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DATO. Donde se hizo rotación con gramíneas mejoró la infiltración del suelo.
“Durante muchos años nuestros sistemas productivos de granos se caracterizaron por presentar un bajo porcentaje de gramíneas en la rotación. Esto, sumado a la baja reposición de nutrientes y a la aparición de variedades de alto potencial de rendimiento, trajo como consecuencia una importante degradación de nuestros suelos, y la calidad de estos disminuyó”, afirmó Gonzalo Robledo, técnico de la sección Suelos y Nutrición Vegetal de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), durante su charla en el marco del XXVII° Taller de Variedades y Manejo de Soja. “La intensificación agrícola y la fertilización de cultivos mejoraron la sustentabilidad de nuestros sistemas, lo que se vio reflejado en las distintas propiedades de suelo determinadas en ensayo de larga duración en la subestación Monte Redondo”, añadió.
Dentro de las propiedades físicas del suelo se observó que la densidad aparente (gr/cm³) fue siempre menor en aquellos sistemas que se caracterizaron por presentar rotaciones con gramíneas, y en los que se sembraron cultivos invernales. “Esto aumentó la velocidad de infiltración de nuestros suelos, lo que permitió que las precipitaciones fueran más eficientes”, indicó.
Sobre las propiedades químicas de suelo, dijo que la intensificación agrícola y la fertilización de cultivos mejoraron la materia orgánica particulada hasta 5 cm de profundidad y el carbono orgánico de suelo (COS) hasta 20 cm de profundidad.
En los últimos años viene aumentando el porcentaje de gramíneas en la rotación de cultivos de nuestros sistemas. Sin embargo, por la problemática sanitaria del maíz, acaso este porcentaje disminuya. “Pensando en el COS, existen distintas alternativas de siembra -de verano y de invierno-, que podrían mantener una producción alta de materia seca apuntando a mejorar los balances de carbono en los suelos”, dijo.
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