“Más allá de la angustia y la tristeza por el resultado, estamos tranquilos y orgullosos de lo que los jugadores hicieron dentro de la cancha, y de cómo venimos trabajando”, fueron las palabras de Facundo Sava el 19 de mayo de este año. El día que su equipo, Atlético Tucumán fue derrotado por última vez en el torneo.
“Atlético Tucumán perdió en Córdoba porque falló en las dos áreas”, fue el título de LA GACETA en aquella jornada. Repasemos: el “decano” jugó un buen partido en La Docta, pero Mateo Bajamich no pudo abrir el marcador tras un gran pase de Joaquín Pereyra, a Renzo Tesuri le comieron la espalda (Ramón Sosa) en la apertura del marcador de la “T” y a Tomás Durso se le escapó un disparo de Bruno Barticciotto que parecía sencillo.
¿Qué pasó luego? Atlético dejó de fallar en su propia área y allí estuvo la gran clave de la remontada. Por un lado, hay que valorar que al DT no le tembló el pulso para reemplazar a algunos jugadores, José Devecchi había tenido una pésima Copa de la Liga y pese a esa falla de Durso, en su segundo partido como titular (el primero había sido 1-0 a favor frente a Boca), el técnico respaldó al ex Gimnasia La Plata y el tiempo le dio la razón. Con grandes atajadas, Durso es una pieza clave para que el “decano” sume ocho partidos sin derrotas, siendo figura en varios encuentros.
También dejó de fallar en el área rival. Cuando Sava asumió en Atlético, el equipo venía con una profunda crisis goleadora que se extendió incluso por algunas fechas más. Sin embargo, ahora lleva convertidos 11 goles en nueve partidos. No es un número exorbitante, sin embargo, le basta para sumar, desde aquel 0 con Talleres, hizo goles en todos los juegos (perdió 1-2 con Gimnasia por Copa Argentina, ganó cuatro y empató cuatro en Liga Profesional). Aprovecha al máximo cada gol.
Otra de las claves de este momento es que el entrenador nunca perdió la convicción en lo que creía, a pesar de que los resultados no llegaban. El “decano” tuvo cuatro pardas consecutivas y pese al fastidio por no poder sumar de a tres, Sava siguió firme.
“Hubo partidos que merecimos ganar y no lo hicimos, en este quizás el empate estaba bien, pero terminamos ganándolo en la última. El fútbol es así, tuvimos chances los dos, pero nosotros fuimos más efectivos”, dijo el DT tras el 1-0 de hace unas semanas, frente a Instituto. Allí la moneda en el aire por fin cayó del lado que esperaban en 25 de mayo y Chile, luego tuvo tres triunfos más en fila, impensado para muchos, menos para el cuerpo técnico y jugadores que siempre confiaron en que este presente era posible.
Otra de las virtudes que está mostrando el equipo en estas fechas tiene que ver con la mano del entrenador para realizar las variantes durante el partido. Sava viene realizando variantes en cada entretiempo y eso le está dando muy buenos resultados. Por una parte, porque acomoda las piezas bien y tiene una lectura acertada de lo que le hace falta al equipo. Y, por otro lado, los que ingresan están al mismo o mejor nivel que los que los demás.
“Los que juegan menos son los que más trabajan y cada vez que entran hacen cosas importantes para el equipo. Nos cuesta definir el “11” y quienes son los otros cinco; nos da pena que no puedan jugar todos como merecen”, dijo Sava tras el ingreso salvador de Gianluca Ferrari en la victoria frente a la “lepra” mendocina.
El sábado ante el “ciclón” volvió a acertar con los cambios, o mejor dicho, las variantes impactaron directamente en el resultado. La jugada emblema de eso es el gol. Córner bien ejecutado por Mateo Coronel (había reemplazado a Justo Giani en el entretiempo) para que Marcelo Estigarribia (entró por el “Pulga” Rodríguez) le baje la pelota a Renzo Tesuri que definió muy bien ante Facundo Altamirano.
A Sava las variantes durante los partidos le vienen dando muy buenos resultados desde el inicio de la Liga Profesional; recordemos que Estigarribia con sus goles desde el banco le entregó puntos frente a Platense e Instituto, Peruzzi anotó contra Barracas Central, Pereyra y Rodríguez fueron decisivos para el 1-1 con Banfield, y lo mencionado de Ferrari frente a Independiente Rivadavia.
Otra de las fortalezas que muestra el “decano” en estos meses de imbatibilidad tiene que ver con el juego de pelota parada. Sin ir más lejos, los últimos tres goles que convirtió fueron a la salida de un córner, pero además en su propia área también consolidó un aspecto que durante los últimos años venía siendo una tortura en 25 de Mayo y Chile. En ese sentido es importante la llegada de Matías de los Santos, la firmeza de Moisés Brandán y el apoyo que suele dar por esa vía Estigarribia; pese a que, salvo los mencionados, el equipo no tiene buena altura, se hizo un equipo inteligente para aprovechar cada oportunidad aérea.
La racha de Atlético se puede explicar desde varias aristas, pero quizás la más importante esté relacionada con el poder de convencimiento. Sava confió en el plantel, haciendo gala de su experiencia como psicólogo social levantó la moral de un plantel que ni siquiera podía hacer goles, ni hablar de triunfos. Con cuatro triunfos en fila y ocho sin perder, el “decano” está subido al podio de la Liga Profesional y, de a poco, se anima a soñar en grande.