Dos producciones sobre estafas virtuales publicadas la semana pasada en LA GACETA dan pie a consejos a tener en cuenta en busca de protección ante la actividad que desarrollan estafadores en las redes sociales. “A tener cuidado con los carteristas virtuales” se titula nota sobre la maniobra de captar los datos de las tarjetas de débito o de crédito con un posnet portátil para fingir compras, así como de los engaños por redes sociales para conseguir transferencias de dinero.
Las unidades fiscales especializadas en Ciberdelincuencia vienen advirtiendo sobre el alza continua de los delitos informáticos. No hace mucho se dijo que la mayoría de los delitos iban a cometerse a través del mundo virtual, a medida que la gente va dejando de usar el dinero físico.
En 2023, cuatro de cada diez personas sufrieron algún tipo de ataque de ciberseguridad. La cantidad de ciberataques aumentó en el mundo un 8% semanal durante el segundo trimestre de 2023 y creció un 28% en el primer trimestre de 2024, según Check Point Research.
En estos días se revelaron los casos de transferencias fantasmas, de clonación de tarjetas, de robo de datos y de maniobras con errores en los pagos. Los casos de fraude vinculados a compraventas y relacionados con operatorias a través de la banca electrónica, más los cometidos mediante usurpación de identidad, están entre los más comunes. También, como se señaló la semana pasada, a través de operatorias en las redes sociales se ofrecen incluso aparatos que sirven para inhibir alarmas, clonar tarjetas y hasta crear redes Wifi falsas para acceder a los dispositivos.
Los funcionarios de las oficinas de lucha contra el ciberdelito reconocen la dificultad de persecución en algunos casos. “Estamos trabajando codo a codo con el Ministerio Público para desactivar estas tendencias delictivas”, dijo un funcionario policial, pero al mismo tiempo reconoció que hay grises legales para controlar las operaciones en el mundo virtual. Por ello se advierten que son necesarias precauciones al operar tanto en el mundo virtual como el físico, a fin de evitar lo máximo posible las maniobras. No dar datos a desconocidos, cargar juntas las tarjetas con chips para que no sean clonadas, denunciar las compras que no se reconocen como propias, presentarse ante la Policía. Ante el riesgo nuevo de que con un aparato desbloqueador los ladrones puedan llevarse el auto, no dejarlo estacionado en la vía pública, o no siempre en el mismo lugar; o bien con un trabavolante.
También están las recomendaciones que se hacen desde hace mucho tiempo para operar en el mundo digital: instalar software antivirus y, cuando sea posible, configurarlo para que analice automáticamente sus sistemas e informe si encuentra algo sospechoso, explica la plataforma “SafetyCulture”; añadir varias capas de protección para dificultar al máximo el acceso de los piratas informáticos a los activos digitales; esto es, cambiar las contraseñas con frecuencia. Al menos, hay con esto una protección adicional. Finalmente, hacer una “limpieza” del mundo virtual, desactivar cuentas que hace tiempo no están en uso y revisar las configuraciones de privacidad de cada plataforma en la que estemos registrados.