A partir de hoy el Banco Central (BCRA) comenzará con la implementación de su nueva política monetaria de “emisión cero”, que se aplicará junto con la emisión de las Letras Fiscal de Liquidez (Lefi), títulos de deuda del Tesoro.
La medida había sido anunciada el pasado 28 de junio por el presidente de la entidad, Santiago Bausili, y el ministro de Economía, Luis Caputo. El objetivo del Gobierno es transferir la deuda del Banco Central al Tesoro y comunicar la política de “emisión cero”.
Con este nuevo sistema puesto en marcha, el BCRA no imprimirá más pesos para financiar la renovación de sus pasivos, que ascienden a aproximadamente $20 billones. De esta manera, el Tesoro deberá enfrentar el vencimiento de esa deuda el próximo 17 de julio de 2025, pero sin recurrir a la emisión de dinero.
Estas medidas, en un principio, habían provocado buenas expectativas en el sector financiero, ante un posible aumento de la tasa del Banco Central. No obstante, el presidente Javier Milei minimizó esta posibilidad en una entrevista con el medio Neura, y el BCRA no ha emitido una declaración oficial al respecto.
Mientras tanto, en busca de otra señal hacia la banca privada, los pasivos del BCRA, que se convertirán en letras del Tesoro, estarán en manos de las entidades bancarias. Para el Gobierno, esta decisión representa el inicio de la segunda fase de su programa económico.
Bajo estos parámetros, Milei afirmó que el objetivo de esta etapa es “destruir la inflación”, destacando que una de las condiciones para avanzar en el plan económico, que incluye la eliminación del cepo, es que los aumentos de precios se alineen con el crawling peg, actualmente del 2%.
Para alcanzar esa meta, el Gobierno deberá superar los desafíos de la “emisión cero”, honrar sus deudas y traer algo de calma a la ciudadanía, que se mantiene expectante después de que Caputo hiciera gala de que la gente “venderá dólares para pagar impuestos”.
Todo esto ocurre en medio de un aumento del 5,8 % del dólar “blue” y unos 134 puntos del riesgo país, mientras que el consumo masivo cayó un 12,5% interanual, los sueldos perdieron poder adquisitivo, miles de trabajadores del sector público fueron despedidos y los recortes de sueldos y presupuestos asfixia el desempeño de comedores, universidades y distintos estamentos del Estado.