El incendio del micro en la zona de Molle Yaco dejó al descubierto el lado oscuro de los tours de compras a Bolivia. Una actividad que mueve millones de pesos y que transita esa delgada línea que divide lo legal con lo ilegal. Ingresar mercadería del exterior no es un delito, sino una infracción. Sí lo es pagar sobornos al personal de la fuerza de seguridad para poder llegar a destino o utilizar este servicio para transportar droga.
El martes, cerca de las 8, unas 30 personas que integraban un contingente prendieron fuego el micro en el que se trasladaban. Hasta el momento, el juez federal José Manuel Díaz Vélez maneja dos hipótesis. Los pasajeros tomaron esta drástica represalia en contra del propietario porque habrían pagado para que no fueran controlados en el trayecto desde Orán a San Miguel de Tucumán.
La otra posibilidad es que algún pasajero haya escondido droga entre los bultos con mercadería. Pero al existir la posibilidad de que sean descubiertos, decidieron quemar todo el ómnibus. El magistrado interviniente ordenó la aprehensión de los dos choferes del colectivo y está tras los pasos de “Papichulo”, el supuesto organizador del tour. También trata de ubicar a los 40 pasajeros que formaron parte del viaje. Sus nombres surgieron de la lista que por ley están obligados a presentar.
Situaciones extrañas
El caso tuvo repercusión a nivel nacional. No existen muchos antecedentes de un incidente de estas características, mucho menos en Tucumán. Los investigadores manejan la siguiente hipótesis: integrantes del tour habrían entregado una suma de dinero para que “arreglaran” con los gendarmes desde Orán hasta El Naranjo. Justamente allí habrían sido controlados por última vez.
Ingresaron a Tucumán sin ningún tipo de problema. “Aprovecharon el cambio de guardia en el puesto de Cabo Vallejo para pasar sin problemas. Ellos tienen todo calculado. Sobre el caso lo único que puedo decir es que la justicia federal está investigando”, sostuvo el jefe de Unidades Especiales Fabio Ferreyra, que tiene a su cargo el Operativo Lapacho, sistema con el que se reforzaron los controles en los límites provinciales.
Al llegar a Molle Yaco, los gendarmes intentaron detenerlo, pero eludió el control, aunque fueron detenidos a 500 metros. Algunos pesquisas creen que los efectivos decidieron detenerlos porque no estaban al tanto del arreglo al que podrían haber arribado sus pares que están destinados en Salta.
En las últimas horas, los pesquisas sumaron indicios de que la mayoría de los pasajeros lograron salvar la mercadería. Un testigo les habría comentado que lograron sacar los bultos que transportaban en la bodega del micro. Cada uno de esos paquetes, según estimaciones de los especialistas, tiene un valor de entre $1 y 1,5 millones. “Es imposible que ellos hayan quemado su inversión. Algo pasó en el medio”, indicó Pablo Juárez, un tucumano que se dedica a esta actividad.
Una industria
Los tours de compras a Bolivia ha tenido un importante crecimiento en los últimos tiempos, empujado por los vaivenes económicos del país. LA GACETA pudo constatar que existen al menos cinco mecanismos para viajar hasta tierra boliviana para comprar mercadería y luego venderla en esta y otras provincias. El valor del viaje oscila según el tipo y el servicio, pero oscilan entre los $50.000 y los $70.000 por persona Ellos son:
- El tradicional: empresas de turismo ofrecen un viaje de 48 horas. Parten por la noche, llegan a primera hora a tierra salteña y durante la mañana hasta la tarde, los pasajeros realizan las compras que luego cargan en el micro e inician el retorno por la noche. Arriban a la provincia al amanecer o durante las primeras horas de la mañana. Cada persona puede regresar con un bulto de mercadería, pero puede trasladar los que quiera abonando los pasajes correspondientes. Por ejemplo, viajar al vecino país para traer tres “vagayos” debe abonar tres boletos.
- El común: una persona organiza los viajes de manera particular. El mecanismo de compra es el mismo, la diferencia radica en el estado del micro que se refleja en la duración del viaje.
- El mayorista: adquieren micros para realizar grandes compras de mercadería. Contratan personas para que simulen ser pasajeros en los controles.
- El VIP: personas cuentan con camionetas utilitarias que trasladan hasta tres pasajeros por viaje. La ventaja es que el servicio es casi personalizado.
- Arriendo: hay tucumanos que alquilan sus vehículos para que sus clientes puedan realizar el viaje. El “cliente” debe hacerse cargo del combustible y es responsable si el vehículo sufre algún tipo de daño.
Dificultad
Ferreyra, responsable del Operativo Lapacho, informó que en lo que va del año detuvieron a cuatro micros que trasladaban mercadería ilegal. “Es una situación bastante extraña. Normalmente salen los martes y jueves hacia el norte. Tenemos registrados su paso por la frontera, pero no el regreso”, explicó. “Ese es un importante indicio de que toman caminos alternativos para poder transitar. Fuerzas federales nos explicaron que están detectando las rutas por Nueva Esperanza o Monte Quemado por la que ingresan a Santiago del Estero y luego a Tucumán”, destacó.
El funcionario advirtió que son organizaciones que tienen todo estudiado. “A veces, cuando saben que los están persiguiendo o conocen de algún control, se ocultan en caminos vecinales o montes. También, como puede haber pasado el otro día, esperaron el cambio de guardia en el puesto de Cabo Vallejo”, resumió.
Ferreyra aclaró que el mayor decomiso de mercadería no se concretó con los tours de compras. “Los récords fueron camiones a los que sorprendimos que habían llevado carga a la zona de frontera y regresaban con todo tipo de productos. Uno de los más fuertes fue un camión habilitado para transportar alimentos perecederos y tenía más 800 bultos de prendas de vestir”, finalizó.
Procedimientos: en lo que va del mes se detectaron 34 infracciones al Código Aduanero
En lo que va del mes, según los informes que tuvo acceso LA GACETA, en el marco del Operativo Lapacho, se realizaron 34 procedimientos por infracción al código aduanero. Lo más sorprendente esa cifra es que 20 de ellos era mercadería ingresada transportada por el servicio de encomienda. “Con el crecimiento del comercio on line se incrementaron considerablemente los servicios de transporte logístico”, comentó Ferreira. “No es sencillo controlar las decenas de camiones con acoplados que transitan las rutas tucumanas. Es momento de buscar otra alternativa legal para no tener que revisar paquete por paquete vehículos que transportan hasta 800 unidades”, comentó el funcionario. En nuestro país, la privacidad de la correspondencia tiene asegurado derecho constitucional. Las empresas de correo son las encargadas de vigilar que no se traslade nada ilegal. Los despachantes deben firmar una declaración jurada para informar que el producto que está por enviar no rompe ninguna norma. Al analizar el listado de productos decomisados estalla una polémica. Con 380 kilos, la hoja de coca fue el producto ingresado ilegalmente al país que más secuestró la policía tucumana. Pese a que su consumo está masificado, no debería ser comercializada. Le siguen las cubiertas (214 unidades), prendas de vestir y productos textiles (unos 74 bultos que suman un peso de 370 kilos), 35 electrodomésticos y unos 12 bultos de respuestos de motos.
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“Lo único que falta es que ahora también nos quiten la posibilidad de dedicarnos al comercio”, explicó Bruno Martínez. El ex empleado de un supermercado confesó que utilizó el dinero que cobró de la indemnización para dedicarse a la venta de prendas de vestir. “No miento a nadie, les aclaro que es ropa boliviana y la compran lo mismo porque están igual de complicados que yo”, agregó. Según confiaron los “vagayeros” consultados por LA GACETA, en el vecino país se puede conseguir dos tipos de mercadería. Una es las que confeccionan los habitantes bolivianos y la que ingresa de Chile. “Hay una diferencia importante, pero aún así se puede conseguir mejores precios”, explicó Estela Martínez. La mujer, que se dedica hace cinco años a revender prendas de vestir, indicó que comprar un pantalón de jean para hombre en Buenos Aires se necesita entre $18.000 y $20.000, mientras que en Bolivia, de la misma calidad, se consiguen a $12.000. También destacó que la docena de zapatillas de marca trucha cuesta entre $90.000 y $120.000. “Es lo mismo que Chile, pero a diferencia que estamos mucho más cerca”, agregó Juan Carlos Fuentes. “Estamos trabajando a full y entre cada viaje realizamos compras por $1,5 y $2 millones. Con buena suerte y manteniendo un buen nivel de oferta, podemos obtener ganancias que sólo nos permite vivir sin sobresaltos. La mitad de los clientes están fiando”, finalizó.