Un Ángel para la eternidad: Di María es leyenda

Un Ángel para la eternidad: Di María es leyenda

“Fideo” se retiró de la Selección como lo merecía: a lo grande.

Un Ángel para la eternidad: Di María es leyenda Foto: tycsports.com

Por una vez, Lionel Messi no fue el jugador que se llevó todos los flashes en la Selección. Y es que si bien el equipo de Lionel Scaloni tuvo varios puntos altos en la final ante Colombia, todas las miradas se las llevó Ángel Di María, que jugó un último partido para el recuerdo con la “albiceleste”: fue una de las figuras, llevó la cinta de capitán durante casi una hora, y se retiró ovacionado y emocionado.

Es difícil encontrar en las últimas décadas jugadores que merezcan tanto el reconocimiento como Di María. Y es que para “Fideo”, el ciclo Scaloni fue la llave para redimirse con una cruel hinchada argentina, que supo condenarlo durante años; aún cuando el rosarino no hizo más que entregarse al 100% cada vez que jugó en el seleccionado. “Soñé que me retiraba así. ¿Qué mejor que terminar de esta manera?”, declaró tras el triunfo sobre Colombia. Un cierre con final feliz para un proceso de 16 años que tuvo de todo.

La historia de Di María con la Selección tuvo muchos altos y bajos. Tras romperla en el Mundial Sub-20 de 2007 y en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, logrando el título en ambos torneos (en China, marcó el gol del título en la final), “Fideo” debutó en la mayor a los 20 años con Alfio Basile como entrenador; y con la llegada de Diego Maradona  se ganó rápidamente un lugar en el equipo titular.

Su calidad y su habilidad nunca estuvieron en duda desde su aparición en Primera. Pero aunque siempre dejó chispazos de jerarquía, no pudo cumplir con las altísimas expectativas que se habían generado en torno a él. Y su actuación en el Mundial de Sudáfrica 2010, y en la decepcionante Copa América 2011, le trajo algunos reproches. “A Di María me lo resistían”, contó una vez Maradona, años después de su paso por la Selección, expresando su incredulidad por las críticas a un jugador de tamaño talento. Y vaya si Diego era alguien autorizado para hablar.

En 2014, “Fideo” se reivindicó con una gran actuación en la fase de grupos del Mundial de Brasil, y con el gol clave contra Suiza para lograr un agónico pase a cuartos de final. Pero ante Bélgica, sufrió una lesión que lo marginó del tramo final del torneo, aún cuando intentó por todos los medios llegar a la final.

Aunque ese seleccionado terminó siendo reconocido por la hinchada argentina, muchos miraban de reojo a Di María, que la rompía en Real Madrid pero no podía exhibir exactamente el mismo nivel con la camiseta “albiceleste”.

En la Copa América 2015, nuevamente un problema físico lo sacó de la final después de media hora de partido y por el mismo motivo se perdió gran parte de la Copa América 2016. Ahora sí, con la carga de dos nuevas frustraciones en instancias decisivas, la gente se la empezó a agarrar con él.

Durante los años siguientes, fue uno de los blancos de críticas más grandes, aún cuando siempre dejó todo y tuvo un buen nivel. Pero no parecía el suficiente para una comunidad futbolera “albiceleste”, que era cada vez más severa.

Hasta que llegó el ciclo Scaloni. El tercer puesto en la Copa América 2019 dejó algunas dudas, pero también se notaba a las claras que empezaban a soplar nuevos vientos. Di María, junto a Messi, Nicolás Otamendi y Sergio Agüero, eran los únicos que quedaban de la “vieja guardia”. Y ninguno, por esa razón estaba exento de los reproches; algo que cambió en la Copa América 2021.

Superando los cuestionamientos habituales, Di María se erigió como una de las figuras en ese certamen en Brasil. Y empezó a sellar su redención en la final, cuando marcó el gol del título en el Maracaná que cortó una sequía de 28 años sin celebraciones. Un primer paso importantísimo y definitivo para su reconciliación con la hinchada “albiceleste”.

Con los hombros mucho más liberados, apareció otro Di María. Sí; siempre mostró su calidad, pero ya con un título en sus vitrinas, su nivel se elevó, contrariando el paso de los años.

Así, tuvo un gran Mundial en Qatar, en el que otra vez anotó un gol clave en la final. Y se sacó allí la espina más grande, cicatrizando la herida de Brasil 2014. En dos años, “Fideo” pasó de ser el villano de una historia mal contada a ganarse un lugar en el Olimpo del fútbol argentino.

Y todavía faltaba el broche de oro, que se cimentó en esta Copa América. Arrancando desde el banco, se terminó imponiendo por jerarquía y experiencia y se ganó un lugar en el “11” para la fase final. Y si eso fuera poco, respondió con creces como a lo largo de los últimos 16 años. Fue uno de los jugadores más desequilibrantes del equipo con el plus de tener que asumir la capitanía en la final ante la lesión de Messi.

Ya con el 1-0 a favor, dejó la cancha totalmente emocionado con un reconocimiento unánime; no sólo de los hinchas argentinos, sino también de los colombianos. Lo que plasma, que su grandeza va más allá de los colores.

145 partidos lo ubican como el tercero con más partidos en la Selección. 31 goles lo posicionan séptimo en la tabla histórica. 30 asistencias, cuatro títulos en mayores (con goles en tres de las finales), un oro olímpico, y un título mundial Sub-20. Todos números que hablan por sí solos, pero que no alcanzan para graficar el enorme legado que deja Di María, un jugador que trascendió por su talento, por su resiliencia, y sobre todo, por su calidad humana.

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