Karina capitana: el culebrón por el entorno entre Macri y la hermana "cuida"

Karina capitana: el culebrón por el entorno entre Macri y la hermana "cuida"

Por Hugo E. Grimaldi.

Karina capitana: el culebrón por el entorno entre Macri y la hermana cuida
Hace 3 Hs

La crítica a la toma de decisiones del gobierno nacional fue el punto central sobre el que insistió Mauricio Macri en el encuentro que tuvo con Javier Milei el lunes pasado en Olivos durante cuatro horas, en el que le dijo que, desde su experiencia, la cerrazón de su gobierno que estimulan quienes rodean al Presidente es la que le impide meterle velocidad y prolijidad en simultáneo a las resoluciones que se toman a diario.

La acción de entornar, la que el Diccionario define como el cierre parcial de una puerta o de una ventana, aplicada a la política significa lisa y llanamente obturar. El peligro está en los entornos venenosos, aquellos que terminan armándole al gobernante, a la corta o a la larga, un bloqueo informativo de control para que consuma sólo lo que le dejan pasar, ya que la misión de quienes están a su alrededor es condicionar no sólo su pensamiento, a partir de la influencia que ejercen sobre él, sino limitar su movilidad política.

Para ello, lo que hacen activamente quienes la juegan de celosos guardianes es ser restrictivos y ponerle barreras al número uno, manejarle la agenda, bloquearle el acceso a quienes ellos no desean que se le acerquen y dejarlo fuera de la verdad de modo sistemático. Así, le terminan construyendo una realidad paralela, un mundo virtual.

Lo cierto es que, aun conociendo los riesgos, todo político que se precie tiene un entorno siempre activo de supuestos leales y lo que hay que determinar es que tan tóxico es. Muchos de quienes integran esos grupos de bloqueadores están centrados más en su ego que en el éxito del gobernante, generalmente tienen ambiciones propias y están a la búsqueda permanente de controlar al número uno, manipular sus decisiones, consolidar poder, neutralizar a los opositores y, básicamente, promover su agenda personal.

El expresidente repitió el jueves media docena de veces frente a la tropa del PRO y luego en televisión que desea que al gobierno nacional “le vaya bien”, pero argumentó que no todas son rosas y sobrevoló el tema: “se convocó a gente de valía, pero que no funciona como equipo y allí hay que lograr coordinación. No puede ser que se superpongan responsabilidades. Para eso, hay que definir roles bien claros”, disparó.

Ocurre que él es ingeniero, siempre lo recuerda y, por lo tanto, es probable que tenga su cabeza formateada en la resolución de los problemas, a partir de secuencias lógicas que impiden poner los ladrillos en una obra antes que los cimientos. “En cambio, el Presidente viene de la economía con toda su brillantez y entiendo su diagnóstico, pero yo me eduqué desde el Colegio en armar equipos”, aseguró el jueves en TN.

Desde esa óptica, el ex presidente plantea que la construcción de equipos de trabajo resulta ser algo fundamental para que el director del proyecto, en este caso Milei y tal como sucede también en una orquesta afiatada, ejecute la partitura en tiempos precisos, sin errores y con la gente más idónea. “Y no tampoco con los topos que dejó Massa en el Gobierno que uno cree que están colaborando y te tiran los expedientes al tacho de basura”, se exasperaba Macri en esa entrevista.

Aunque sostuvo que los postulados liberales comenzó a desparramarlos él mismo en 2015 y que siempre trabajó para que el Estado no fuese una “maquinaria de reprimir a los ciudadanos” o de tolerar las componendas de “políticos, empresarios y sindicalistas que se volvían ricos, frente a una sociedad que se empobrecía”, señaló también que ahora hay madurez social suficiente para aceptar esas ideas, ya que mucha gente abandonó el “agotado” populismo kirchnerista y se muestra dispuesta a hacer sacrificios.

Enfatizó especialmente a la hora de decir que él comparte el camino y la dinámica de Milei para reestablecer la macro (ajuste fiscal y recomposición de Reservas, por ejemplo), pero que no comprende por qué el Gobierno no aprovecha los equipos del PRO “para empujar la micro”, a partir de la experiencia que él dice que tienen: “nos equivocamos, pero aprendimos”, suele razonar.

Lo que no explica el expresidente sobre el actual es que Milei es dueño de una personalidad bastante inasible que hace que a una idea que tiene in mente se le superponga otra, casi sin darle tiempo a nadie a ejecutar la primera. Su cabeza parece que viaja a una velocidad distinta a la que tienen los tiempos de concreción, su ansiedad lo desordena todo y es evidente que el timing presidencial supera a quienes deben maniobrar y quizás por eso o aún por el cansancio que deriva de cada frustración, se termina demorando todo aún más. Todavía no se reglamentaron aspectos vitales de la Ley de Bases, por ejemplo.

Con estos argumentos, Macri le pasó a Milei en aquella charla en la Quinta todas las facturas del caso y también en el mano a mano le planteó una queja de corte monumental, políticamente hablando. Se trata del planteo que hace más ruido a la hora del análisis cuando se trata de explicar por qué los equipos del PRO no están trabajando dentro el Gobierno: “todas esas iniciativas y ofrecimientos me las frenó tu entorno”, le dijo.

El tono acusatorio tuvo en esa charla nombres y apellidos y aunque no los dijo en el acto partidario, al rato los mandó al frente por televisión: “son Karina y Santiago Caputo”, precisó. La réplica llegó el viernes desde la Casa Rosada, donde devaluaron la intervención del expresidente y dijeron que “busca cargos”, al tiempo que prometieron que “no nos vamos a mover ni un milímetro”.

La historia argentina del siglo XX recuerda varios entornos de fuste, pero dos de ellos fueron casos emblemáticos que buscaban obturarles la realidad a los gobernantes. El famoso “diario de Yrigoyen” que le escribía a Don Hipólito su amigo José Luis Cantilo (y así desinformaba al Presidente) y la ruinosa aparición de José López Rega para engañar, con pases mágicos incluidos, a Isabel Martínez de Perón. Otros familiares estuvieron cerca de los mandatarios en tareas ejecutivas, pero nunca tan directamente relacionados afectiva y efectivamente, como la hermana de Milei. En el Mapa del Estado u organigrama del Gobierno, la secretaria general de la Presidencia, por ejemplo, aparece a la misma altura del Presidente, aunque por suerte se tomó la previsión de graficar su presencia allí con una fotografía más pequeña.

En la mitología griega, Orfeo es el héroe que intentó pasar al mundo de los muertos cruzando la puerta que cuidaba Cancerbero, el deforme perro de tres cabezas que le impedía pasar. Buscaba allí a su esposa y el círculo de protección del dios Hades lo paró una y mil veces, hasta que Orfeo, famoso por su habilidad para tocar la lira, calmó al monstruo con su música, lo que le permitió entrar sin dificultades. La que se impuso el expresidente con el actual se trata de una misión parecida y es la que salió a la luz hace dos días impulsada por él con la excusa de revitalizar al PRO y buscando quebrar el macizo entorno que lo cerca Milei, ese núcleo tan duro que comanda la Primera Hermana que parece preferir a la gente que dejó Massa que a los equipos macristas.

Si se repara en la unidad fraternal que siempre han exhibido, no queda del todo claro si la melodía que eligió Macri para endulzar la situación es la más adecuada, algo que simultáneamente sirva para darle herramientas al Presidente y calmar a “la Jefa”, acostumbrada a hacer y deshacer en su familia sin puenteos que la descoloquen. Más bien podría ser el detonante de un abismo aún mayor, quizás lo que Macri buscaba para preservar la identidad de su partido y evitar ser absorbido por LLA.

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