TEL AVIV, Israel.- Unidas por el dolor y el deseo de recuperar a sus seres queridos, las familias de los israelíes secuestrados por los milicianos de Hamas en su ataque del 7 de octubre no logran ponerse de acuerdo sobre cómo conseguir su liberación.
“No hay unidad entre las familias”, dice Dani Miran, cuyo hijo de 47 años, Omri, fue capturado a punta de pistola en el kibutz Nahal Oz durante el ataque de Hamas en el sur de Israel.
“Hay gente de izquierda, de derecha, religiosos, seculares y beduinos. Tenemos que encontrar un terreno común”, agrega.
Algunos dirigen sus frustraciones hacia el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al que acusan de sacrificar a los rehenes en pos de la “victoria total” sobre el grupo palestino. Otros respaldan al gobierno, según el cual sólo una mayor presión militar sobre Gaza permitirá el regreso de los rehenes.
Netanyahu, anunció ayer el envío esta semana de un equipo negociador para entablar nuevas conversaciones sobre un acuerdo para liberar a los rehenes retenidos en Gaza.
Está previsto que el equipo parta el jueves, al día siguiente de su discurso ante el Congreso de Estados Unidos, pero no se precisó el destino.
Qatar y Egipto, con el apoyo de Estados Unidos, han estado mediando en las conversaciones indirectas entre Israel y Hamas desde hace meses.
El acuerdo sellaría un alto el fuego de seis semanas durante el cual algunos rehenes secuestrados por Hamas serían canjeados por palestinos detenidos en cárceles israelíes.
“El tiempo se agota”
Durante casi 300 días, las familias han intentado dejar sus diferencias de lado y unirse a las solemnes marchas celebradas una vez por semana en Tel Aviv.
“El punto común entre nosotros es que queremos a los rehenes de vuelta. Pero cada uno lucha a su manera y no sé cuál es la correcta”, admite Miran. El hombre, de 79 años, ha jurado no cortarse su larga barba blanca hasta que regrese su hijo. También toma la palabra en las marchas en las que las familias intentan presionar a Netanyahu para que alcance un acuerdo.
El miércoles, cientos de familiares y simpatizantes se manifestaron en un último esfuerzo para forzar un pacto antes del viaje del primer ministro israelí a Estados Unidos la próxima semana. “Netanyahu, sin acuerdo, no hay viaje”, rezaba el cartel que sostenía un manifestante. Otro decía: “El tiempo se agota”.
El primer ministro israelí hablará frente al Congreso de Estados Unidos el miércoles y se reunirá con el presidente, Joe Biden.
La visita tiene lugar tras meses de negociaciones indirectas entre Israel y Hamas, que alimentaron las esperanzas de las familias de lograr un alto el fuego que permitiría el intercambio de los rehenes por presos palestinos.
Según Omri Shtivi, cuyo hermano Idan está cautivo en Gaza, presionar por un acuerdo no es cuestión política, sino moral. “Pedimos el regreso de nuestros seres queridos, no queremos desmantelar el gobierno”, dice.
Para Yifat Kalderon, familiar de otro secuestrado, el gobierno debería dimitir. “Ninguna operación heroica los traerá de vuelta. En nueve meses, las operaciones militares sólo han salvado a siete personas”, dice este manifestante, cuyo primo franco-israelí Ofer Kalderon fue secuestrado en el kibutz Nir Oz. “Pedimos el fin de la guerra inmediatamente y un acuerdo ya. Es la única forma de traerlos a casa”, asegura.
“Hasta la victoria”
Además de matar a 1.195 personas, los milicianos de Hamás secuestraron a 251 personas en el sur de Israel en su ataque sorpresa del 7 de octubre. De ellas, 116 continúan en Gaza, aunque el ejército israelí sospecha que 42 están muertas. La respuesta militar de Israel en la Franja de Gaza ha dejado más de 38.800 muertos, según el Ministerio de Salud del territorio palestino, gobernado por Hamas.
Los combates solo se detuvieron durante una semana en noviembre, durante una tregua que permitió la liberación de más de cien rehenes. Ahora, muchas familias confían en un acuerdo como la mejor forma de volver a ver a sus seres queridos.
No es el caso de Yaron Or, padre del rehén Avinatan, para quien un acuerdo de alto el fuego supondría una amenaza para el futuro de Israel, que quedaría expuesto a nuevos ataques
“Luchad hasta la victoria y traed de vuelta a Avinatan”, decía su pancarta en la marcha del miércoles.
Avinatan fue secuestrado durante el festival de música Nova junto a su novia Noa Argamani. Ella fue rescatada con otros tres rehenes en junio durante una operación militar israelí.
“Solo si el ejército toma control de toda la Franja de Gaza y los habitantes entienden que Hamas ha sido derrotado, liberarán a los rehenes”, asegura Or, que integra un grupo de familias en contra de negociar con el movimiento palestino.
A pesar de estas diferencias, las familias siguen reuniéndose con un objetivo común: traerlos a casa.
“Achshav, achshav” (”ahora, ahora” en hebreo), gritaban el miércoles en el centro de Tel Aviv, que nuevamente se llenó con sus proclamas.