ZWEIG Y ROTH. Ese verano tenían la presunción de que una gran catástrofe se aproximaba. “No somos sino fantasmas y recuerdos”, diría Zweig.
Joseph Roth y Stefan Zweig pasaron un veraneo juntos, en 1936, para despedirse de una era. Los emparentaba el acertado presentimiento de que el mundo de la razón y la inteligencia estaba siendo destruido por la impertinencia del ignorante y la saña del salvaje.