Pese a la volatilidad y a lo pendular de su economía, la Argentina sigue siendo una tierra de oportunidades para los negocios, aunque hay que moverse con prudencia porque el riesgo es elevado, dice el economista y hasta ahora CEO del grupo Uniber, Oscar Bercovich. El empresario considera que el país “está en un proceso de recuperación, pero no de crecimiento económico”. Y, durante la entrevista concedida a LA GACETA considera que la gestión del presidente Javier Milei no tienen opción entre aplicar gradualismo o shock a la hora de eliminar el cepo cambiario.
-¿Cómo se encuentra la Argentina en medio de la necesidad de divisas para encarrilar el rumbo de su economía?
-En la actualidad, estamos frente a una Argentina que está en recuperación, pero no en crecimiento. Es necesario marcar la diferencia de estos procesos porque parecen similar, a nivel de las curvas, pero no es lo mismo recuperación que crecimiento. La Argentina enfrenta un cambio en su economía con tres grandes características, según mi mirada. Uno profundo, o muy profundo, en el modelo de país y en el modelo económico. Segundo, muy veloz. La velocidad que se le imprimió al cambio probablemente sea un capítulo en la historia económica para estudiar o debatir en nuestro país. Y tercero, a priori de lo que viene sucediendo, parece permanente. Si fuese transitorio o la sociedad pensara que puede llegar a ser así frente a las expectativas del mercado que no le creía, las actitudes serían distintas. Cuando vos configuras un cambio tan profundo que parece un giro en “u” veloz y permanente, el impacto en el modelo de país es enorme y la sociedad intenta adaptarse mucho más lento que lo que el cambio político propuso y eso no es muy habitual.
-De todas maneras, en la sociedad existe una sensación de “loop” económico, en el que se repite constantemente con los mismos errores que no permiten salir de la crisis.
-El punto central es la confianza. Las economías que la confianza son las que crecen; las otras, no. Para crecer, la Argentina no necesita solo de la confianza de los argentinos, sino del mundo, de los mercados internacionales. Es muy chica en la escala global y el mercado nuestro es muy pequeño si se lo compara, por ejemplo, con Brasil, que está a la vuelta de la esquina; son 10 veces más grande. Lo mismo pasaría si es que la comparación es con México. Desde mi mirada, como país estamos ordenando las cuentas internas para generar la confianza externa con el fin de intentar cambiar el ciclo con algo que tenga un nivel de impacto que hasta ahora no lo tuvo. Y ojalá que le vaya bien al país.
-Pero en el medio de ese proceso están las expectativas…
-En el medio están esas expectativas, la gente, nosotros, los que vivimos en la Argentina; en el medio está el supermercado; también los servicios, la luz, el gas y el transporte. Y en el medio hay un proceso de ajuste tan grande que es increíblemente llamativo el nivel favorable de soporte al proceso y de consolidación de eso en un escenario que es completamente contractivo y recesivo. Creo que eso es un llamado a la reflexión importante, porque hoy la economía está golpeada con tanta fuerza como hace mucho no lo estaba. Lo que está pasando en los últimos meses puede ser interpretado como algo de recuperación, pero si uno mira el año de punta a punta, no va a llegar a los niveles de tamaño de la economía que teníamos en 2023 ni cerca.
-Lo que sucedió el “lunes negro” en el mercado global, ¿fue una sobrerreacción de los mercados, un llamado de atención o es la volatilidad propia del momento?
-En mi interpretación, lo que pasó el lunes tiene que ver con un sinceramiento importante de la valuación de las cosas en el mundo. Nosotros venimos de un proceso económico global de países que emitieron como nunca antes lo hicieron en la vida. La emisión naturalmente genera inflación en cualquier parte del mundo. Hoy podemos ver que hay países que atraviesan ese proceso y que no lo registraron en los últimos 10 años. Y esa emisión o esa inyección de capitales en el mundo tienen dos grandes cajas de resonancia: la esterilización de los Bancos Centrales que toman ese capital excedente elevando la tasa y, la otra, que es complementaria y que puede coexistir, es la suba de los activos financieros, que lo que hacen es incrementar el valor de algo. Insisto, entonces, que lo que pasó el lunes es un sinceramiento del valor relativo de las acciones de cierto sector, que son las tecnológicas, y, en ese punto, Japón es importante, driveado con algún tipo de susto en el mercado con un 0,25% de suba de tasa japonesa al año. Digamos que hay un país en el mundo como Japón que subió la tasa de 0 a 0,25 y las acciones cayeron un 12%. Qué sensible el mercado, ¿verdad?
-¿La Argentina puede convertirse en un caso de estudio a nivel global en el proceso de reacomodamiento de la economía que está en marcha?
-La Argentina está inscribiendo un capítulo en su propia historia y está siendo observada en el mundo como potencial caso de estudio. Y subrayo la palabra potencial, porque para decir que es un caso de estudio le falta tiempo. No podemos poner como en el WhatsApp dos equis y te vas para adelante. Hay que esperar. No se puede adelantar la película porque no sabes cómo sigue. Pero si eventualmente este gobierno, y ojalá así sea porque como argentino espero que al país le vaya bien, será entonces un caso de estudio. Falta para considerar si estamos frente a un caso exitoso o no. Hay puntos de potencial riesgo que no están resueltos. Creo que hay que ser respetuoso con el tiempo y con la afirmación para decir luego si hay avances de una serie de cosas, pero con riesgos no resueltos. Se necesita tiempo.
-¿El cepo cambiario es una necesidad concretarlo ahora o llevará su tiempo eliminarlo?
-En la economía, como en otras disciplinas, es muy difícil aseverar algo como si fuese cierto con una precisión quirúrgica en una ciencia social. ¿De qué depende si es que hay que sacarlo al cepo ya o de forma gradual? De la expectativa que tenga el mercado acerca de la fuerza que tenga el gobierno para sostener el tipo de cambio. Y eso depende de la confianza, porque la expectativa es esa confianza. Porque si el Gobierno se muestra duro o sólido, independientemente de contar con reservas, tiene además a los prestamistas de última instancia para que le den el dinero para sostener el tipo de cambio, al cepo lo podría sacar mañana mismo. Entiendo que el Gobierno está intentando hacer eso, pero creo que las conversaciones que tienen con el Fondo Monetario Internacional son en alguna parte públicas y con algunos otros países para que eso suceda, en mi mirada, todavía no tienen las condiciones para mostrar esa solidez y decir “lo levanto y vengan a buscar los dólares que quieran porque los dólares están”. El nivel de recuperación de las reservas en lo que va de la gestión presidencial de Javier Milei es muy importante, con nivel de recuperación considerable. Pero la pregunta que hay que hacerse es si eso es suficiente. Entiendo que ellos piensan que no y yo comparto esa postura, que es prudente. En mi mirada, creo que lo van a hacer cuando tengan las condiciones para eliminar el cepo de una sola vez. No siento que sea un gobierno que tenga ganas de hacer algo gradual. No lo vienen haciendo porque la velocidad del cambio es muy alta; tampoco son estúpidos. La discusión entre gradualismo y shock es completamente innecesaria. La Argentina no tiene opciones para elegir si es gradual o shock, porque no están las condiciones para hacer el efecto shock y yo creo que ellos no quieren hacerlo de forma gradual.
-¿Mientras tanto, cómo hacen los empresarios, como es tu caso, para hacer negocios en un país con estas condiciones?
-Con expectativas y con mucha prudencia. La Argentina es un país de oportunidades, llamativamente más importante que otros desarrollados, porque está asociado a niveles de riesgo mayor. Cuando uno mira si haces negocio en la Argentina, sugiero mirar la rentabilidad y el riesgo. Los países que tienen mayores probabilidades de riesgo como el nuestro, tienden a mostrar más rentabilidad y, por eso, en la Argentina hay mayores oportunidades de hacer negocios que en otros lugares no existen, porque los mercados están mucho más desarrollados y el nivel de competencia es tan alto, debido al ingreso de capitales, que los márgenes son muy bajos. Las compañías en Argentina ganan dinero, pero así como lo ganan también lo pierden con la misma velocidad. En otros países ganas mucho menos de rentabilidad, sustancialmente con menos riesgos. Conociendo a la Argentina desde adentro, viviéndola de a pie, yendo al supermercado, pagando las cuentas de las facturas y las expensas del departamento, debo decir que estamos en un momento complicado por razones muy simples: la inflación está bajando y lo hace muy rápidamente. Para los empresarios, ese proceso acelerado les genera un problema importante, porque los costos no están bajando a la misma velocidad que lo hacen los precios, con lo que la ecuación de resultado de todas las compañías que operan en la Argentina está perdiendo entre un 20% y un 30% seguro. Es como un sándwich, porque estás apretando desde abajo con un techo, que es tu nivel de ventas, que es lo que el mercado puede absorber. Y en recesión. Por lo que las compañías están perdiendo rentabilidad.
-Y, sin embargo…
-Y sin embargo seguís, porque los negocios no son de corto plazo y porque, probablemente, les fue muy bien el año pasado a algunas compañías. La expectativa, entonces, es que 2025 sea un buen año, porque este 2024, si logramos recuperar la caída, yo diría que ese escenario es la mejor expectativa posible.
Nuevo CEO: Pablo Ardanaz asumirá en Uniber
Pablo Ardanaz se convertirá en el nuevo CEO del grupo Uniber, empresa líder en el segmento retail de materiales para la construcción en el norte argentino, a partir del 2 de septiembre. El ejecutivo posee una vasta trayectoria en roles de alta dirección: se desempeñó como CEO de Sodimac, fue Country Manager de Grupo Falabella en Argentina y como director ejecutivo de la red de pinturerías Prestigio. A su vez, cuenta con gran expertise en diversos formatos comerciales a
nivel mundial y sobre la evolución del retail en todas sus etapas y rubros. Frente al momento en que asume, Ardanaz constestó a LA GACETA con una máxima de Charles Darwin: “no es el más fuerte de las especies el que sobrevive, sino el que más se adapta a los cambios”. El nuevo CEO de Uniber consideró además que su gestión estará en línea con el propósito del grupo, es decir, brindar servicios que mejoren la calidad de vida de aquellos que confían en los productos. De la misma manera, potenciará al cliente interno, es decir a los empleados. “Este es un negocio de personas y los clientes que concurren a las cadenas van en busca del mejora asesoramiento. Por eso es fundamental el rol de los colaboradores”, fundamentó. El cambio en la estructura de la organización implicará que el actual CEO, Oscar Bercovich asumirá
un nuevo rol como presidente de la Junta Directiva, compuesta además por Augusto Bercovich Sbdar y por Alberto Franichevich.