras cosas que hacer.
Postura definida: charla con jueces y funcionarios
Claudia Cesaroni estuvo como invitada el miércoles en el ciclo que organiza la Asociación de Magistrados y la Función Judicial de Tucumán, donde fue presentada de manera virtual por su presidenta, la camarista Marcela Ruiz, y por el juez de Monteros Mario Velazquez. Allí la abogada desarrolló ante funcionarios y magistrados judiciales vía online su postura ante el proyecto de ley que impulsa el gobierno otra la baja de edad de puntualidad de los menores. Este ciclo se puede seguir todas las semanas por el canal de YouTube de la Asociación con temas judiciales de actualidad.
Algunas cifras de Unicef para Argentina
- Siete de cada 10 niños viven en la pobreza.
- De 100 niños que ingresan al secundario, egresan 16.
- De 10 que entran a la primaria, solo cuatro egresan.
- 8,6 millones de niños no tienen los derechos respetados: viven por debajo del índice de la pobreza.