El debut del break dance en los Juegos Olímpicos de París 2024 estuvo sembrado de polémicas y una de las protagonistas fue la australiana Rachel Gunn, conocida en la escena como "Raygun". La atleta, que representaba a Oceanía en la categoría 'B-girl', quedó en el centro de atención después de que su innovadora coreografía, que incluía movimientos como los llamados "saltos de canguro", generara controversia entre los jueces y el público.
Durante las tres batallas olímpicas contra los Estados Unidos, Francia y Lituania, "Raygun" fue derrotada con un sorprendente resultado de 54-0. La falta de puntos encendió el debate en las redes sociales. Muchos criticaron los movimientos de Gunn, mientras que otros defendieron su estilo único y su aporte a la creatividad del breaking.
El debate sobre su estilo y la reacción online
Gunn, quien había logrado la clasificación el año anterior tras coronarse campeona en Oceanía, expresó que su enfoque siempre fue la originalidad. "Mis movimientos son propios y aportan algo nuevo al escenario. A veces conectan con los jueces, a veces no, pero hago lo mío", comentó en una entrevista con ESPN, defendiendo su estilo. Sin embargo, el desempeño de la bailarina y, en particular, sus "saltos de canguro" alimentan el rechazo del break dance como deporte olímpico.
La ola de críticas no se detuvo. Algunos usuarios en plataformas como Change.org lanzaron una petición para acusar a "Raygun" de haber manipulado su proceso de selección para los Juegos. La petición, que en pocos días acumuló miles de firmas, señalaba supuestos conflictos de interés relacionados con su posición dentro de la Australian Breaking Association. Sin embargo, estas acusaciones fueron desmentidas por medios como The Sydney Morning Herald, que aclararon que Gunn había seguido todos los protocolos reglamentarios establecidos por la Federación Mundial de Danza Deportiva.
El apoyo de la comunidad olímpica y el impacto emocional
"Raygun" recibió un respaldo contundente de parte de figuras clave en el ámbito deportivo. La jefa de misión del equipo olímpico australiano, Anna Meares, expresó su decepción por los ataques que recibió la atleta: "Rachel representó con orgullo el espíritu olímpico y el break dance, y es muy triste ver cómo la han tratado". Además, la Federación Mundial de Danza Deportiva mostró su preocupación por el impacto emocional que esta situación podría tener en Gunn, destacando la importancia de la salud mental en atletas sometidos a tanta presión.
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