Por Ariane Armas
30 Julio 2024
Es una charla común entre madres y padres el cómo sus niños muchas veces eligen jugar con las cajas de sus regalos o incluso sus envoltorios, antes que con los juguetes que ellos contenían. Para muchos es curioso. Causa risas y anécdotas en un mundo repleto de pantallas y tecnología. No todos saben que esta práctica tiene nombre y que impulsarla en la vida de los más pequeños tiene amplios beneficios.
Se llama juego no estructurado; es simple y tiene algo de mágico. ¿Por qué? Porque a través de él, los objetos se transforman en lo que el niño desee. Un pedazo de cartón puede convertirse en una pizarra para crear arte. Pequeños muñecos pueden agigantarse tanto como la imaginación del menor quiera y trozos de papel de colores pueden convertirse en dinero para hacer de cualquier habitación un centro comercial.
“Soy mamá de Lucio y de Catalina, y en mi casa trato de que esta práctica esté presente todos los días. Me ha ayudado mucho y hasta hay menos peleas”, contó risueña Luciana Hernández. “Me gusta cuando escucho a mi hijo decir que sus superhéroes son maestros y bomberos y no Spiderman o Hulk. O cuando mi hija con sus crayones maquilla a sus muñecas como si tuviera alguna estética”, agregó al respecto.
“Sé que es bueno que también jueguen con reglas y para eso en mi hogar tenemos varios juegos de mesa, pero que se diviertan sin instrucciones y usen solo su imaginación, me parece fundamental”, sentenció.
Definición para adultos
“Cuando hablamos de juego no estructurado en los niños nos referimos a un juego que está dirigido exclusivamente por ellos, con la libertad de poder armar el escenario que desean sin recibir instrucciones del adulto”, explicó al respecto la maestra jardinera, Agostina Navarrete en declaraciones a LA GACETA.
“Esto es sumamente importante ya que les permite explorar cada elemento o momento de una manera particular, mientras satisfacen sus necesidades y ponen en juego su creatividad y sus ganas de jugar”, agregó sobre las posibilidades de entretenerse.
En este sentido, hay que destacar que el juego no estructurado forma gran parte de la estimulación de los niños, por lo que en un contexto de excesos de pantallas, videos e imágenes poner el tema en la mesa se vuelve clave.
“Cuando un adulto les brinda la posibilidad a sus niños de un juego libre, les ofrece no solo la posibilidad de divertirse sino también de aumentar su propia inventiva”, enfatizó la docente.
Cómo aplicarlo
A través de esta experiencia un niño se nutre, aprende y experimenta a la vez que descubre sus sentidos, por lo que los mayores pueden ayudarlos al escoger los materiales adecuados y que crean mejor para cada caso.
“Cuando el adulto ofrece elementos o tiempo de juego, de una u otra manera tiene un propósito aunque no se lo explicite a ellos”, comentó al respecto Navarrete.
“Un claro ejemplo es el juego heurístico (con piezas sueltas). Si bien yo, cómo docente, tendré en claro cuáles serán los contenidos y objetivos que quiero lograr al trabajar esto y darles elementos cotidianos para que los conozcan, también será de gran sorpresa ver qué pueden trabajar con estos elementos por si solos”, señaló.
“Por ejemplo, podemos observar cómo a un tarrito de helado vacío lo transforman en un auto, o una caja vacía se vuelve un sombrero y palitos de helados se convierten en termómetros”, ejemplificó la maestra y sumó: “para los adultos los bloques son solo bloques, para ellos tienen mil formas de reinventarse en una cámara, en una pista de autos o en barcos”.
Beneficios cognitivos
Según la psicología, el juego no estructurado tiene ventajas como la liberación de energía, la integración de las habilidades sensoriales, el desarrollo motor y la exploración del mundo a través de la imaginación, lo que ayuda a los pequeños a desarrollarse cognitiva, social y personalmente.
“Al analizar este tema nos referimos simplemente al juego espontáneo, que se escenifica cuando el niño logra anudar sus herramientas creativas e imaginativas con aspectos de su realidad o cotidianidad. Es decir, construye escenarios, encarna personajes, narra historias incluso, con un mismo objeto”, sumó su voz la psicóloga especialista en niños, Celeste Richard.
“Así todo esto colabora en el desarrollo cognitivo, ya que potencia las habilidades de los pequeños de todas las edades con respecto a la atención, al pensamiento crítico, a la resolución de problemas, a la planificación y a la organización”, comentó la especialista.
Y agregó más datos importantes al asunto: “asimismo, potencia su plasticidad neuronal, fundamental para el desarrollo del aprendizaje, y su capacidad de explorar e interiorizar el mundo externo. Mientras que, por otro lado, incrementa sus habilidades sociales, fortaleciendo sus vínculos interpersonales, mediatizando acciones de compartir, empatizar, negociar, delegar”.
Control de emociones
Con el juego no estructurado no tan solo se descubre el exterior, sino que también y casi sin intención, se puede colaborar en la gestión emocional.
“Es uno de los mecánicos de expresión más valiosos en el niño ya que posibilita tramitar, elaborar y gestionar emociones como la frustración, la angustia, y la ansiedad”, desglosó la psicóloga. “El niño pone en acto aspectos de subjetividad de su historia y de su realidad, e incrementa así su tramitación de aquellas situaciones que le ocasionan malestar”, cerró.
Con toda esta información y pese a que el universo virtual parece ganar todas las batallas de este siglo, las especialistas consultadas recomiendan incentivar esta práctica en niños y niñas de todas las edades. “Si bien los otros tipos de juegos son tan importantes para marcar límites y reglas, es necesario todos los días poder darles ese espacio libre para crear más independencia”, enfatizó Navarrete.
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