Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

El recorrido se inicia en 1862, con la primera de las presidencias ajustadas a la Constitución nacional, y llega hasta hoy, sin contemplar a las esposas de los dictadores. Detrás de cada una de estas mujeres hay mucho para contar y para conocer.

Fabiola Yáñez y Alberto Fernández. Fabiola Yáñez y Alberto Fernández.

Dos preguntas para comenzar

1 - ¿De dónde viene lo de “primera dama”?

Hay que remontarse a los albores del siglo XIX, cuando se estrenó en Estados Unidos una obra de teatro llamada “La primera dama de la tierra”. Homenajeaba a Dolley Payne, esposa del presidente James Madison. Más de 50 años después, en 1877, una periodista del diario The Independent, Mary C. Ames, rescató aquel título para referirse a Lucy Webb, esposa de otro mandatario: Rutherford Hayes.

2- ¿Cuándo empezó a emplearse en la Argentina?

En una necrológica publicada por La Tribuna el 3 de abril de 1940. Había fallecido María Luisa Iribarne, esposa del presidente Roberto M. Ortiz, y el diario la llamó “primera dama”.

Un club con 26 integrantes

1862-1868: Delfina María Luisa de Vedia Pérez, esposa de Bartolomé Mitre

“Hace 30 años que estamos casados y volvería a hacerlo; es lo mejor que hice”, le escribía Bartolomé a Delfina en 1871. Se habían conocido en Montevideo, bastión de los exiliados del rosismo, y allí contrajeron matrimonio el 11 de enero de 1841. Una unión que duró más de cuatro décadas, ya que Delfina falleció en 1882. En el “diario íntimo” que ella llevaba y en la abundante correspondencia que mantuvieron quedó reflejado el carácter amable y reflexivo -no exento de humor- de Delfina, quien solía agasajar a Sarmiento con una mazamorra “única en Buenos Aires”. Porque esa fue una fortaleza de Delfina Mitre: su capacidad para mantener la armonía en el hogar mientras su marido conducía los destinos del país.

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

1868-1874: sin primera dama, presidencia de Domingo Faustino Sarmiento

No podía esperarse otra cosa del “Cuyano alborotador”, personaje disruptivo si los hubo en tiempos de la construcción del Estado nacional. Sarmiento se había separado de su esposa Benita Martínez Pastoriza en 1860, cuando era un secreto a voces el affaire que el sanjuanino mantenía con Aurelia Vélez. La propia Aurelia, poseedora de un agudo olfato político, oficiaba de primera dama en la intimidad, y las sobrinas de Sarmiento se ocupaban de algunas funciones protocolares. Era un escándalo que los opositores explotaban, pero Sarmiento, fiel a su estilo, siguió con lo suyo. Benita murió en 1890 y Aurelia mucho después, en 1920.

1874-1880: Carmen Nóbrega Miguens, esposa de Nicolás Avellaneda

“Una dama verdaderamente modesta y con profundo desagrado hacia la ostentación”. Así definió el historiador Carlos Páez de la Torre (h) a la esposa del mandatario tucumano. Hija de un portugués, se había casado con Avellaneda en 1861, en la porteña iglesia de San Ignacio, y de allí el matrimonio partió a vivir en el caserón de los Nóbrega, en la calle Moreno. Carmen, una católica devota, inauguró el ciclo de las primeras damas volcadas a las acciones benéficas, al punto de ser distinguida por el papa León XIII. Tras enviudar en 1885 falleció a los 62 años, en 1899.

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

1880-1886: Clara Dolores Funes Díaz, esposa de Julio Argentino Roca

La vida del tucumano cambió en Córdoba, mientras cumplía su destino militar como “oficial de fronteras”. Allí conoció a Clara Funes, el amor de su vida, con quien se casó el 22 de agosto de 1872. Dedicada a la vida hogareña, en especial a la crianza de sus seis hijos -cinco mujeres y el futuro vicepresidente “Julito” Roca- se la recuerda por su bajo perfil y por sus contadas apariciones protocolares. Murió muy joven, a los 41 años, el 2 de mayo de 1890, víctima de un cáncer.

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

1886-1890: Elisa Funes Díaz, esposa de Miguel Juárez Celman

Era hermana de Clara, la esposa de Roca; por ende, su marido era concuñado del tucumano. La historia apunta a Juárez Celman como un presidente sin juego propio, puesto “a dedo” por Roca, y protagonista de una gestión con pésimo final, ya que renunció dos años antes de concluir el mandato. Pero muy distinto era el perfil de la cordobesa Elisa, quien actuaba activamente en beneficencia -fue determinante en la fundación de la Cruz Roja- y expresaba públicamente que las mujeres debían contar con roles activos en los espacios institucionales. Ella murió en 1933, a los 80 años.

1890-1892: Carolina Lagos García, esposa de Carlos Pellegrini

“Fueron muy compañeros y no tuvieron hijos. Ella lo acompañaba en todos sus viajes y lo esperaba con cara severa cuando él volvía de sus salidas nocturnas”, destaca la historiadora María Sáenz Quesada. Carolina había conocido al “Piloto de Tormentas” cuando tenía 19 años. Se lucía por su calidez en las recepciones oficiales y por su permanente labor social, ya que fue dos veces presidenta de la Sociedad de Beneficencia porteña. Enviudó en 1906 y falleció en Buenos Aires en 1925.

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

1892-1895: Cipriana Lahitte Bonavía, esposa de Luis Sáenz Peña

Se trataba de una primera dama extranjera, ya que había nacido en Montevideo en 1829. La particularidad es que fue esposa y madre presidencial, ya que su hijo Roque asumiría la magistratura en 1910 y ella estuvo allí para acompañarlo. Cipriana sólo fue primera dama durante tres años, ya que una crisis política motivó la renuncia de Luis Sáenz Peña a la presidencia a la mitad del mandato. Ella murió en 1916, a los 86 años.

1895-1898: Leonor Hermenegilda Tezanos Pinto Segovia, esposa de José Evaristo Uriburu

El salteño era vicepresidente de Luis Sáenz Peña y asumió tras la renuncia del mandatario. Se había casado en 1857 con su prima hermana Juana Uriburu y tuvieron cinco hijos, pero enviudó en 1871 y en segundas nupcias contrajo enlace con Leonor, que había nacido en Perú y era descendiente de una familia tradicional y acaudalada. De la primera dama se recuerdan su belleza, la exquisitez de sus modales -lo que la hacía brillar en actos oficiales- y su devoción religiosa. Murió en 1916, a los 66 años.

1898-1904: sin primera dama, segunda presidencia de Julio Argentino Roca

Viudo de Clara Funes, el tucumano no volvió a casarse. En los actos protocolares apelaba a distintas compañías familiares y profesionales.

1904-1906: Susana Rodríguez Viana, esposa de Manuel Quintana

La presidencia de Quintana fue brevísima, sólo duró 17 meses. Cuando asumió ya estaba mal de salud y empeoró velozmente. Susana -íntima amiga de Carolina Lagos, la viuda de Carlos Pellegrini- se dedicó a acompañarlo, resignando protagonismo en la vida pública. El Presidente murió el 12 de marzo de 1906 y ella lo sobrevivió hasta 1930, cuando falleció a los 86 años.

1906-1910: Josefa Julia Bouquet Roldán, esposa de José Figueroa Alcorta

En Bell Ville, localidad cordobesa de la que Julia Bouquet Roldán era oriunda, se la recuerda por sus gestiones para mejorar la calidad de vida del pueblo: gestionó la instalación del Juzgado Federal, de la Escuela Normal, del Hospital Regional y de una planta potabilizadora de agua. Se había casado con Figueroa Alcorta en 1888 y falleció en 1941, a los 77 años.

1910-1914: Rosa Isidora González Delgado, esposa de Roque Sáenz Peña

La función pública formaba parte de la vida de Rosa desde niña, ya que era hija del político mendocino Lucas González. Se casó con Sáenz Peña en 1887, por lo que antes de ser primer dama fue nuera de un Presidente: Luis Sáenz Peña. La particularidad del matrimonio es que decidieron vivir en la Casa Rosada. “Ella acondicionó un Jardín de Invierno y toda la actividad protocolar se desarrolló allí. Como en Estados Unidos con la Casa Blanca; Rosa vivió y ejerció su rol en el mismo lugar”, destaca el historiador Daniel Balmaceda. Sáenz Peña murió en el ejercicio del cargo en 1914; ella falleció en 1948, a los 89 años.  

1914-1916: sin primera dama, presidencia de Victorino de la Plaza

Fallecido Roque Sáenz Peña, completó el período su vice. De la Plaza era viudo -su esposa Epifanía Belvis Castellanos había muerto en 1875-, pero todos sabían de la relación sentimental que mantenía con su ama de llaves, la escocesa Emily Henry. Incluso tuvieron un hijo, Victoriano, a quien el Presidente no reconoció ni consideró en su testamento.

1916-1922 // 1928-1930: sin primera dama, presidencias de Hipólito Yrigoyen

Mucho han escrito los biógrafos de Yrigoyen sobre su vida privada. Dos cosas son incuestionables: nunca se casó y tuvo hijos naturales. La mayor de esta descendencia, Elena, cumplía roles sociales, para escándalo de los opositores al primer presidente radical.

1922-1928: Regina Pacini, esposa de Marcelo T. de Alvear

La alta sociedad porteña sufrió un sacudón cuando uno de los suyos, como era Alvear, se casó con una figura del mundo del espectáculo. Regina era una soprano lírica portuguesa de arrolladora personalidad y con ese altísimo perfil rompió el molde de las primeras damas que la precedieron. Se había casado con Alvear en 1907, en el apogeo de su carrera. Brilló en el ámbito de la beneficencia: recibió la Legión de Honor del Gobierno francés por sus aportes durante la Primera Guerra Mundial y contribuyó en nuestro país a la creación de la Casa del Teatro. Murió en 1965, a los 94 años.

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

1932-1938: Ana Bernal, esposa de Agustín P. Justo

Ana Bernal encarnó el modelo de la “primera dama benefactora”. Según Sáenz Quesada, “tenía tanto entusiasmo que solía pararse en la puerta del hipódromo con una alcancía para recaudar fondos para los niños necesitados”. Falleció en 1942, a los 66 años.

1938-1942: María Luisa Iribarne Daubert, esposa de Roberto M. Ortiz

Una de las historias más tristes de este registro. María Luisa Iribarne y Roberto Ortiz, casados en 1912, conformaron un matrimonio sólido, reconocido por el cariño que se prodigaban. El día de la asunción de su marido, el 20 de febrero de 1938, ella hizo algo inédito: pronunció un discurso “para todas las mujeres argentinas”. Falleció en 1940, a los 52 años, lo que afectó física y emocionalmente a su marido en pleno ejercicio de la presidencia. Poco después murió Ortiz, antes de terminar su mandato.

1942-1943: María Delia Luzuriaga Chaves, esposa de Ramón Castillo

La del catamarqueño fue una presidencia breve, ya que asumió para completar el mandato de Ortiz y fue derrocado al año siguiente por un golpe de Estado. Con María Delia Luzuriaga, Castillo se casó en Buenos Aires en 1903 y tuvieron seis hijos. A la crianza de ellos se dedicó la primera dama, fallecida en 1955, a los 74 años.

1946-1952: María Eva Duarte, esposa de Juan Domingo Perón // 1952-1955: sin primera dama, segunda presidencia de Perón

Claramente, la más conocida e influyente de las primeras damas argentinas. Es, por consiguiente, una de las figuras del siglo XX más investigadas e interpretadas por los estudios históricos. Perón era viudo de Aurelia Tizón cuando conoció a Evita, con quien se casó el 22 de octubre de 1945. Hasta su prematura muerte en 1952, a los 33 años, Evita fue motor político y sostén social del peronismo. La enfermedad la privó de acceder a la vicepresidencia para el segundo mandato de su marido, que gobernó hasta el golpe de 1955 sin la compañía de una primera dama.

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1958-1962: Elena Faggionatto, esposa de Arturo Frondizi

Ella era hija de inmigrantes italianos; él, un joven militante radical que había vivido en la piel el fin del yrigoyenismo. Se casaron en 1933 y formaron una sólida pareja, que alimentaba su relación en “La Elenita”, casa de verano que construyeron en Ostende. Elena era la más cercana colaboradora del Presidente, oficiaba de consejera y escribían juntos los discursos. Fue una primera dama de neto corte político. Murió en 1991, a los 83 años.

1963-1966: Silvia Martorell, esposa de Arturo Illia

El Presidente era médico y su mujer -a quien llamaban “La Chunga”-, pintora y artista. También una fina lectora de los tiempos políticos, a partir de su militancia en la UCR. Se habían casado el 15 de febrero de 1939 y tuvieron tres hijos. Al igual que Elena con Frondizi, Silvia colaboró con la carrera de su esposo oficiando de consejera. Ella enfermó de cáncer mientras Illia era Presidente y falleció poco después del golpe de Estado que lo derrocó, en septiembre de 1966. Tenía 51 años.

1973: María Georgina Acevedo, esposa de Héctor Cámpora

La presidencia de su marido duró pocas semanas y “Nené” no tuvo tiempo de desplegar su perfil de primera dama. Se habían casado en 1937. Ella falleció en 1994, a los 76 años.

1973-1974: María Estela Martínez, esposa de Juan Domingo Perón

Un personaje que la historia contemporánea no deja de recorrer y de enfocar desde diversos ángulos. A fin de cuentas sigue viva: tiene 93 años y reside en Madrid, dueña de silencios y de secretos sobre una etapa clave del devenir nacional. Le tocó ser primera dama y luego Presidenta de un país azotado por la violencia política y la crisis económica. Se la recuerda por su fragilidad física y por la influencia que el entorno ejercía sobre ella, elegida por Perón como su sucesora en un momento que requería otra clase de liderazgo. El golpe del 24 de marzo de 1976 fue el fin de su vida política.

1983-1989: María Lorenza Barreneche, esposa de Raúl Alfonsín

Se conocieron en un carnaval, en Chascomús, y se casaron en 1949. Ella se mantuvo alejada de la política, un mundo en el que no se sentía cómoda, y prefirió dedicarse al frente familiar y a la crianza de sus seis hijos. Acompañó a Alfonsín desde un bajo perfil en los actos protocolares y rara vez se la escuchaba hablar en público. El rol de consejera política del Presidente lo cumplió su secretaria, Mercedes Ronco. Lorenza murió en 2016, a los 89 años.

1989-1991: Zulema Yoma esposa de Carlos Menem // 1991-1999: sin primera dama, presidencias de Menem

El mayor escándalo generado en torno a una primera dama involucraba al matrimonio Menem-Yoma. Se habían casado en 1966, pero se sabe que al asumir el riojano la presidencia ya estaban separados. El problema es que, por protocolo, ella aceptó mantener las formas, pero la situación no daba para más en 1991 y ella se atrincheró en la quinta de Olivos, mientras el Presidente dormía cama afuera. Finalmente, Menem firmó un decreto y la desalojaron por la fuerza. Terminaron divorciándose en 1995 y el rol de primera dama lo ejerció Zulemita, hija del mandatario.

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1999-2001: Inés Pertiné, esposa de Fernando de la Rúa

Un caso muy similar al de Lorenza Barreneche, ya que la primera dama -hija de un militar- se ajustó al protocolo y al perfil bajo, sin involucrarse en una situación política que a su marido se le fue de las manos y lo obligó a renunciar en diciembre de 2001. Se habían casado en 1970 y tuvieron tres hijos.

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

2001-2003: Hilda González, esposa de Eduardo Duhalde

Durante la breve gestión de su esposo, “Chiche” lo acompañó como una fuerte constructora de poder político en la provincia de Buenos Aires. Antes y después, la primera dama ocupó distintos cargos, siempre dentro de la estructura del peronismo. Se habían casado en 1971 y tienen cinco hijos.

2003-2007: Cristina Fernández, esposa de Néstor Kirchner

La transición de primera dama a Presidenta de la Nación quedó clara una vez que el proyecto del matrimonio se consolidó. Se habían casado el 9 de mayo de 1975 y la carrera política de ambos corrió a la par dentro del peronismo. Mientras Néstor ejercía la gobernación de Santa Cruz ella ocupaba una banca en el Congreso, por lo que el perfil de Cristina en el período 03-07, más que el de primera dama, fue el de espada del Gobierno y compañera de ruta de su marido.

2015-2019: Juliana Awada, esposa de Mauricio Macri

La segunda esposa de Macri sobresalió por un perfil diferente: el de “primera dama empresaria”, a partir de su experiencia en el ámbito del comercio y la industria textil. Eso no le quitó tiempo ni brillo a su rol protocolar, con el que acompañó a su esposo. Ofició además de anfitriona de importantes personalidades. En ese rol recibió la distinción del Caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Con Macri se casó el 16 de noviembre de 2010 y tienen una hija.

Primeras damas: dueñas de los grandes secretos y protagonistas en el juego del poder

2019-2023: Fabiola Yáñez, pareja de Alberto Fernández

Es el centro de la atención noticiosa por estos días. Un dato llama la atención: Fabiola es la primera mujer que fue madre mientras ejercía como primera dama.

2023-hoy: sin primera dama, presidencia de Javier Milei

El Presidente inició una relación con la actriz Amalia “Yuyito” González, pero el rol de primera dama lo ejerce su hermana, Karina Milei.

bonus track

Néstor Kirchner se definió como “primer caballero” y así acompañó a su esposa Cristina desde 2007, hasta que la muerte lo sorprendió el 27 de octubre de 2010.

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