Nervios de acero, serenidad y efectividad… El equilibrio emocional es una tarea elemental en los duelos decisivos. Muchas veces no se brilla; no por falta de intención sino porque las condiciones no están dadas. Pero con un simple gol alcanza, y a San Martín le sobró.
La victoria frente a Talleres de Remedios de Escalada tenía una serie de condimentos que hacían que el “santo” estuviera obligado a una victoria. No sólo porque se trataba de un rival endeble, sino que el resultado de los sanjuaninos lo ponía entre la espada y la pared; entre la cima y el segundo puesto. Pero el equipo de Diego Flores no sintió la presión. Todo lo contrario: dominó de punta a punta el duelo.
El gol de Gustavo Abregú fue lo más inusual del partido. Claro; el “5” no está acostumbrado a ser el “hombre-gol” ni se caracteriza por la potencia de sus remates; es una rareza verlo disparar al arco rival. Pero esta vez protagonizó la acción justa y necesaria para conseguir el triunfo.
No fue un corte decisivo, pero sí un tanto que reflejó lo que fue San Martín: un equipo paciente, inteligente y ordenado. Y, como plus, volvió a aprovechar la pelota parada, una fortaleza que caracterizó al proceso de Flores.
El “santo” fue más en todos los sentidos. No se “mosqueó” para vencer a un flojo Talleres, que no hizo daño en La Ciudadela. ¿La causa? La destacada labor de la dupla de Máximo Levi y Agustín Dattola.
La zaga fue el cerrojo que clausuró el arco de Darío Sand. Tal es así que el correntino sólo protagonizó una atajada en todo el partido: el disparo de media distancia de Nicolás Molina. No mucho más.
Todo fue acompañado por el trabajo de Matías Ignacio García. El ex Güemes equilibró la mitad de la cancha, soltó a Abregú y redondeó una actuación prolija. Manejó de manera correcta la salida y ahogó las (pocas) intervenciones de los volantes de Talleres.
Fue el complemento necesario que necesitaba el DT para encontrar el funcionamiento del equipo; un rendimiento que lo posiciona como un equipo protagonista y cada vez más aceitado.
La conexión Juan Cuevas-Matías García es otro de los factores que explican la victoria del “santo”. La asociación derrocha creatividad; como si tuviese la magia necesaria para sacar una que otra sorpresa de la galera. Es cierto, “Caco” no tuvo la lucidez de los partidos previos, pero aporta lo suficiente para inclinar la balanza en favor del “santo”.
Clarificó el ataque, hecho que fue un déficit de San Martín en la primera parte de la temporada.
El ex Everton de Chile, en tanto, redondeó una actuación destacada. Gambeteó, luchó y fue una amenaza constante de peligro. ¿Qué le faltó? El gol o una asistencia. Pero, una vez más, el volante demostró por qué es uno de los líderes futbolísticos del San Martín de Flores.
¿Hubo alguna deuda del equipo? Podría apuntarse la escasa participación de los laterales. Axel Bordón, que ingresó en lugar de Gonzalo Bettini, cumplió en lo defensivo, pero no logró destacarse en ataque. No se proyectó ni se asoció con Lautaro Fedele. Lucas Diarte, en tanto, no desentonó.
Así, San Martín impuso condiciones y consiguió un triunfo que significó una golpe de autoridad en la pelea por el ascenso.