La pelota y el clima guían por Europa a Gonzalo Nieva Gasperini. Con 37 años, el ex jugador de Villa Mitre, All Boys, Central Norte y UTA sigue jugando al fútbol. No gana plata como se podría suponer, pero sí tiene algo en común con aquellos que emigran: sueña y tiene las chances de jugar un Mundial.
El tucumano, al igual que cualquier otro futbolista argentino, podría representar al país en la cita máxima del deporte más popular del mundo. ¿Cómo es eso? Nieva juega fútbol reducido, una modalidad que sobre todo en el Viejo Continente y en los países de medio oriente tiene ligas y equipos en los clubes (o independientes) que se centra sólo en el desarrollo del juego de equipos entre seis y nueve jugadores.
No hace falta para Nieva Gasperini formar parte de una institución fija porque los partidos competitivos son constantes. Ya el boca a boca lo integró a la red de juego que puede haber en cada ciudad; además hay aplicaciones de celulares que vinculan a jugadores para conformar los combinados.
Con todo ello el mediocampista aguarda con ansiedad y con mucha confianza el nuevo llamado del cuerpo técnico de la Selección de minifootball F-6 para competir en el Mundial de septiembre. Ya en el torneo de Socca, una de las versiones de juego reducido, Nieva Gasperini compitió de una cita que lo deslumbró por su organización y nivel de competencia. La espera lo encontró en una ciudad francesa, pero quizás el llamado lo recibirá en alguna otra latitud del planeta.
- ¿Dónde estás ahora?
- Estoy en un pueblo que se llama Cap-Ferret, en Francia. Yo soy chef y mis trabajos son por temporadas en lugares turísticos, durante las fechas de vacaciones en Europa.
- ¿Por qué te fuiste de Tucumán?
- Estuve viviendo siete años en Córdoba; trabajé en la Universidad Siglo 21 pero como la situación económica estaba complicada logré juntar un poco de dinero y me vine a Europa. Llegué sin nada, pero por suerte conocí gente muy buena y encontré trabajo rápidamente.
- ¿Por qué elegiste el fútbol? No te despegás de ese deporte.
- Desde chico jugué en varios clubes tucumanos; incluso tuve un rápido paso por San Martin de Tucumán. También me llamaron para una prueba en River Plate, pero por motivos económicos no pude ir. Después de eso fui dejando de lado el fútbol para trabajar y poder sobrevivir. Siempre hice otros deportes como básquet, rugby y hasta ping pong. Pero el fútbol es el deporte que más amo, aunque con el tiempo fue quedando como una diversión entre amigos. Nunca bajé los brazos y siempre pensé que las oportunidades se presentan para todos; depende de uno mismo estar preparado.
- ¿Cómo llegaste a representar al país en un Mundial?
- La primera vez que vine a Europa, llegué a Italia. Comencé a jugar fútbol con amigos, partidos contra italianos y algo se volvió a activar en mí. Hasta pensé en probarme en algún club porque aquí te pagan incluso en las divisiones más bajas. Me dijeron que la Selección argentina iba a jugar un Mundial de fútbol reducido y logré contactarme con Jose Martí (tucumano, uno de los embajadores de la World Minifootball Federation en el país). Le envié referencias y videos y me convocó para jugar con ellos.
- ¿Qué te pareció esa competencia de 2023 en la ciudad alemana de Essen?
- Pensé que no iba a ser tan importante pero cuando llegué y vi el espectáculo fue increíble. El show, la gente alentando, los niños pidiendo autógrafos, la televisión europea y argentina… Sentí haber conseguido un logro que tenía pendiente. Tenía esperanza de volver a jugar, pero no al nivel de una selección. Ahora tengo más motivación que antes y espero poder seguir en el equipo por mucho tiempo más. Dependerá del físico, del entrenamiento y, obviamente, de la dirección técnica.
- ¿Cómo hacés para mantenerte en forma a un nivel de Selección?
- Mis entrenamientos los armo yo. En Europa tenemos apps en las que la gente elige cuándo quiere jugar, en qué lugar y se disputan partidos mixtos. Es bastante profesional. Hacen filmaciones, te dan camisetas, hay entrenadores… A José lo conocí un poco antes del Mundial, yo estaba jugando y entrenándome solo, y gracias a un amigo logré dar con él. Fue como caer en el lugar y en el momento justo. Le mandé mensajes, videos y quedé en el equipo.
- ¿Cómo es el trato tanto en lo deportivo como en lo social con los argentinos?
- En el juego, la diferencia que tenemos con los europeos es que nosotros somos más duros al contacto; tenemos cosas que aprendemos en los potreros y nos sirven muchas veces para sacar ventajas técnicas e individuales que hacen una gran diferencia en el equipo. En lo social, últimamente me sucede que me preguntan si somos racistas. Son culturas diferentes. Ellos no tienen un trato amable con otra persona llamándola ‘negri’, flaco… Son muy rígidos con respecto a ello, pero por lo general el argentino es querido adonde va.
- ¿Qué es lo que debe tener un jugador de fútbol reducido?
- El juego es mucho más rápido que en canchas grandes. Todo el tiempo necesitás correr ya que no podés tener un jugador solo y hay que tener un buen estado físico. La cancha, al ser de césped sintético, pone un poco de resistencia al pie. Sumado el calor, la gente viéndote y la televisión hacen que uno se sienta cansado en muy poco tiempo. En este tipo de fútbol, necesitás mucha concentración y anticipación.
- ¿Tenés un objetivo cercano?
- En septiembre voy a jugar otra vez para Argentina y espero que podamos poner en el podio a nuestro país. Mi hermano también estará en el equipo y eso para mí tiene un plus, ya que toda la vida jugamos juntos en la calle y actualmente tenemos la chance hacerlo en representación de nuestro país.
La Selección de juego reducido F-6 se lució en Trancas
En el club Deportivo Trancas la Selección Argentina F-6 se presentó en un partido amistoso ante el combinado local Gambeta. Con la participación de jugadores de distintas provincias del país, Argentina triunfó por 4-0 con goles de Cristian Jiménez (Salta), Nicolás Herrera (Santiago del Estero), Miguel Cisneros (Salta) y Gonzalo Barrera (Tucumán). La dirección técnica estuvo a cargo del santiagueño Raúl Abdala. El evento contó con el apoyo de la World Minifootball Federation con la coordinación de José María Martí, uno de los embajadores en Argentina.