Estamos en Tucumán, aproximadamente en la década del 40 de este siglo. Martes 11 AM.
Eva, a sus 36 años vive sola en un monoambiente muy bien equipado. No está en su trabajo, ya que no tiene trabajo (ni lo necesita). Cierra los ojos y su implante neuronal la conecta al metaverso. Sus sentidos se pierden de nuestra realidad y se conectan en la nueva “Matrix”, una evolución de las redes sociales actuales.
En el metaverso, ella es "Zoe", que significa "vida" en griego, y en ciertos contextos filosóficos se puede interpretar como "la otra vida" o "la otra existencia". Es una identidad alternativa donde puede explorar facetas de sí misma que permanecen ocultas en su vida "real". Allí, se reúne con sus “amigos”, compartiendo risas y aventuras que contrastan con la tranquila soledad de su existencia cotidiana.
En este hipotético mundo, el trabajo tal como lo conocemos casi ha desaparecido, reemplazado por una Inteligencia Artificial General (AGI) infinitamente más capaz. La AGI, a diferencia de la IA actual que se especializa en tareas específicas, es capaz de comprender, aprender y realizar cualquier tarea intelectual y manual que un ser humano pueda hacer, e incluso superarnos en todas ellas.
La Renta Básica Universal, RBU o, UBI del inglés Universal Basic Income, garantiza a todos una vida “digna, liberando a la humanidad para perseguir sus pasiones”.
Sin embargo, Eva, a pesar de tener todo lo que necesita, siente un vacío. Se pregunta cuál es su propósito en este mundo donde las máquinas lo hacen todo mejor. No es la única. La depresión y la ansiedad se han convertido en epidemias silenciosas en esta era de abundancia.
El Sentido de la vida en un mundo automatizado
La escena que acabamos de describir puede parecer ciencia ficción, pero para muchos, es un futuro inevitable. Ray Kurzweil, uno de los principales defensores de la Singularidad, predice que la AGI superará la inteligencia humana en las próximas décadas. Incluso en los próximos años, todo está acelerándose tan rápido que es imposible acertar una fecha. Esta "explosión de inteligencia" transformará radicalmente nuestra sociedad, creando una "Humanidad Aumentada" donde la biología y la tecnología se fusionarán.
Yuval Harari, autor de "Sapiens", advierte que esta transición no será fácil. La automatización masiva podría llevar al desempleo generalizado y a una crisis de identidad. Si no nos preparamos, podríamos enfrentarnos a un futuro distópico donde una élite tecnocrática controla a una masa de humanos "inútiles".
El ingreso básico universal se menciona cada vez más como una posible solución a este desafío. Al garantizar un ingreso mínimo a todos, el UBI podría liberar a la humanidad de la "necesidad" de trabajar, permitiéndonos explorar nuestro potencial creativo y espiritual.
UBI y Maslow
Abraham Maslow, un influyente psicólogo humanista, propuso una teoría sobre la motivación humana conocida como la "pirámide de Maslow". Esta pirámide organiza las necesidades humanas en cinco niveles jerárquicos, desde las más básicas hasta las más elevadas: fisiológicas, seguridad, amor y pertenencia, estima y autorrealización. Según Maslow, las necesidades de un nivel inferior deben ser satisfechas antes de que las de un nivel superior puedan motivar el comportamiento humano.
El Ingreso Básico Universal tiene el potencial de impactar directamente en los dos primeros niveles. Al proporcionar un ingreso garantizado, el UBI cubriría las necesidades fisiológicas básicas, como alimento, vivienda y vestimenta, asegurando la supervivencia física. Además, al eliminar la incertidumbre económica, el UBI brindaría una sensación de seguridad y estabilidad, permitiendo a las personas sentirse protegidas y libres del miedo a la pobreza.
Sin embargo, aunque el UBI puede sentar las bases para el bienestar, no garantiza automáticamente la satisfacción de las necesidades superiores de la pirámide. El amor, la pertenencia, la estima y la autorrealización dependen de factores más complejos, como las relaciones interpersonales, el reconocimiento social y el desarrollo personal. Eva o Zoe, la protagonista de nuestra historia, tiene todo lo que necesita pero no es todo lo que quiere ser.
UBI: ¿Es posible?
Sin embargo, el UBI también plantea preguntas incómodas. ¿Cómo financiaremos un sistema así? ¿Qué impacto tendrá en la motivación y el sentido del propósito? ¿Nos llevará a una sociedad hedonista y apática?
Quizás el mayor desafío de esta nuera era sea encontrar un nuevo sentido en un mundo donde las máquinas nos superan en casi todo. Como siente Eva en nuestra historia, la abundancia material no garantiza la felicidad. El ser humano necesita sentirse útil, tener un propósito que trascienda su propia existencia.
En este contexto, el humanismo cobra una nueva relevancia. Volver a conectar con nuestros valores fundamentales, cultivar la empatía y la compasión, y buscar un significado más allá del consumismo y la productividad podrían ser las claves para navegar esta transición.
No podemos predecir el futuro con certeza, pero podemos moldearlo. La Era de la Humanidad Aumentada nos presenta una oportunidad única para redefinir lo que significa ser humano.
La tecnología no es ni buena ni mala, es una herramienta. Depende de nosotros utilizarla sabiamente, para crear un futuro donde todos podamos prosperar, tanto material como espiritualmente. No será fácil, pero como dijo Viktor Frankl, "El hombre en busca de sentido" es la esencia de lo que nos hace humanos.
La Singularidad se acerca, y con ella, la posibilidad de una Humanidad Aumentada. ¿Seremos nosotros la próxima “Eva”? ¿Qué sentido tendrán nuestras vidas si las máquinas pueden hacer todo el trabajo? ¿Cuál será el nuevo significado de trabajar y su sentido? Estamos a tiempo de prepararnos para un cambio tan profundo que no tenemos ni idea de cómo será.
Federico Lix Klett, Fundador de FALK Impellers y FALK Advertising Matters. Es consultor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.