La singular encrucijada de ser científico y libertario

La singular encrucijada de ser científico y libertario

la gaceta / foto de Ines Quinteros Orio la gaceta / foto de Ines Quinteros Orio

Con discreción ante la prensa y con alta exposición institucional, pasó cuatro días en Tucumán el presidente del Conicet, Daniel Salamone. Hace dos meses lo hubiera recibido un piquete de científicos y de universitarios embravecidos por los recortes feroces a la investigación por parte del gobierno mileísta; ahora vino a inaugurar obras, a conocer la realidad del sector y hasta visitó en El Infiernillo a una comunidad aborigen donde se estudian restos arqueológicos de hace 8.000 años. Fue aplaudido el viernes cuando habló en el 115° aniversario de la Estación Experimental Agrícola y lo mismo había ocurrido el jueves en la habilitación de la sede del Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal (Inbiofiv) en predios de la UNT, muy vinculado con la Facultad de Ciencias Naturales. Ese día estuvo en el Instituto de Tecnología Agroindustrial del NOA y en el Proimi y el Cerela, y se encontró a puertas cerradas con los responsables de las Unidades Ejecutoras del Conicet para escuchar sus inquietudes. Dicen que no se escucharon reproches y que hubo diálogo franco.

Clonación y política

La aparición de Salamone era todo un acontecimiento, después de más de medio año del Gobierno de Javier Milei, que está en su cruzada para disminuir a su mínima expresión al Estado y que tuvo un fuerte enfrentamiento en los primeros meses del año con las universidades y el sector científico. Salamone, llamado a silencio desde su asunción, era una rara avis. Veterinario, doctor en Biotecnología y en Medicina, hizo carrera en el Conicet y se especializó en clonación. Participó hace años en el proceso de clonación de la ternera Pampa y su ensamble en el equipo de Milei ha generado amplia curiosidad, precisamente por las habladurías sobre los perros del Presidente, sobre los cuales, dicho sea de paso, el procurador del Tesoro de la Nación, Rodolfo Barra, acaba de dictaminar que no se puede preguntar, porque pertenecen -dijo- a la esfera privada del mandatario.

“A dormir tranquilos”

Después de la dura puja entre Milei y las universidades -todavía se recuerda el cartelito que difundió el Presidente que decía “lágrimas de zurdos” ante la protesta general por el recorte de fondos- Salamone apenas apareció en una nota en mayo en “Infobae” en la que dijo que quería calmar los ánimos, afirmando que el “el presupuesto estimado 2024 está garantizado y ejecutado en tiempo y forma. Ya ejecutamos el 41%, es decir que los científicos pueden dormir tranquilos”. Añadió que la gran apuesta era el desarrollo de la biotecnología, la inversión en el territorio antártico y la atracción de inversiones a través de cooperación internacional. “El Conicet tiene enorme potencial para ofrecer al país”, dijo.

En el acto saltó la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Técnica (Raicyt): “no podemos trabajar ni dormir tranquilos”, reclamaron, y enumeraron: “la inflación interanual ha licuado los montos transferidos a los institutos y centros de investigación, amenazando la continuidad de su funcionamiento”; “se ha despedido un número muy importante de empleados administrativos, de tareas esenciales como soportes de la investigación”; “los contratos de los que quedan sólo se renovaron hasta el 30/06” (no se ha informado ahora qué pasó después); “las becas doctorales se redujeron de 1.300 a 600... eso afecta la formación de nuevos investigadores y el desarrollo de proyectos de investigación”; “los nuevos ingresos a carreras de investigación y de personal de apoyo se encuentran paralizados”; “los salarios han perdido el 25% en los últimos cuatro meses” y “el presupuesto anual en la web oficial es de $ 214.821 millones” (la mitad de lo que había dicho el funcionario en la entrevista) y hasta mayo lo que se había ejecutado no alcanzaba “al 2% de su presupuesto anual, que no fue actualizado respecto de 2023”. Por su parte, los científicos mandaban a dormir al funcionario.

Actos e inversiones

Después hubo silencio. Ahora apareció Salamone y en el acto del Inbiofiv, que es un instituto de doble dependencia entre la UNT y el Conicet, se mencionó que se utilizaron fondos nacionales enviados el año pasado por el gobierno anterior y aportes del gobierno actual. “Para nosotros es importante, va en la dirección que queremos ir; es un instituto que va a estar muy orientado a descubrir nuevos productos que puedan servir a la industria. Conicet lo que quiere es fomentar en gran medida la investigación, la incorporación de doctores a la universidades y en ese sentido es fantástico”, dijo.

En la Eeaoc fue aplaudido cuando la mencionó como “entidad señera en el país en materia de investigación agropecuaria... y sé del impacto que tuvo la transferencia tecnológica a través de los comentarios de muchos amigos del INTA”. Elogió el trabajo entre los sectores privado y público; destacó la tarea de la UNT como proveedora de profesionales para el país. “Todo lo que ocurre acá, creo yo, deberíamos copiar”, aseveró, y comprometió el apoyo del Conicet para las innovaciones tecnológicas. Palabras dulces para los oyentes.

Todo esto, ¿con qué dinero, si el gran mensaje anticasta y antiestado de Milei ha sido que no hay plata? ¿Hay un mensaje marketinero antipolítica y antiestado y hay otra realidad en silencio? Esa paradoja no fue planteada en estos cuatro días de encuentros. Salamone hasta participó en el proyecto en esa comunidad aborigen que más se acerca a las ciencias sociales, tan denostadas por los sectores simpatizantes del Gobierno nacional que piensan que la única ciencia que vale es la ciencia útil, la aplicada, y a los que les cae bien la idea de dejar al costado la ciencia básica. Pero el Conicet participa con Turismo en el proyecto de investigación sobre el maíz de 8.000 años en esa comunidad vallista. Siempre, se puede conjeturar, que en los ojos de las autoridades se le encuentra utilidad, acaso comestible, al maíz prehistórico.

Escenario de paradoja

Las fuentes del Conicet destacaron que lo importante de esta visita fue que tuvo contacto con la realidad, que conversó con los socios estratégicos -Instituto Lillo y Eeaoc- y dijeron que ahora tienen fondos asegurados para poder funcionar y para que las unidades ejecutoras se mantengan, pese a que hay fondos que no están llegando y que hay menor cantidad de becarios para investigaciones, que hace que los proyectos que se vean retrasados.

En definitiva, hay un escenario de paradoja. Para los que habían protestado a comienzos de año, porque ven a Milei como el gran desmantelador del Estado (él y su ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, siguen enfatizando que van a desarmar desde adentro al Estado) y no saben si lo que ahora sucede significa un cambio positivo.

Para el titular del Conicet hay también una situación embarazosa. ¿Investigador científico y libertario? ¿Presidente de una institución que debería minimizar? En cualquier caso, entra en una zona fantasma, como les pasa a muchos funcionarios, que deben administrar y tratar de hacer eficiente el Estado a pesar de la prédica feroz del Presidente, que es quien los emplea. Ya se ha visto lo que les pasó a los que hablaron mucho por fuera de las directivas oficiales. En estos casos el silencio es salud. Pero... ¿hacia dónde llevará esta paradoja?

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