El oro de "Maligno" Torres en los Juegos Olímpicos jerarquiza a los deportes más "chicos" en Argentina

El oro de "Maligno" Torres en los Juegos Olímpicos jerarquiza a los deportes más "chicos" en Argentina

El rider cordobés se impuso en la prueba de BMX Freestyle, para darle la primera medalla a Argentina en París.

El oro de Maligno Torres en los Juegos Olímpicos jerarquiza a los deportes más chicos en Argentina Foto: Comité Olímpico Argentino

¿Quién se podría imaginar que un miércoles a las 10:30 de la mañana Argentina se paralizaría para ver una final de BMX Freestyle? Quizás es difícil de creer, pero eso sucedió. 

Es lo que lograron los Juegos Olímpicos de París y, particularmente, José “Maligno” Torres, rider de 29 años que se quedó con la medalla de oro en esa disciplina, y consiguió la primera presea argentina en esta edición.

Torres nació en Santa Cruz de la Sierra porque allí trabajaban sus padres, pero está radicado en Córdoba desde los 10 años. Llegó a Francia con buenos antecedentes y era uno de los posibles podios para Argentina. Ya había sido oro en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 y en los Juegos Suramericanos de Asunción 2022, y plata en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Además, participó en varias ediciones de los X Games, la icónica competencia de deportes extremos en donde tocó el cielo con las manos al consagrarse campeón el año pasado en California.

Clasificado tras obtener el séptimo puesto en el Preolímpico de Budapest, logró el pase a la final al terminar séptimo entre los 12 riders que participaron de la etapa clasificatoria, gracias a un puntaje promedio de 86,66, un poco menos de cinco puntos por debajo del británico Kieran Reilly, quien luego sería uno de sus principales rivales por el oro.

En la final, cada rider tuvo dos pasadas de 60 segundos en donde debían realizar la mayor cantidad de trucos posibles; siempre tratando de que tuvieran una alta dificultad para lograr una mejor calificación. La mejor de esas dos pasadas iba a ser el puntaje final de cada participante. “Maligno”, que por su ubicación en la clasificación debió pasar tercero, tuvo una primera tanda de lujo: obtuvo un puntaje de 94,88.

Pasaron los seis riders restantes y Torres se mantuvo en el primer lugar. Y a medida que corrían los minutos, crecían no sólo las chances de podio, sino la de una medalla de oro.

Eso se terminó de confirmar con la última pasada de Reilly, quien obtuvo un puntaje de 93,91, insuficiente para desplazar al argentino, que se alzó así con el primer oro olímpico para Argentina desde Río 2016. “Desde que llegué tenía mucho miedo de lo que podía pasar. Sabía que no había competencia más importante en todo el planeta; así que si tenía que morir en algún lado era acá. Como es un deporte extremo sabía que podía salir bastante lesionado y tenía miedo”, contó luego de la consagración. Y claro; según había relatado en una entrevista con La Nación, las lesiones son habituales en este deporte donde no utilizan ninguna protección.

En su caso, reveló que tiene todo el lado izquierdo del cuerpo quebrado y operado. “Por suerte todo tiene titanio y en los escáneres de los aeropuertos no tengo problemas”, había dicho entre risas.

“Maligno” también detalló cómo empezó a practicar una disciplina que en Argentina tiene escasa difusión. “Fue en el colegio, en un parque con unas rampas que no servían para mucho pero le sacamos jugo. De repente empecé a competir y a sentir que se volvía un poco más profesional. Cuando se hizo olímpico se empezó a sentir el cambio de deportista a atleta”, relató.

En Argentina, el BMX Freestyle no es una disciplina masiva; se practica más bien como un hobby como el caso de algunos jóvenes en la Plaza Urquiza para tener un ejemplo local. Por eso, muchos se sorprendieron al enterarse de que es un deporte olímpico y, todavía más, de que Argentina obtuviera una medalla.

Claro que esto no es nuevo y no sólo sucede con el BMX. Generalmente, cuando se desarrollan los Juegos Olímpicos (y en menor medida, los Juegos Panamericanos y Suramericanos), miles de argentinos se prenden a la pantalla para ver deportes de los que poco saben, muchos al punto de volverse fanático. Aunque, claro, un fanatismo efímero. Sacando al fútbol, hockey, rugby y alguna que otra disciplina más, son pocos los deportes que mueven multitudes en el país. Y eso también impacta en su desarrollo.

Así como el BMX, son varias las disciplinas que tienen sus segundos de fama cada cuatro años, y luego desaparecen. Incluso cuando sean las responsables de algunos de los logros más importantes del deporte argentino. Un caso que sirve como ejemplo es el judo, que creció con la figura de Paula Pareto, pero que tras su retiro volvió a las “sombras”. O de la vela, una de las disciplinas que más medallas le aportó en la historia al país en Juegos Olímpicos (10, sólo por detrás del boxeo), pero de la que se sabe poco y nada.

La medalla de “Maligno” Torres es un llamado de atención para las dirigencias políticas y deportivas. Para los deportistas argentinos, competir en cualquier disciplina es un desafío porque las condiciones de desarrollo e infraestructura en el país los hacen estar en notable desventaja frente a deportistas europeos, asiáticos, norteamericanos, e incluso ante deportistas de países vecinos como Brasil. Y si bien no se puede obviar el contexto económico que atraviesa el país en los últimos años, el deporte, por su función social, y por todo lo que implica, merece mayor inversión y reconocimiento. Y hablamos de todos los deportes; porque como quedó demostrado en París, en Argentina hay talentos en todas las disciplinas.

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