El vandalismo con las señales viales

El vandalismo con las señales viales

20 Agosto 2024

Hay un hecho que se da cada vez con más frecuencia, pero que aún pasa algo inadvertido. Sin embargo, sus consecuencias pueden impactar negativamente en distintas actividades que son importantes para la economía provincial, como el turismo y el comercio. Se trata de la decisión cada vez más habitual de viajeros y transportistas de evitar Tucumán ¿Cómo lo hacen? Eligiendo caminos que no recorran nuestra provincia o que lo hagan por tramos cortos, como la ruta 34.

Quienes toman esta decisión suelen ser conductores que deben transitar desde el norte hacia el centro del país o viceversa. Por ejemplo, un camionero que debe unir Córdoba con Salta. O un turista que va desde Jujuy hasta Buenos Aires. Las razones pueden ser varias, pero hay dos que se imponen sobre el resto: 1- El tránsito intenso y, en consecuencia, más lento que genera una provincia pequeña con alta densidad de población y prácticamente sin autopistas. 2- La falta de señalización, que suma una complejidad más a la ya complicada circulación vehicular tucumana. En este espacio nos vamos a ocupar de este último punto.

El robo y la vandalización de las señales viales en el interior ha constituido un problema desde hace años. Se vuelve especialmente notorio en las rutas provinciales, aunque las nacionales no están libres de estos hechos. De acuerdo con lo que indican las autoridades de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) y de la Policía, la zona más afectada es el este tucumano. “Los robos y daños se registran fundamentalmente en los tiempos de zafra. El sector más atacado, según el informe diario que realiza nuestra institución, es el este de la provincia”, había advertido hace algunas semanas el titular de la DPV, Marcelo Nazur, durante una entrevista realizada en LGPlay.

La desaparición de una señal vial puede acarrear distintas consecuencias. Las más graves están directamente relacionadas con la seguridad de los viajeros, ya que una de sus funciones es la de advertir sobre cruces, curvas, desvíos y otras particularidades del camino. Es decir, estos hechos no sólo acarrean un costo para el Estado -que debe reponer los carteles robados- e incomodidades para los conductores que se pierden o no encuentran el camino correcto, sino que también pueden generar accidentes fatales.

Hace pocas semanas se anunció que la DPV presentaría una serie de dispositivos digitales para colocar en los carteles para poder rastrearlos, en caso de que fuesen robados, con el objetivo de disuadir a quienes quieran hacer algún daño, poder rastrear las señales, si desaparecen, y demandar penalmente a aquellos que las tengan. Pero en los últimos días se anunció que este proyecto había sido dejado de lado por una propuesta menos onerosa de carteles hechos con material reciclado, no metálico, aparentemente sin interés para quienes roban estos elementos con el objetivo de venderlos.

La noticia, en concreto, parece retrotraer el problema a foja cero, si bien es de esperar que esta idea de disuadir a los que roban carteles quitándoles valor al confeccionarlos de otro material  pueda dar buenos resultados. Pero es importante hacer notar que sigue en pie la necesidad de buscar soluciones integrales para el problema de la falta de señales en las rutas, que caracteriza a nuestra provincia.

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