Las emociones de un intenso partido de 80 minutos se resumieron en 1’ 30”. Ese corto período de tiempo fue igual de intenso que los dos tiempos reglamentarios de la semifinal del Regional del NOA entre Tucumán Rugby y Universitario. Primero, el partido quedó empatado 26-26, después lo ganó el “Verdinegro” 31-26, en la muerte súbita.
“Sale de una jugada nuestra. Identificamos que eran menos ellos y la tiramos. Mis compañeros son una locura y hacen que algo así sea posible”, destacó Nicolás Calleri. Él fue quien apoyó el try de la victoria. “Me tocó a mi hacerlo, pero la figura fue el equipo, todos. Acá no hay estrellas”, remarcó el número 11 “verdinegro”.
Él parecía famoso cuando terminó el partido en la cancha de Tucumán Rugby. Fue el más saludado y le costó varios minutos salir del sector izquierdo del ingoal de “Uni”, punto en el que terminó apoyando la ovalada, luego de correr lo más rápido que pudo. Lo perseguían todos: los de su equipo para solventar el ataque, los rivales para bajarlo como sea. Ni uno, ni otro, Calleri se fue y se fue.
Mostró el convencimiento que transmitió Hernán Macome, DT “verdinegro”, antes de empezar los 15 minutos de la muerte súbita. La clave para él era resolver el juego antes de los dos minutos. “Es importante quién saca y quién recibe. Nos tocó salir, programamos cómo debía ser la salida y se dio. Para mí, en la muerte súbita, eso es lo fundamental sino después pasa que se juegan los 15 minutos y no se desempata. Si no lo hacés ahí, después se complica mucho; el partido queda en mitad de cancha”, detalló Macome. Por el sorteo inicial, la salida le correspondía a Tucumán Rugby.
Antes de eso, el primer tiempo fue parejo. El local hizo gala de una férrea defensa. Por eso fue que a Universitario le costaba mucho dar la estocada final de las proyecciones abiertas que lo hacía avanzar más que Tucumán Rugby. En la primera parte se vulneraron una vez cada uno: Tomas Vanni, por el lado de las “Serpientes” y Nicolás Macome para el “Verdinegro”. Por apenas tres puntos, Tucumán Rugby se fue adelante al descanso.
En el segundo tiempo “Uni”, como en el primero, comenzó mejor; con ganas de seguir imponiendo el juego. Mientras tanto el local seguía siendo fuerte defensivamente y no podía destacarse en el ataque. Eso cambió con el ingreso de Santiago Paz Posse. El medio scrum armó mucho más el juego “verdinegro”. El try que logró apoyar a los siete minutos de haber entrado a la cancha destrabó el juego para el local. Los roles no se invirtieron, pero sí se equilibraron.
El local empezó a herir atacando y no aguantando, como lo venía haciendo. “Uni” dejó de tener ideas claras. Por eso, cuando todo estaba igualado y no era tan fácil trasladar la pelota, apeló más al pie de Marcos Villagra que puso adelante a su equipo 26-23 faltando ocho minutos. Parecía que la victoria se iba para el serpentario, pero, con el tiempo cumplido, llegó una amarilla para Villagra y un penal.
La sanción fue lejos del ingoal y hacia el sector derecho del campo de juego. Deliberación de por medio, la decisión fue pegar hacia la hache antes que pedir un scrum. El silencio de tumba se escuchaba en la cancha y acompañó la patada de Tomas Witte. El pateador designado, que no había comenzado muy fino ya que erró dos penales al comienzo del partido, no tenía una misión fácil de cumplir. “Era justo la última para empatar. Los chicos me dieron más confianza de la que yo tenía”, reconoció. La trayectoria de la ovalada tuvo un particular rumbo que hizo sostener la respiración: la pelota parecía irse por el poste izquierdo, pero finalmente cambió de dirección. “Sí, hace una comba. No se si lo entreno, pero de ese costado, con pie cruzado, sale así”, comentó Witte.
El partido estaba empatado y todo se definía en la muerte súbita. Penal o try, el primero que anotaba un punto se quedaba con el pasaje a la semifinal donde ya estaba Tucumán Lawn Tennis .
El que pegó primero fue el “Verdinegro” que salió con la ovalada y no dudó. Si alguien no sabía que el partido era por una instancia semifinal, podría haber jurado que Tucumán Rugby había ganado algún título. El clima de final generado por el público seguidor del rugby estuvo desde el primer minuto. Cuando el juego terminó, hubo invasión de los simpatizantes al campo de juego, lágrimas de desahogo de varios jugadores y del cuerpo técnico. “No es un campeonato, pero vamos construyendo día a día, paso a paso, algo importante”, fue cauteloso Calleri.
“Ni idea como terminó la otra semifinal”, reconoció. El tryman sabía que Tucumán Lawn Tennis sería el rival en la final, pero desconocía que el desarrollo del juego había sido mucho más simple para el otro finalista. Aunque luego de semejante triunfo la vitalidad de cualquier equipo crece, Calleri sigue en la línea de la cautela. “Es un buen equipo. Gane por mucho o poco, es una final y, por lo tanto, un partido aparte para lo dos”, anticipó poniendo casi en cero cualquier vestigio energético que puedan haber dejado cualquiera de los partidos.