Pablo fue uno de los miles de tucumanos que bailó con Los Palmeras en la plaza Independencia hace menos de un mes. Una vez que terminó el recital, acompañó a una amiga hasta su casa y luego se dirigió a la suya. Acostado, se le ocurrió controlar el celular y descubrió que recibió una alerta sobre un consumo de $30.000 realizado con su tarjeta de crédito, a pesar de que no la había usado. Al día siguiente, llamó a la entidad emisora. Sólo aparecía que la compra se había abonado a través de Mercado Pago a un comercio desconocido y, por el horario de la transacción, en medio del show. Rechazó la operación y los responsables le dieron la razón. Descubrió así que en Tucumán hay una nueva modalidad de robo/estafa. Hasta le pusieron nombre: carteristas virtuales.
El “carterismo” es una modalidad delictiva tan antigua como común. Los especialistas sostienen que surgió cuando las personas comenzaron a portar dinero en todas partes del mundo. Consiste en extraer las billeteras o “carteras” a las víctimas sin ejercer violencia para que no se dieran cuenta. Con el correr de los años, para evitar su accionar, fueron inventados otros sistemas. Así surgió el “dinero plástico”, como se conoce vulgarmente a las tarjetas de débito y de crédito que permiten a los usuarios realizar transacciones sin la necesidad de portar efectivo.
Con el tiempo, para evitar las estafas, las empresas emisoras del plástico comenzaron a incrementar las medidas de seguridad. Una de las últimas, fue la inclusión de un chip. Los especialistas sostienen que se creó ese método para evitar la “clonación” o “duplicación” de los datos de los plásticos. Pero si hay un ejército de programadores tratando de encontrar mejores medidas de protección, hay otros que más rápido o despacio, encontrarán la manera de vulnerarlo. En este caso en particular, los carteristas virtuales utilizan un posnet portátil para fingir compras. Esta técnica es desconocida por el momento en el Ministerio Público Fiscal, pero saben que en cualquier momento se radicarán denuncias de esta modalidad, como ya pasó en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
El mecanismo
Según las averiguaciones que pudo realizar LA GACETA, los ataques de estos delincuentes se registraron en espectáculos o encuentros en el que hay una conglomeración de personas. Los carteristas virtuales utilizan para concretar estos robos un lector NFC que se conecta al celular y que funciona como cualquier posnet de pago. El valor de ese instrumento clave para esta modalidad delictiva va desde los $1.500 y $20.000, según su tamaño y capacidad de lectura.
Este es el paso a paso de cómo actúan los que realizan estas maniobras:
1- Eligen a la víctima que está en medio de una multitud. Normalmente son personas que están quietas y no realizan movimientos bruscos.
2- Se colocan detrás y desde su celular, preparan una operación para realizar una compra con tarjeta de débito o de crédito.
3- Aproximan el lector NFC al bolsillo o a la cartera de la víctima y realizan la operatoria que se concretará si es que pueden leer el chip de los plásticos.
4- Se mueven del lugar para tratar de seguir desarrollando la operatoria.
5- Según la información a la que accedió LA GACETA, no son grandes compras, sino operaciones que oscilan entre los $30.000 y $70.000.
Cambios
Fuentes del Ministerio Público coinciden en señalar que las metodologías van cambiando con el correr del tiempo. Sostienen que las modificaciones de las metodologías varían cuando comienzan a ser difundidas y la gente toma conciencia de los peligros que corre si es que no toma las precauciones correspondientes. A esta teoría hasta le pusieron nombre: “recurso agotado”.
La jefa de la División de Delitos Telemáticos Yolanda Álvarez sostuvo que es importante que las personas realicen las denuncias sobre este tipo de ilícitos para que se las identifique, se advierta a la población y junto a las autoridades judiciales lograr identificarlos y procesarlos por los delitos que cometieron. “Cada vez hay más personas que, aprovechándose de la falta de control, pueden conseguir en el exterior varios de estos sistemas. Por ejemplo, el “Pandora”, que es un instrumento para brindar seguridad, acá lo utilizan para robar vehículos de alta gama”, explicó.
Precauciones
Los especialistas consultados por LA GACETA dijeron que existen mecanismos para evitar sufrir un ataque de carteristas virtuales. Las recomendaciones son:
1- Evitar cargar los plásticos con chips si es que concurre a encuentros en el que habrá una importante aglomeración de público.
2- En lo posible, colocar juntas todas las tarjetas con chips porque de esta manera el lector no podrá leer los datos.
3- Ante el crecimiento a nivel mundial de esta modalidad delictiva, en el mercado existen billeteras que traen sistema que impide el robo de datos. Se las puede conseguir abonando entre $30.000 y $90.000.
4- Denunciar las compras realizadas ante las entidades que las emitieron.
5- Presentarse ante la Policía, denunciar el hecho con todos los detalles sobre cuándo, cómo y dónde se registró.
Otros mecanismos
El boom de las transferencias falsas
“Transferencias fantasmas” es el nombre con el que se conoce vulgarmente a esta maniobra. Una persona se presenta en un comercio y realiza una compra. Aprovechando el boom de este sistema de pago, simular realizar el envío de dinero a través de esta aplicación falsa. Hay mecanismos que se pueden utilizar para prevenir estas defraudaciones: no entregar la mercadería hasta que impacte la transferencia en la cuenta. La otra: en el comprobante de pago, no aparece el número de la cuenta del destinatario, sí el que la envía. En caso de ser víctima, dar aviso inmediatamente a la Policía.
La “clonación” de tarjetas
Es uno de los mecanismos de estafas más viejos, pero que siguen teniendo vigencia. Para que se concrete la maniobra es necesario la participación de un empleado infiel. Una persona entrega la tarjeta para abonar en un lugar y el trabajador, utilizando un aparato similar a un posnet, roba los datos del plástico que luego utilizarán para comprar. Si bien es cierto que cada vez son más los establecimientos que utilizan posnets móviles para que el cliente pague su cuenta, los especialistas aseguran que el mejor modo de protección es no perder de vista al “plástico” y desconfiar de una excesiva demora. Si es víctima de un hecho de estas características, debe hacer la denuncia
Robo de datos
Los datos de los plásticos son confidenciales y está absolutamente prohibido compartirlos. En los últimos tiempos, se detectaron casos de personas que enviaron fotografías de los plásticos para realizar alguna gestión, pero con esa información efectúan compras en páginas virtuales de comercio electrónico que no toman mayores medidas de prevención de estafas. Los especialistas reconocen además que con este sistema, las víctimas difícilmente pueden anular las compras que hicieron a su nombre.
Errores en los pagos
Otra modalidad que tuvo un crecimiento en los últimos tiempos tiene que ver con errores en los pagos. Las personas buscan, especialmente en las redes sociales, gente que esté vendiendo artículos. Pactan la operación y fingen haber realizado una transferencia mayor a la acordada. Llaman al vendedor, le envían el comprobante, y le pide que les devuelva el excedente porque se había equivocado con el monto. La víctima, sin analizar la situación, le devuelve el dinero.