Cuando un ciclista de montaña completa el Trasmontaña suele decirse que se recibió de biker. Los que protagonizaron el día en la Expo Bici fueron los más pequeños que todavía están lejos de presentarse a rendir el examen que el domingo tendrán más de 2.750 deportistas.
Los jóvenes bikers que correrán el Trasmontaña Kids deben aprender antes para internarse en los exigentes senderos de la competencia. “El año pasado ya lo corrió con la camicleta”, contó Griselda Garzón. Matías Saravia, su hijo, se acercó para que su mamá le abrochara el casco con forma de dinosaurio. El biker andaba en una bicicleta, no en la “cami” como suele apuntarse al rodado sin pedales. “Una nena le prestó la bicicleta, subió y empezó a andar. No hizo falta ponerle rueditas... nada de eso”, decía orgullosa la mamá después de ajustarle el casco al alumno del Instituto Pellegrini. Si el pequeño que va a la salita de cinco años logró esa destreza sin tener que poner el accesorio para el aprendizaje, es porque la camicleta cumplió con su razón de ser: fue creada para tener equilibrio y coordinación desde una edad temprana empujando la “cami” con los pies. Algo que muchos de los miles de competidores que el domingo desafiarán las montañas no tuvieron al comenzar el deporte.
Con el ejemplo de Matías queda claro que la transición de la camicleta a la bicicleta es mucho más simple. Esa facilidad en la vía de aprendizaje, es la que intenta generar Noelia Rodríguez.
Se podría decir que la corredora tiene un doctorado por haber completado 11 Trasmontañas. “Todo es recreativo. Queremos impulsar a los niños. Habrá un circuito de tres colores: amarillo, rojo y azul. El niño puede vivenciar sin compromisos, sin tensión. Si bien es en formato de competencia, es participativo”, remarcó Rodríguez. Junto a Mirtha Anahí Salórzano, desde hace un par de años, crearon la Copa Tucumana Kids. Más que competir, el objetivo del certamen es generar las destrezas finas en los pequeños deportistas. Una muestra de ello es lo que habrá durante la mañana de sábado, entre las 11 y las 12.45.
Los nenes y nenas de un año y ocho meses hasta los 14 correrán en un trazado ubicado fuera del predio “Distrito”, donde está la exposición. Hoy se robaron varias miradas, en el otro circuito diagramado en el interior del lugar. “Pueden preguntarse en qué momento, cuando van por la senda, uno agarra una pelotita”, reconoció Solórzano. La instructora clarifica inmediatamente. “En la senda hay una raíz, piedra, lo que sea. Hay que esquivar cosas. Hay que tirar el cuerpo para un lado. Con el ejercicio ya están trabajando el movimiento del cuerpo de forma lateral. Es un ejercicio de motricidad fina que tendrá resultados en la motricidad gruesa que emplearán cuando estén en la senda. Moverse de izquierda a derecha, tomar elementos y volverlos a poner”, describió Solórzano mientras un nene practicaba en el circuito con obstáculos. Sobre dos conos, separados por varios metros, en el primero descansaba una pelota de tenis. Con mucho cuidado, el biker la sacaba, en lo posible sin frenar, para llevarla hacia el otro cono.
Es habitual encontrarse con un ímpetu de competencia, más que nada, entre los padres. Que presionen el freno, es la recomendación de las especialistas cuando se encuentran con la situación. “Hay papás que quieren que corran el Trasmontaña a los ocho o nueve años. Hay una razón por la que no pueden correr: es fisiológica. La resistencia no la pueden trabajar antes de los ocho años”, aseguró Solórzano.
Mientras los pequeños pasaban los obstáculos y se levantaban las veces que caían, a pocos metros estaba Agustina Apaza. Otra, que como Rodríguez, tiene título de Doctora del Trasmontaña. “Me preocupa bastante”, reconoce la jujeña. A la par su pareja de vida y de competencia, César Lettoli, asiente la opinión. No tienen registro de cuántas veces corrieron y ganaron juntos. Contabilizar la cantidad de competencias que suman entre los dos, es igual de complicado. Si ellos perciben una situación preocupante en el desarrollo del mountain bike en alto rendimiento, es porque estuvieron en competencias nacionales e internacionales. “Lo he visto en las carreras en general: hay pocas chicas, no hay recambio. No hay valores nuevos. Es fundamental cambiar eso y es lo que venimos hablando con la gente de la Federación. Los clubes deben empezar a apuntar a los niños y niñas. Son pocos y tenemos que tener cantidad para poder llegar a tener calidad”, explicó Apaza.
La biker apunta a la cantidad, aspecto que en el Trasmontaña, siempre tiene signo positivo. Quizás no es la prueba en la que todos los participantes se destaquen por una conducción de buena clase.
El domingo se verá también variedad de destreza, la misma que los más chicos buscan desarrollar en las actividades de mañana. “Hay que pedalear es lo único que se. Y para arriba”, dijo entre risas Gonzalo Gajdosech. Su nombre llega al Trasmontaña por primera vez y lo dota de prestigio ya que el mendocino es uno de los referentes de la modalidad descenso. Su especialidad es pedalear poco, en bajada y por pocos minutos, una combinación que tendrá en pocos sectores el domingo. Con el cordobés, Jeremías Maio, otro múltiple campeón argentino de descenso, formarán una dupla fuerte. Aunque reconocen que solo por nombre, ya que para ambos será la primera experiencia y en la categoría más nueva que es la de bicicletas eléctricas. “Me queda lejos el viaje, pero en Tucumán el mountain bike es de 10 siempre”, reconoció Gajdosech. El mendocino anticipó que junto al cordobés, por más que el instinto de competencia está en sus corazones, saldrán a vivir la carrera con un espíritu diferente. “Vamos a sobrevivir, nada más”, afirmó el corredor que saldrá con cautela a recibirse de biker.