Por Carlos Duguech
Analista internacional
A veces, acorralado un Gobierno por haber iniciado una acción militar contra otro país y no teniendo necesarias, suficientes y comprobables razones para justificarla recurre -invariablemente- a una respuesta de manual: “guerra preventiva”. Se viene utilizando en las relaciones internacionales y con cierta frecuencia.
El día 5 de junio de 1967 le dio nombre a la acción guerrera más breve de estos tiempo. Solo seis días de duración. Los países atacados: Egipto, Jordania y Siria. Tal fue la “guerra relámpago” que los aviones de combate de Egipto, casi 300 y otros 130 en bases sirias, jordana e iraquíes quedaron destruidos en el segundo de los seis días de guerra. Quedaron inutilizados. Ello, obviamente, permitió que este ataque preventivo (inesperado por cierto por los países árabes) posibilitara que las fuerzas de tierra avanzaran libremente por la península del Sinaí y la Franja de Gaza (ocupada en ese tiempo por Egipto). En resumen puede afirmarse que Israel tenía temores de ser atacado por la gran concentración de fuerzas egipcias en las fronteras y por la retirada de la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas (FENU) que se localizaron por derivación de la “Crisis de Suez” (1956). Esa retirada la tramitó por el Gobierno egipcio de Nasser ante la ONU. Analizados los hechos por Israel y previendo que el ataque fuera decisión de Egipto y sus aliados se decidió la guerra preventiva.
El presidente de Israel Jaim Herzog basándose en que su país estaba casi envuelto por un frente militar egipcio en envergadura -y con numerosos carros de combate- sugirió que no debía darse a los árabes la posibilidad de iniciar un ataque que implicaría para los Israelíes la imposibilidad de hallar cómo replegarse. Ergo, dinamizar un ataque preventivo (Plan “Foco”) no dejaba otra alternativa. Moción presidencial que prosperó, más allá de las expectativas. Y en solo seis días, acuerdos mediante, la guerra concluiría. Vale, sin embargo, citar el pronunciamiento de
Menahem Begin (del partido Gahal) que se publicó en el New York Times, el 21 agosto de 1982. “En junio de 1967 otra vez teníamos una opción. La concentración de tropas egipcias en Sinaí no probaba que Nasser realmente fuera a atacarnos. Debemos ser honestos con nosotros mismos. Nosotros decidimos atacarle a él”.
Hay que preguntarse sobre el contexto temporal y de relaciones entre las dos superpotencias de entonces: los EEUU y la URSS. Plena guerra fría que no impedía, no obstante, que los colosos del mundo hicieran lo suyo con el apoyo a Israel o a países árabes, respectivamente. El entibiamiento de la guerra fría, posSegunda Guerra Mundial.
¿Guerra de diseño?
Como resulta de esos seis días de guerra preventiva la “ganancia” para Israel fue anexar a su favor la península del Sinaí de Egipto (Finalmente devuelta por los Acuerdos de Paz de Camp David en 1978), la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, por entonces de Jordania, y los Altos del Golán, de Siria. Ello implicó un masivo desplazamiento de pobladores palestinos (100.000 sirios expulsados o emigrados) de Altos del Golán y casi 300.000 palestinos desde Cisjordania. Israel, en los primeros tiempos -luego de finalizada la guerra relámpago (1967)- mencionaba a esos territorios como “administrados”.
Si bien desde el Gobierno de Israel se enfatiza en aquello de las tres veces que se nombra el “no” en la Declaración de Jartum como una contradicción de los palestinos no se tiene en cuenta el contexto en el que esa Resolución se proclamó. Apenes 82 días después de la victoria abrumadora de Israel en su guerra preventiva. Las ocho máximas autoridades de la cumbre de la Liga Árabe (1967) suscribieron una todavía dolorosa Resolución en Jartum cuyo tercer punto expresaba: “Los jefes de Estado árabes han acordado unir sus esfuerzos políticos a nivel internacional y diplomático para eliminar los efectos de la agresión y garantizar la retirada de las fuerzas agresoras israelíes de las tierras árabes ocupadas desde la agresión del 5 de junio. Esto se hará en el marco de los principios fundamentales por los que se rigen los Estados árabes, a saber: no a la paz con Israel, no al reconocimiento de Israel, no a las negociaciones con él, e insistencia en los derechos del pueblo palestino en su propio país”.
Desde entonces hasta ahora Egipto, en 1978; la OLP en 1993 y Jordania en 1994 reconocieron a Israel (la llaman “una paz fría”). También los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos-.
Significativo detalle
El texto que se ha marcado en bastardilla tiene una significación mayor y no advertida hasta ahora por quienes citan la Resolución de Jartum: es un tácito modo de reconocer (aunque se contradice con el “no al reconocimiento de Israel”). Porque lo coherente –siguiendo con los famosos no que a menudo cita el gobierno hebreo- era pedirle además que lo ya ocupado desde la declaración de independencia de mayo de 1948 -y que constituyó el territorio de Israel- fuese abandonado. Detalle de redacción que se cae por descuido de la coherencia. No pocas veces cuando se escribe sin repasar lo que se suscribe y publica depara estas cuasi incoherencias. Tres veces se refiere a “Israel”(estado) reconociendo la realidad fáctica y no “judíos” (sin patria).
Cruz Roja en Gaza
El 30 del mes pasado, el organismo publica un informe de su intervención humanitaria. Las cifras- se elije una de ellas- dan cuenta del valioso accionar de la CRI: “Trabajando en el Hospital Europeo de Gaza desde el 1 de noviembre de 2023, los equipos quirúrgicos realizaron 3.521 intervenciones, de las cuales alrededor del 91,6% fueron intervenciones de cirugía general, el 5,6% de cirugía reconstructiva y el 2,8% de cirugía ortopédica, de las cuales el 62,2% fueron hombres y el 37,8% mujeres”.
¿Dos estados?
Pese a que esas dos palabras se repiten cientos de veces como la “solución del enfrentamiento israelopalestino” cada día se suman más piedras en el camino. ¿Por qué? Solo saber que oficialmente Israel dio cuenta de 517.407 colonos (2023). La posición de la Corte Internacional de Justicia (ONU-La Haya) recientemente da cuenta de la ilegalidad de los asentamientos. No es un fallo a cumplir sino una respuesta al Consejo de Seguridad y a su pedido de “opinión consultiva”. No más que eso. La “Guerra de los seis días” diseñó el “territorio” del “Israel” actual.
Biden se bajó
La última noticia -mientras se escribía esta columna- es que Joe Biden se bajó ayer de la campaña. Lo anunció desde su cuenta en X.
Se dio a conocer de manera oficial que Biden renunciaba a su candidatura por la presidencia de Estados Unidos en una controversial contienda electoral contra Donald Trump. No obstante, él propone a Kamala Harris como candidata en representación del Partido Demócrata en las próximas elecciones del 8 de noviembre. En las venideras semanas la Convención Demócrata decidirá. De fuente muy confiable desde Nueva York a esta columna se sugirió -aun antes de conocerse la decisión de Biden- como buen candidato al gobernador de California, Gavin Newsom. Y que, además, con Kamala Harris “harían una fórmula imbatible”.