Cartas de lectores: La vida común como arte

Cartas de lectores: La vida común como arte

Hace 5 Hs

En una cultura tan exhibicionista y exitista, lograr una vida común feliz y satisfactoria es un desafío y un verdadero arte. Sería la mejor fórmula para la vida, dado que la fama y el dinero son adictivos. En consecuencia, tanto el millonario como el famoso se convierten en esclavos de lo que han obtenido. La búsqueda de una vida sencilla y plena puede proporcionar un bienestar profundo y duradero. El precio de la fama es mucho mayor de lo que se cree. Aunque sea producto de una vocación genuina, igual puede generar una esclavitud a la imagen. Esto es especialmente visible entre los políticos destacados. Además, cuanto mayor es la fama o el enriquecimiento, mayor suele ser la “insatisfacción básica” que impulsa a estas personas. El individuo común, saludable mentalmente, tiene un mayor potencial para la felicidad. No está impulsado por una “insatisfacción estructural” que lo empuje a grandes cosas; no posee grandes ambiciones, pero sí un deseo mínimo de progreso y un entusiasmo vital independiente del mandato cultural de ser exitoso. Por cada famoso exitoso, seguramente hay muchos más seres anónimos que malograron sus vidas por la frustración de no haber alcanzado esos ideales. El que genuinamente desoye el “canto de sirenas” del éxito es más libre que el que lo acata. Las celebridades, en realidad, tienen bastante menos poder del que aparentan. Muchas de ellas ni siquiera podrían perderse relajadamente entre la gente en la ciudad, y el sentimiento de soledad los suele acompañar. En parte, su vida es como estar en una bella cárcel. Además, a raíz de tantas experiencias gozosas que viven, suelen necesitar progresivamente más estímulos y, debido a esto, algunos pueden caer en la adicción a drogas. Lo que realmente cuenta es el grado de bienestar psicológico de la persona y su capacidad de adaptación a las circunstancias que le tocaron, y que también, consciente o inconscientemente, gestó. Una vida común, bien vivida, puede ser una fuente inagotable de satisfacción y libertad.

Jorge Ballario

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