El experimentado investigador tomó el último sorbo de uno de los dos cortados que había pedido para acompañar la charla. Antes de despedirse le advirtió a este cronista que estuviera atento con lo que podría ocurrir en los próximos meses. Anticipó que cuestiones narco entrarían de lleno en la escena del fútbol nacional, regional y provincial. En ese encuentro, concretado durante los primeros días de mayo, no surgieron más detalles porque el pesquisa no quiso precisarlos. Pero el paso del tiempo le está dando la razón.
La “primicia” se confirmó hace dos semanas atrás. ¿Podría alguien ser capaz de amenazar a Ángel Di María? Sí, los miembros de la barra brava de Newell’s que están enfrascados en una dura lucha por el poder. El grupo que cuenta con el apoyo de Los Monos, la banda narcocriminal más importante de Rosario, les dio vía libre para impedir el soñado regreso de “Fideo” a Rosario Central, su clásico rival. Dos hombres fueron procesados por haber baleado la casa del futbolista y todavía no se descubrió quién le envió la cabeza de un cerdo atravesada por un balazo. Pero hay más.
Tres líderes de la facción más poderosa de la hinchada de Central fueron detenidos en Buenos Aires por haber tenido una activa participación en el envío de más de 460 kilos de cocaína que tenían como destino el conurbano bonaerense. En Tucumán, un barrabrava de Concepción Fútbol Club fue descubierto días atrás en Monteros cuando transportaba un kilo de esa sustancia en un micro de línea. Con esa cantidad, se podrían haber obtenido unas 20.000 dosis para comercializar en el sur de la provincia.
Un poco de historia
En los 80 la disputa entre los poderosos cárteles de Medellín y de Cali también se dirimió en los campos de juego de fútbol. Pablo Escobar financiaba a Atlético Nacional a través de sus testaferros. Su contrincante por el dominio del tráfico de cocaína, Miguel Rodríguez Orejuela, invertía sus “narcodólares” en el América. “Pablito te la compró, te la compró, te la compró”, es uno de los cánticos que entonan los caleños cuando se enfrentan a sus clásicos rivales. La influencia que tuvo “El Patrón del Mal” para manejar el club, comprar voluntades y amenazar a quien se atreviera a frenar al club de sus amores, fue parte del plan que desplegó para obtener la Copa Libertadores en 1989. Sus rivales, en cambio, no tuvieron la suerte de quedarse con el trofeo del máximo torneo continental. Perdió cuatro finales, tres de ellas con el líder narco como dirigente.
Los jefes de los cárteles mexicanos reconocieron en los juicios realizados en Estados Unidos que se dedicaron durante años a comprar clubes pequeños que luego vendían en cifras millonarias para blanquear el dinero que provenía de la venta de drogas. Dijeron que lo habían hecho gracias al cambio de reglas impulsado por la Federación Mexicana de Fútbol. De un plumazo, la entidad borró las sociedades civiles para dar forma a las franquicias que aprovecharon los cárteles para cometer ese ilícito.
Antecedentes sobran. El uruguayo Sebastián Masset es el narco más buscado de esta parte del continente. El joven, que domina las operaciones logísticas de la hidrovía Paraguay-Paraná, es un futbolista frustrado. Compró varios equipos en Paraguay y Bolivia para poder lucir la 10 en su espalda. Más cerca en distancia y tiempo, Sportivo Pocitos, modesto club de la localidad salteña de Salvador Mazza, zona caliente del narcotráfico, fue noticia por haber contratado al ex delantero de Boca Pablo Mouche, a varias figuras del fútbol salteño y por pretender que Cristian Lucchetti fuera su arquero cuando ya se había retirado. Todo gracias al aporte de sus socios. ¿Quiénes eran esos generosos contribuyentes? Nunca se informó oficialmente el nombre de las personas que se quedaron con las ganas de festejar algún título en una competencia provincial y regional.
Los tucumanos saben de este tema. Rubén “La Chancha” Ale lloró cuando el San Martín de sus amores tocó fondo. Buscó reconstruir el club creando la “Gerenciadora del NOA”. Se codeó con el fallecido y polémico titular de la AFA Julio Grondona y hasta se vistió de elegante sport para presentarle al ex gobernador José Alperovich la maqueta de “La Ciudadela”, obra que se realizaría con el subsidio que recibiría por parte del Estado y el aporte de todos los simpatizantes. Recibieron los fondos, pero nunca colocaron ni un ladrillo del publicitado proyecto. Años después el clan Ale fue condenado por lavado de activos. La Justicia Federal dio por probado que el club fue utilizado para ingresar dinero proveniente de actividades ilícitas como la usura, la extorsión, la explotación económica del ejercicio de la prostitución y el comercio de estupefacientes.
Muertes y algo más
Varios miembros de “La Inimitable”, la barra brava de Atlético, fueron condenados por el secuestro de Margarita Toro (sospechada de ser líder de una red de narcomenudeo que opera en Villa 9 de Julio), registrado en abril de 2018. En principio, la captura de la mujer se habría producido por el robo de una moto, pero siempre quedó flotando la teoría de que el clan Toro había decidido quedarse con el poder de las tribunas de 25 de Mayo y Chile.
La última muerte en el fútbol tucumano se registró en septiembre de 2022. Manuel “Berenjena” López fue asesinado de un disparo en la nuca en la previa del duelo que iban a mantener San Martín con Belgrano de Córdoba. A través de un juicio abreviado, Claudio Roldán, uno de los referentes de “La Banda del Camión”, fue condenado a 10 años y ocho meses de prisión por el crimen. Aunque nunca se conocieron los detalles de la investigación, el fiscal Carlos Sale envió una copia del expediente a la Justicia Federal porque sospechaba que el homicidio podría estar vinculado a la venta de droga dentro y fuera del estadio. En La Ciudadela volvió la paz luego de la pelea que mantuvieron dos facciones. Por un lado, el grupo liderado por Facundo Ale (hijo de Ángel “El Mono” Ale y sobrino de “La Chancha” procesado por haber disparado contra una casa del clan Los Gardelitos) y, por el otro, la facción del Barrio Oeste II, cuyos líderes están mencionados en varias investigaciones por el tráfico y comercialización de droga.
Carlos Rodríguez es uno de los tucumanos detenidos por el doble crimen de los ciudadanos bolivianos Wildo Zutara y Ariel Ledesma Salinas registrado en mayo pasado en Salta. La principal hipótesis que manejan los investigadores es que las muertes estarían vinculadas a una fallida compra de cocaína en la zona de frontera. Ante las autoridades habría declarado que él no tenía nada que ver con los homicidios y que sólo había trasladado a Elvio Díaz hasta ese lugar porque él le había prometido aportar fondos para salvar a Deportivo Marapa y pudiera competir en los torneos locales. Las entidades que compiten en los certámenes de Liga Tucumana de Fútbol están pasando por un mal momento. A la falta de interés, se le agrega que varios políticos disminuyeron o dejaron de dar esa ayuda que les permitía subsistir. Al parecer, se está imponiendo el modelo Sportivo Pocitos, es decir, entidades que siguen adelante con el dinero de contribuyentes que están bajo el control de las autoridades. Esta situación debería ser una alerta para todos.