Alertados por la falta de concentración, el bajo rendimiento y los efectos negativos que produce en el bienestar de los alumnos, el Gobierno porteño regulará el uso de los celulares en las escuelas y desde este jueves no podrán utilizarlos dentro del aula.
“Esta decisión está enmarcada en el programa Buenos Aires Aprende, ya que uno de los puntos fundamentales es volver a los aprendizajes fundacionales y para ello es necesario tener la atención plena y máxima de los alumnos en el horario de aprendizaje. Estamos extremadamente preocupados por el tiempo que los chicos pasan en pantalla”, señaló la ministra de Educación porteña, Mercedes Miguel.
Esta situación quedó reflejada en los resultados de la encuesta que realizó en los últimos días la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (UEICEE) del Ministerio de Educación de la Ciudad, en la que advierte que los chicos usan los dispositivos electrónicos más de dos horas al día, un tiempo superior al recomendado.
Según este relevamiento al que tuvo acceso TN, ocho de cada 10 docentes aseguraron que el uso del teléfono en el aula dificulta la atención y participación de los estudiantes; mientras que siete de cada 10 padres hicieron hincapié en las consecuencias negativas de las pantallas en el bienestar de sus hijos.
“¿Quién tiene el poder en el aula? Hoy el docente siente que no maneja la clase, sino que es el celular el que lo hace. Por eso, sentamos las bases de un protocolo para que el celular no sea un distractor y que los establecimientos puedan negociar las condiciones en las que se implemente”, apuntó el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri.
En ese contexto, la titular de la cartera agregó: “Las supervisoras alertaron sobre la crítica situación en el nivel inicial respecto a la oralidad, ya que el estímulo temprano de la pantalla afecta el desarrollo cognitivo y del habla. Por usar el celular dejan de comer, de dormir y tiene un impacto directo en los niveles de ansiedad”.
“La Argentina está en el puesto 1 en la OCDE en desatención por uso de celular en la clase de matemática, dicho por los propios estudiantes. Hay mucha evidencia sobre cuál es el nivel de daño que genera el mayor tiempo de nuestros niños”, marcó.
La regulación del celular en el salón es un debate mundial que ya se puso en práctica en varios países como Francia, Estados Unidos, Alemania, Noruega y China. Por eso, la normativa está basada en estas experiencias, que muestran que ayudó a mejorar el aprendizaje de los alumnos: “Se vio un impacto muy positivo en la baja del ciberbullying y la violencia entre pares, además de su mejora en la salud física y emocional”.
De acuerdo a lo que anticiparon las autoridades de la Ciudad a este medio, en nivel inicial y primaria, los alumnos podrán llevarlo a la escuela, pero no se permitirá su uso ni en clase ni durante los recreos.
En la secundaria, en tanto, los celulares deberán estar guardados -dependerá de cada institución si se hace en una caja, en el aula, en preceptoría, a la entrada o en un locker- y no se podrán utilizar en el salón, salvo que el docente lo requiera para alguna actividad planificada. A su vez, cada colegio definirá las restricciones durante los recreos y/o almuerzos.
Según remarcaron las autoridades porteñas, el objetivo de la medida es “estimular la concentración de los alumnos en las horas de clase, promover la socialización durante los recreos y mejorar la calidad de la enseñanza”.
Solamente quedarán exceptuados de esta medida aquellos estudiantes que requieran del uso de un dispositivo personal digital como apoyo para el aprendizaje, aclararon.
En relación con los docentes, no docentes y directivos, la resolución ministerial recomienda el uso responsable del teléfono, aunque no se refiere puntualmente a una regulación o limitación.
Asimismo, también se repartirá una guía a cada familia con recomendaciones para reflexionar sobre las tecnologías en casa. “Ellos también irrumpen en el aula. Quizás los padres llaman o les escriben porque los ven disponibles y eso también es complejo. Un chico que está con el celular tarda 20 minutos en prestar atención y volver a conectarse con la clase. Por eso hay un rol fundamental sobre entender los riesgos”, reforzó la vicejefa de Gobierno de la Ciudad, Clara Muzzio.