Hace 7 Hs
Tal como se concibe el mundo en tiempos de trepidante instantaneidad comunicacional, cualquier chispa -llámese declaraciones, actos, gestos e incluso silencios- puede encender un fuego. Las polémicas están al orden del día, las reacciones también. En el caso específico del deporte, conviene diferenciar lo que comúnmente se denomina “folclore” con las situaciones de fondo. En este último caso se incluyen temas que nunca deben llevar a mirar a otro lado. Uno de ellos es la discriminación.
En semanas recientes recrudeció, tanto en el campo digital como en el presencial, una rivalidad entre argentinos y franceses, alimentada desde un contexto futbolístico por la final del Mundial de Qatar 2022. Casi 19 meses después de aquel suceso, las secuelas se mantienen e incluso avanzaron sobre otros áreas, como el político, el diplomático y el social.
Resultados deportivos mediante, la rivalidad entre ambos países recrudeció recientemente con la viralización de la repudiable canción discriminatoria subida por Enzo Fernández a su cuenta de Instagram, una vez que la Selección se coronó campeona de la Copa América. La publicación produjo las lógicas reacciones negativas en la mayoría de los compañeros del volante de Chelsea y de varios sectores del fútbol europeo. La situación llegó al punto de abrir una fuerte interna en el Gobierno nacional, desató chispazos diplomáticos y hasta generó que un funcionario, Julio Garro, en ese entonces subsecretario de Deportes, fuera eyectado del cargo.
Con los Juegos Olímpicos de París en curso, se empezaron a generar otros capítulos violentos. Por caso, los fanáticos silbaron nuestro Himno Nacional, lo que fue el preludio del escándalo en el final del partido ante Marruecos, dominado por las rechiflas, gritos discriminatorios, el lanzamiento de objetos al campo de juego, las invasiones del público y la detonación de fuegos artificiales. Lo insólito llegó del lado de la ministra de Deportes de Francia, al opinar que hubo un pequeño momento de confusión y de intrusión marroquí “bastante bondadosa”.
Tampoco las presentaciones de Los Pumas 7s gozaron de simpatías, repitiéndose las rechiflas y los gritos discriminatorios.
Se entiende que quienes discriminan lo hacen por temor y, por lo tanto, por rechazo a las personas que son diferentes. Esto se debe a la falta de educación, ya que se ignora el hecho de que existe una diversidad humana que debemos respetar.
La discriminación produce consecuencias graves contra el bienestar social, lo que genera intolerancia, violencia, racismo y xenofobia. Son también resultado de estos actos la segregación y la exclusión social, en ambos casos con un impacto muy negativo en la sociedad.
Cuando situaciones como las planteadas se descontextualizan, se tornan peligrosas. Porque nunca se sabe hasta dónde podrían extenderse. Las pasiones son buenas, mientras los límites queden claros y se los respete. No parece ser el caso de los hechos recientes. Por eso es dable llamar a la reflexión a protagonistas, público, autoridades y organizaciones involucradas. No son situaciones aisladas, por el contrario. Exponerlas, siempre, son una celebración al derecho a la vida.
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