El colágeno es una de las proteínas fundamentales para mantener los tejidos del organismo sanos. Hace que la piel se vea tersa y suave y protege tendones, cartílagos, cabello y uñas. Pero incorporar esta proteína por vías naturales es diferente a utilizar complementos, mucho más cuando no son recetados por un médico.
El colágeno lleva años en tendencia en los tratamientos estéticos y su popularidad hizo creer a muchas personas que debían tomar suplementos a la edad incorrecta. Es la proteína que se encarga de “sostener” la piel. Por eso cuando su nivel empieza a disminuir, la piel se vuelve más suelta.
A qué edad tomar colágeno
A partir de la tercera década la producción de colágeno del cuerpo cae considerablemente. La piel empieza a experimentar sus primeros cambios como un grado mayor de flacidez, manchas y poros dilatados y marcados. Sin embargo, una especialista asegura que los 30 no son la edad para consumir estos suplementos.
“A partir de los 25 sí que es verdad que disminuye la síntesis endógena de colágeno, pero no a un nivel extremo como para tener que empezar a suplementarse a esa edad”, explica la farmacéutica española Mencía Hermosa. En cambio, indica que “con 50 años, si empiezan a doler las articulaciones o la piel se nota mucho más flácida (...), un suplemento de colágeno es un gran empujón”.
Qué tener en cuenta para suplementarse con colágeno
En primer lugar, según indican especialistas, la molécula de colágeno es demasiado grande. Por eso, lo primero que se debe tener en cuenta es que la proteína esté hidrolizada. Esto indicaría que la molécula está dividida en porciones, lo que facilitaría su absorción en el organismo.
Una vez que la molécula es absorbida, no pasa directamente a la piel, sino que estimula las enzimas que producen colágeno para que empiecen su producción. Por eso se deben tomar dosis de, al menos, cinco gramos.