A medida que pasa el tiempo se conocen más detalles acerca de la sorpresiva muerte de Matthew Perry, ocurrida en octubre del año pasado en su casa en Los Ángeles. El actor que interpretó a Chandler Bing en Friends había luchado durante mucho tiempo contra su adicción a las drogas y en el último tiempo era dependiente de la ketamina, un potente ansiolítico.
Los documentos judiciales presentados en el caso arrojan luz sobre las desesperadas semanas previas a la muerte de. Perry. En sus últimos días, dijeron las autoridades, parecía cada vez más dependiente de la ketamina y, como uno de sus médicos le había negado aumentar la dosis, la consumía de manera ilegal.
Tras una investigación de siete meses, los fiscales acusaron a cinco personas de conspiración para suministrarle ketamina en grandes dosis al actor. Entre los detenidos está su asistente, también dos médicos, una mujer acusada de ser la distribuidora y un conocido que se declaró culpable de actuar como intermediario. Todos están acusados de permitir el consumo de ketamina de Perry a pesar de ser conscientes de su historial de abuso de drogas y adicción, y de sus intentos de mantenerse sobrio.
"Inyéctame uno grande": el desesperado ruego de Matthew Perry en las horas previas a su muerte
El día que Matthew Perry murió, su ayudante personal le administró la primera inyección de ketamina de la mañana sobre las 8.30. Unas cuatro horas más tarde, mientras el actor veía una película en su casa de Los Ángeles, el ayudante le administró otra inyección. Unos 40 minutos más tarde, quiso otra inyección, según recordó el asistente, Kenneth Iwamasa, en un acuerdo de culpabilidad que firmó: “Inyéctame uno grande”, le dijo Perry a Iwamasa, según el acuerdo, y le pidió que preparara su jacuzzi.
Iwamasa llenó una jeringuilla con ketamina, administró una tercera dosis a su jefe y salió de casa para hacer unos recados, según los documentos judiciales. Cuando regresó, encontró al Perry boca abajo en el agua, muerto.
“Esta gente se aprovechó de los problemas de adicción del Sr. Perry para enriquecerse”, declaró Martin Estrada, fiscal del Distrito Central de California, en una rueda de prensa celebrada el jueves en el centro de Los Ángeles.
Media docena de dosis por día
En los últimos días previos a la muerte del actor, Iwamasa inyectó a Perry entre seis y ocho veces al día. En al menos dos ocasiones, encontró al actor inconsciente en su casa, según declaró el asistente a la policía.
El 28 de octubre, tras administrar tres inyecciones su jefe y encontrarlo muerto, Iwamasa limpió los frascos y las jeringuillas que habían quedado en la casa, según el relato del Sr. Fleming de una conversación que mantuvieron más tarde. Iwamasa declaró posteriormente a las fuerzas del orden que todas las inyecciones administradas ese día procedían del suministro entregado por Fleming.
En diciembre, la oficina del forense del condado de Los Ángeles declaró que Perry había muerto por los “efectos agudos” de la ketamina. El informe de la autopsia señalaba que el nivel de ketamina hallado en su sangre era equivalente a la cantidad utilizada para la anestesia general.