Fue profesor, filósofo, odontólogo y periodista. Nació en el barrio de San Cristóbal en Buenos Aires en 1924 y creía que la amistad era la virtud más grande del ser humano. Se llamaba Enrique Febbraro y fue quien ideó que el día 20 de julio se consagrara a festejar el Día del Amigo: a homenajear la amistad, esa virtud tan cara a los argentinos. Y se le ocurrió que el día de la llegada del hombre a la Luna (20 de julio de 1969) era una fecha como para elegirla, porque representaba un acontecimiento que simbólicamente buscaba “la amistad de la humanidad hacia el universo”. Creía firmemente que tamaño suceso debía ser recordado todos los años como un “canto a la unión de los amigos”, celebración que conllevaba una propuesta sana y repetía hasta el cansancio que “un pueblo de amigos es una nación imbatible”. Y escribió mil cartas a todos los vientos y latitudes con esta propuesta hasta que en 1983 se aprobó oficialmente en Argentina y con ello y con el tiempo tuvo gran éxito. Transcurridos 41 años es hoy una fecha esperada por chicos y grandes, a lo largo y a lo ancho de nuestro país, para estrechar vínculos y consagrar ese día a la virtud humana más hermosa que es la de la amistad. Jorge Luis Borges decía así: “la amistad no necesita frecuencia, el amor si” y es que puede pasar a veces mucho tiempo sin ver a un gran amigo y es volver a encontrarse y sentir como si hubiera estado ayer con él. Nuestro homenaje a Enrique Febbraro, un desconocido para muchos argentinos que no sabíamos que gracias a el festejamos el Día del Amigo.
Juan L. Marcotullio