Aun bajo condiciones de alta combustibilidad la quema de caña mantendría su tendencia a la baja
Hasta el 15 de julio se había dado la menor cantidad de área quemada de la última década, según la Eeaoc. El productor cañero sabe que esta práctica no le resulta favorable, y solo debe cuidarse de otros fuegos.
La producción de caña de azúcar enfrenta nuevamente un desafío crítico debido al incremento notable de incendios en los cañaverales. Este aumento de las quemas tiene relación directa con las heladas severas que se registraron en nuestra provincia y en casi todo el país entre los días 11 y 16 de julio, cuando los cañaverales sufrieron temperaturas de hasta -5,8º C, durante más de 40 horas.
“Estas temperaturas afectaron a la gran mayoría de los cañaverales, y los dejaron en un estado de combustibilidad muy alto, lo que aumenta enormemente el riesgo de incendio”, indicaron los técnicos Juan Fernández de Ullivarri y Javier Carreras Baldrés, de las secciones Agronomía de la Caña de Azúcar y Sensores Remotos y Sistemas de Información Geográfica (SIG), respectivamente, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).
Añadieron que esta situación no afecta solo la caña de azúcar, sino también otro tipo de vegetación, como pastizales y otros cultivos, lo que hace que los incendios se produzcan también en muchos lugares donde no hay caña de azúcar. Por ejemplo, en nuestra provincia se registraron incendios en Tafí del Valle que arrasaron con más de 10.000 hectáreas de pastizales durante la semana que pasó.
Este escenario también se presenta en otras provincias. La semana pasada se registraron incendios importantes en Córdoba, Buenos Aires, Salta, San Juan, Chaco y Corrientes, entre otros. Además, el Servicio Meteorológico Nacional indicó que el mes pasado fue el julio más seco desde que se tiene registro en la Argentina, y que casi todo el país está en rojo extremo en el mapa de riesgo de incendio, por lo que el problema se agrava.
Dado el impacto del clima en el riesgo de incendios, es previsible que este año se registre una mayor superficie de caña de azúcar quemada en comparación con 2023, que fue un año con pocas quemas. No obstante, hasta el 15 de julio, según datos de la sección Sensores Remotos y SIG de la Eeaoc, se había registrado la menor cantidad de superficie quemada de los últimos 10 años, incluso inferior a 2023, que también tuvo bajas cifras de quemas.
Sin beneficios
Las investigaciones de la Eeaoc confirman que no existe ningún beneficio -ni productivo ni económico- que justifique la quema de cañaverales por parte del productor; por lo que a este solo le resta intensificar la realización de todas las tareas de prevención necesarias para evitar que el fuego afecte sus cultivos.
Entre las más importantes se encuentra el rastreado de los callejones y de la periferia de los campos, para evitar que cualquier incendio que se produzca en campos vecinos o en banquinas llegue hasta el cañaveral.
Es importante considerar, además, que bajo las condiciones de esta zafra (alta disponibilidad de caña, afectada por heladas) las probabilidades de cosechar a tiempo un lote quemado serán muy bajas, lo que representará la pérdida total de ese cañaveral. Por eso mismo, corresponde al productor maximizar las tareas de vigilancia de los campos para realizar una detección temprana de algún posible incendio y para actuar en tiempo y forma para evitar su propagación.
Certificados
Vale la pena destacar que en Tucumán se encuentran certificadas con normas específicas para el control y prevención del fuego más de 55.000 hectáreas; casi un 20% de la superficie total. En estos campos certificados se cumplen todos los aspectos de prevención para evitar el fuego en los cañaverales; además cuentan con todo el personal capacitado para el manejo preventivo del fuego.
Como todos los años que ocurren heladas severas comienza el desafío para que el efecto de estas sobre las quemas sea el menor posible. Desde que la Eeaoc lleva un registro anual de la superficie con caña de azúcar sometida a procesos de quema, esta práctica viene disminuyendo paulatinamente en años con estas condiciones. Por otra parte, si se tiene en cuenta que antes de las heladas, 2024 venía siendo el año con menor registro de quemas, resulta alentador esperar que, si bien aumentarán las quemas respecto del año pasado, la tendencia general se mantendrá en baja. De la voluntad y de los trabajos de prevención de los cañeros, y de la responsabilidad de toda la sociedad, dependerá el resultado final de esta zafra.