La capital expulsa a los jóvenes y es hoy la localidad más envejecida de Tucumán
Rosa Solórzano tiene 74 años y vive en la planta baja de un edificio de barrio Norte. Camina unos metros y está el supermercado donde compra lo que necesita. A una cuadra, hay un centro de salud donde atiende su médico de cabecera. Si quiere salir a pasear, tiene de todo cerca: bares, locales comerciales y peluquerías. También sus amigas viven en la zona y juntas participan de distintos talleres para jubilados.
“El centro tiene todo lo que necesito. Además, es lo más seguro vivir en un edificio”, dice ella. “A mis dos hijos, en cambio, no les gusta. Uno se fue a Yerba Buena hace varios años y el otro está en San Pablo. El verde les tira más”, apunta la docente jubilada. Igual que ella, son muchos los adultos mayores que viven solos y que prefieren estar en la capital por comodidad y por seguridad.
Las personas de 65 años en adelante representan el 12,6% de la población de la capital tucumana. Eso es casi el doble que en 1991, cuando figuraba como uno de los municipios con más jóvenes. Según el último censo, San Miguel de Tucumán se ha convertido en la localidad más envejecida de toda la provincia, superando a Simoca y a Tafí del Valle, que históricamente eran los departamentos con más adultos mayores.
En las últimas dos décadas, según los expertos, el modelo urbanístico de la ciudad ha expulsado a los jóvenes a localidades vecinas, como Cruz Alta, Yerba Buena, Tafí Viejo y Lules. De hecho, estos dos últimos departamentos figuran entre los menos envejecidos en la actualidad y son los que más crecieron en cantidad de población. La capital, por el contrario, es una de las zonas que menos habitantes sumó en la última década.
Tendencia
La tendencia ya se veía venir. El censo 2010 dio señales claras de que los tucumanos huían del vértigo de San Miguel de Tucumán, en busca de espacios más tranquilos y también por cuestiones económicas. Ese año, Lules y Yerba Buena mostraron, respectivamente, un crecimiento poblacional del 19,1% y del 16,5%, mientras que la capital exhibió un modesto 4,1%, según un trabajo realizado en la Cátedra de Demografía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT, dirigido por la demógrafa Nora Jarma.
En los últimos años, y también gracias el home office que impuso la pandemia, se profundizó este fenómeno: muchos dejaron el centro y se mudaron a lugares más tranquilos, en casas con más espacio y aire libre, lejos del caos y el desorden vehicular.
Más de 80 años
Según el último censo, una de cada tres viviendas particulares en San Miguel de Tucumán tiene, en promedio, un adulto mayor. La capital es, junto a Tafí del Valle y Simoca, la jurisdicción con más personas mayores de 80 años. Representan casi el 3% del total de los habitantes.
En general, la provincia está (y seguirá) envejeciendo. Hace 30 años, en Tucumán, las personas con 65 años, o una edad superior, eran 6,3% de la población. En 2010, la cifra se elevó al 8%. Y ahora es del 10,5%, apenas superior al promedio nacional (9,9%). Como dato curioso puede mencionarse que en 1895 -año del primer censo nacional- el porcentaje de adultos mayores fue del 2,5.
Para los expertos, el envejecimiento demográfico no es una sorpresa. El fenómeno tiene muchas causas asociadas, pero la principal es la baja en la tasa de fecundidad, que junto al aumento de la esperanza de vida genera cambios sustanciales en la composición por edad de la población.
Indice de envejecimiento
¿Qué es el índice de envejecimiento? ¿Para qué sirve esta medición?, le preguntamos a Fernando Longhi, investigador del Conicet y docente de demografía. “Se trata de un indicador demográfico que sirve para ver cuán envejecida está una población. Una población puede ser más joven, medianamente joven, estar en un proceso de envejecimiento o ser altamente envejecida”, dijo.
Luego definió el envejecimiento como una característica que se refleja en el modelo de transición demográfica: “se trata de un modelo en el cual la sociedad empieza a tener control sobre la mortalidad. Se controlan sobre todo las causas de muertes por infecciones, las que tienen que ver con el ambiente. Y también se tiene control sobre la vida; es decir, se empieza a controlar a partir de algunos métodos, políticas y decisiones la cantidad de hijos por mujer”.
Según detalló, el índice de envejecimiento (que está aumentando cada vez más) se expresa calculando la cantidad de adultos mayores por cada 100 menores de 14 años (queda excluida la población económicamente activa, que va de los 15 a los 65 años). “Ese indicador tiene distintos umbrales; normalmente, cuando es menor a 50 se habla de una población joven. Cuando está entre 50 y 100 de una población en proceso de envejecimiento, y cuando ese índice de envejecimiento es mayor a 100, se denomina usualmente una población envejecida. Significa que hay más personas de 65 años que menores de 15 años en una sociedad determinada. Es importante tener esta cifra porque una población envejecida tiene distintas implicancias en la planificación de políticas públicas, para desarrollar programas sociales, económicos, de salud, que respondan a las necesidades de ese grupo etario”, detalló.
“Un sistema se sostiene sobre la base de la población económicamente activa. Entonces, si hay menos niños y un mayor índice de envejecimiento, estamos hablando de que hay una sociedad que tiene que sostener a toda esa población envejecida que está en crecimiento y que no aporta económicamente al sistema”, evaluó, y remarcó la importancia de hacer proyecciones ya que esta avanzada de los adultos mayores tendrá en el futuro implicancias muy importantes para las poblaciones.
Rurales y urbanos
En Tucumán, los departamentos que tienen un índice de envejecimiento superior a 50 son: la capital (61), Simoca (52) y Tafí del Valle (51). Está claro que se trata de un fenómeno que se da tanto en las urbes como en el interior o en las áreas rurales.
“Está demostrado que a mayor urbanización también, por lo menos en Latinoamérica, mayor índice de envejecimiento. En Europa y en otros lugares no necesariamente funciona así. En las zonas rurales los procesos emigratorios son importantes; entonces, se va la población económicamente activa y eso afecta que haya una proporción cada vez mayor de adultos mayores, lo cual repercute en el índice de envejecimiento”, describe Longhi.
“En las ciudades, las mejores condiciones de vida en general y el acceso a servicios de salud, posibilitan una mayor esperanza de vida y eso impacta también en que las personas vivan más; por lo tanto tienen un mayor volumen de población con más de 65 años. Resumiendo, las áreas rurales están muy afectadas por los procesos emigratorios, la expulsión de población joven, y en las áreas urbanas el aumento en la esperanza de vida impacta en el nivel de envejecimiento”, resumió.
Desafío
Las ciudades con poblaciones que envejecen cada vez más enfrentan un gran desafío, afirma la doctora Aurora Rueda, con más de 30 años de experiencia en geriatría. Según la especialista, vivir más años no debería significar hacerlo en forma penosa. Por eso, sostiene que los gobiernos y las instituciones deben hacerse responsables y lograr un envejecimiento satisfactorio con una amplia y eficaz cobertura de salud, incentivando las redes sociofamiliares y ofreciendo un buen aporte económico para ellos.
Remarcó que Tucumán, en comparación con las otras provincias del NOA, tiene una población envejecida. Y habló de otro detalle: la feminización de la vejez. Por ejemplo, en San Miguel de Tucumán hay 154 mujeres de más de 65 años por cada 100 varones de la misma franja etaria.
“La mujer envejece más y, por lo tanto, es más vulnerable a enfermedades crónicas invalidantes. Desde el punto de vista social, está más desprotegida”, remarcó.
Según la profesional, ha notado que en los últimos 10 años hay un descubrimiento nuevo de la vejez como un fenómeno social, político e individual. “Esto ha llevado a que las mismas personas mayores tomen conciencia de la importancia de envejecer y lograr una vejez más feliz, con mayores posibilidades y con proyectos, con nuevas experiencias y deseos. La prolongación de la vida ya no es simplemente un hecho de edad. Las personas mayores van evolucionando conjuntamente con la sociedad que ya las acepta. Esa situación ha permitido que se hagan cargo de sus propias dificultades, pero también se hagan cargo de sus potencialidades y eso es muy bueno”, recalcó.
Para llegar a esta etapa de la vida de la mejor forma posible, Rueda destaca la importancia de mantener una rutina de actividad física, buena alimentación, controles médicos y actividad social. “Y no olvidemos el amor, que también existe en esta etapa de la vida y con mucha calidad. Hay nuevos paradigmas en la relaciones amorosas, sin complejos ni prejuicios de ningún tipo”, concluyó.
Detalles sobre la población
- 181.841 tucumanos tienen más de 65 años, lo cual representa el 10.5% del total de la población.
- 12,6% de los residentes de la capital son adultos mayores.
- 11,6% de los pobladores de Tafí del Valle tiene más de 65 años.
- 8,7%de los que viven en Tafí Viejo son adultos mayores. En Lules, el 7,9%.