La localidad salteña de Salvador Mazza está a unos 566 kilómetros de Molle Yaco, en Trancas. En ese trayecto, según fuentes oficiales, los tours de compras deben superar al menos cinco controles fijos y los que se realizan de manera sorpresiva en distintos puntos de las rutas nacionales 9 y 34. Pero fue en Tucumán donde el secuestro de mercadería ingresada ilegalmente al país se triplicó con respecto al año pasado. Pero también sorprendieron los incidentes que se registraron cuando los micros fueron demorados.
En menos de un mes, se registraron dos violentos episodios con bagayeros, como se conoce a las personas que trasladan todo tipo de producto desde Bolivia. El primero, y más grave, se registró a pocos metros de la cabina del peaje de Molle Yaco. Los pasajeros del tour de compras, después de haber sido detenidos por gendarmes, incendiaron el micro en el que se trasladaban.
Existen dos hipótesis sobre este hecho. Los ocupantes del ómnibus gritaban a viva voz que ellos “habían arreglado” con los miembros de la fuerza de seguridad con asiento en Salta para llegar a destino sin problemas y por eso decidieron quemar el colectivo. Pero también se maneja la hipótesis de que iniciaron el fuego para eliminar droga que habrían trasladado entre la mercadería.
En las últimas horas trascendieron los detalles de un informe preliminar realizado por los peritos de Gendarmería. Encontraron vestigios de cubiertas, prendas de vestir, cigarrillos, calzados y marihuana. El fiscal federal Agustín Chit dispuso que especialistas de los bomberos de la Policía Federal hicieran un estudio mucho más minucioso. La semana pasada tomaron las muestras y se esperan los resultados.
El miércoles 7, también en Molle Yaco, los gendarmes detuvieron dos tours de compras que llevaban mercadería de contrabando. Un día antes, en Fernández (Santiago del Estero) los integrantes de esa fuerza encontraron 1.400 kilos de hojas de coca, entre otros productos.
En ambos casos, los pasajeros se mostraron molestos por el procedimiento. En el decomiso realizado en nuestra provincia, tuvo que intervenir la Policía como apoyo para evitar que se registraran incidentes. Esta causa quedó en manos del fiscal federal Carlos Brito.
Un sistema
En los dos últimos procedimientos quedaron al descubierto algunas características de esta actividad ilegal. Fueron siete los detenidos, entre ellos, un tal “Papichulo”, por atentado y resistencia a la autoridad. Son, en principio, los organizadores, coordinadores y choferes de los micros que viajan hasta la frontera.
Según confiaron operadores del sector, por semana se realizan al menos dos viajes, que normalmente son martes y jueves. Pero esa frecuencia puede incrementarse en fechas especiales como los días de la Madre, del Padre, del Niño, de Navidad y del inicio de los ciclos lectivos. Pasajeros explicaron que además del valor del viaje, en muchas oportunidades, les hacen pagar entre $10.000 y $15.000 para evitar ser controlados. Cada micro traslada entre 30 y 40 personas con los que se reúne entre $300.000 y $600.000 “No nos queda otra que aceptar. Invertimos mucha plata y no podemos correr riesgo. Vivimos de esto y si nos llegan a quitar lo que traemos, nos fundimos”, dijo Mario M., bagayero tucumano.
Según los investigadores, hay varias opciones para hacer un tour de compras. Están los que ofrecen las empresas de viaje que son excursiones de público en general que traen productos que ellos usarán. “Vamos a comprar ropa para los chicos porque sale mucho más barato. Es para salvarnos, no para enriquecernos. Muchos nos aseguran que los otros están arruinando el negocio”, indicó Amelia López.
“Los otros”, son personas que se dedican a organizar viajes exclusivos para ambulantes y revendedores. “Ahora está más complicado porque dicen que se cayeron varios arreglos con los gendarmes. Esto pasa cada tanto, por lo que hay que serenarse y esperar que se calme”, comentó Luis Ramírez.
Entre los mismos bagayeros hay diferencias que generan una profunda grieta. De una lado están los que buscan ganarle a la pobreza adquiriendo para vestir a su familia o reponer los productos que hacen falta en un hogar. En el otro, los que transforman estos viajes en el motor de una actividad ilegal. “Cuando subí al micro, varios me miraron con cara de sorprendidos cuando les dije que viajaba para poder cambiar las cubiertas del auto. Después observé que el coordinador, con otro hombre, cargaban como 80 neumáticos. Eso no era para ellos. Entonces ahí me di cuenta de que ellos arruinan la ventaja que tiene poder viajar en estas excursiones”, graficó Juan Luis Nieva.
“En estos viajes te encontrás de todo. Desde una mujer que va para ahorrar el sueldo, los revendedores, los dueños de showroom y hasta dueños de negocios que están en la 25 de Mayo. Todos buscan salvarse de alguna manera”, destacó María Rosa Gallardo.
Dos rutas
Son dos las rutas que eligen los tours de compras. La 9, por ejemplo, es el camino elegido por los choferes que cubren el recorrido Salta-Tucumán. En tanto que la 34 es la utilizada por los que van a Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe y hasta Buenos Aires.
“Muchas veces el retorno se demora porque el chofer está obligado a cambiar de ruta para evitar un control. En otras oportunidades, buscan un lugar reservado y estamos horas parados hasta que se levante el control”, comentó Ramírez.
“Los organizadores tienen todo muy bien preparao. Los que llevan más carga utilizan autos como punteros. Es decir, personas que les van avisando si hay o no gendarmes, pero normalmente se brinda información en grupos de WhatsApp y Telegram”, agregó Gustavo Fuentes.
Los investigadores no sólo confirmaron como ciertos estos mecanismos, sino que advirtieron que son los mismos que utilizan las personas para trasladar droga. En abril de 2018, se concretó el operativo “Bagayo blanco”. En una investigación dirigida por el fiscal Pablo Camuña y desarrollada por la Agencia Antidrogas de la Policía Federal en la que descubrieron que una organización, liderada por Mario Pasarín, transportaba cocaína en medio de la mercadería de contrabando.
Mecanismo: el sistema artesanal para revisar los camiones que llevan encomiendas
Personal de Gendarmería Nacional con asiento en Tucumán descubrió 400 kilos de hojas de coca en el interior de un camión que llevaba encomiendas. El desarrollo del comercio virtual generó un exponencial crecimiento del traslado de mercadería por diferentes empresas de transporte. Ese fenómeno se transformó en una herramienta para trasladar todo tipo de mercadería ilegal. En lo que va del año, las fuerzas de seguridad federal y la Policía secuestraron motopartes de rodados robados en Buenos Aires, productos textiles, coca, electrodomésticos y celulares ingresados ilegalmente al país y drogas.
Lo más curioso es el sistema que utilizan para revisar los camiones que trasladan entre 2.000 y 10.000 paquetes. Como si estuvieran jugando al jenga, descargan parte de la mercadería para dejar un paso y allí comienzan a revisar toda la carga, pero sin la ayuda de tecnología y, ocasionalmente, de un perro adiestrado para ubicar estupefacientes. Otro dato: no paran todos los camiones, sino los que por la experiencia del gendarme que está en el control le llaman la atención. Un gesto, una mala maniobra o el estado de ánimo del conductor pueden levantar sospecha.
Pero esas no son las únicas complicaciones que se le presentan en esta tarea. Una de las empresas tiene instalado en todos sus camiones un sistema de vigilancia satelital. Cada vez que se detiene en un punto que no está programado se activa un alerta que moviliza a las fuerzas de seguridad. Por ejemplo, al no tener espacio en el puesto de control de 7 de Abril, los gendarmes deben trasladar al camión hasta Burruyacu, por lo que sí o sí deben esperar que el camionero avise del cambio de ruta. Queda otra: después de revisar, los efectivos deben cargar el camión, lo que genera una importante pérdida de tiempo.