Julio Cultural: vidalas y bagualas que se ahondan con el piano

Julio Cultural: vidalas y bagualas que se ahondan con el piano

Andrea Mamondes y Leo Deza presentan sus proyectos musicales conjuntos “Solito 1” y “Solito 2”. El legado de la abuela Felisa.

DE LA TIERRA. Deza y Mamondes se encontraron en la música más genuina de esta parte del mundo. DE LA TIERRA. Deza y Mamondes se encontraron en la música más genuina de esta parte del mundo.

“A mí me interesaba grabar mi primer disco de canto con caja; estaba viendo opciones y nos encontramos en Buenos Aires, y se dio todo para que lo concretemos en la productora La Muda, donde Leo Deza viene trabajando con muchos artistas. Nos conocíamos de hacía años, pero no habíamos compartido música”. Lo dice la coplera amaicheña Andrea Mamondes, que junto a Deza en piano van a presentar sus discos “Solito I” y “Solito II” esta noche, a las 22, en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265) como parte del Julio Cultural Universitario.

“Caja y cuero, cantar quiero”, que está en todas las plataformas desde 2020, fue el primer disco que había grabado antes Mamondes, sólo con canto y caja. “Lo subí como homenaje al cumpleaños de mi abuela Felisa, por eso la tapa del disco es una foto con ella, que me ha guiado siempre en el canto”, recuerda.

- ¿Cuál considerás el legado más importante de tu abuela?

- El legado de la Felisa no sólo es la caja sino también las prácticas culturales. El hecho de haber nacido en territorio indígena determina una filosofía de vida. Ella era originaria en todo. Su forma de vida iba más allá de la enunciación del indigenista, era una práctica. Yo sigo esas consignas; creo firmemente que una se tiene que sentir parte de la tierra porque nos han ido desconectando de lo esencial. Lo más importante que me ha legado mi abuela es su forma de vida; ella vivía en el campo, sembrando, hacia su caja, tejía su poncho, en total convivencia con la naturaleza. Todo eso va más allá del canto.

- ¿Y concretamente en el canto?

- Heredé todo. En el disco canto el joy joy, forma ancestral del Valle Calchaquí. Particularmente las copleras lo cantan. Desde muy chica me transmitió su canto, que es para compartir desde un escenario pero también es para acompañar la vida cotidiana, cuando se teje, cuando se cuidan los animales, cuando se camina; es un complemento. Ella, que tenía picardía, me decía: “cuando se está contento hay que pegar un grito de felicidad, por estar vivos. Los seres humanos tenemos que volver a contagiarnos de la alegría de vivir porque estamos todo el tiempo quejándonos. Proclamaba eso de la alegría de vivir, y también el silencio de la mente, para volver a emprender la vida.

- En las grabaciones de “Solito 1” y “Solito 2”, junto a Deza, interviene el piano pero no la caja. ¿Cómo ha sido para vos dejar de lado el apoyo musical de la caja?

- Para mí ha sido un desafío porque desde muy chica canto sólo con la caja. En este caso no agarro la caja para nada; es como otra mirada, es un canto urbano. En varias entrevistas, el Chivo Valladares decía que él no se entendía mucho con Leda Valladares porque ella le imponía la caja, y él le decía: “¡no, porque a mí la caja me alcahuetea la idea, no me deja ser!”. Por eso para mí ahora es toda una novedad cantar baguala y vidala sin la caja.

EN EL RECUERDO. Isidora Guanco y su enseñanza del canto ancestral. EN EL RECUERDO. Isidora Guanco y su enseñanza del canto ancestral.

- ¿Cómo se compatibilizan tu propuesta musical y la de Leo?

- Son para mí dos mundos diferentes porque Leo viene con toda su trayectoria musical. Él lo tiene de referente al Chivo en su tiempo, en su composición; lo cual es parte a la vez de su manera de componer. En cambio yo siempre la he tenido de referente a Leda. Lo primero que conocí de niña fue el cancionero de la recopilación de Leda, con toda la métrica del canto con caja. En este caso es poder compartir desde otro lugar, desde otro tiempo. Ha sido una experiencia muy interesante porque yo estoy acostumbrada a cantar al palo y rápido. Leo sólo toca piano y voces, él con sus temas, y también hacemos dúo.

- ¿Cómo se sienten con el resultado de las grabaciones?

- Contentos. Ha sido un proceso muy lindo por la selección de los temas. En una hora hemos grabado todo. Igual yo ya venía trabajando los temas, pero todo ha sido muy espontáneo el encuentro.

-¿Quién los acompaña en escena?

- Es una sorpresa; posiblemente mi hermana, Munay Mamondes, que es artista plástica, va a hacer un cuadro en vivo.

La coplera, que vive en Amaicha, trabaja en otros proyectos, no sólo musicales: está organizando otro Congreso de Cantores con Caja para noviembre y también un espacio de feria permanente cultural frente a la bodega en la entrada a Amaicha, que pronto va a inaugurar.

Sorprendente

“Este disco es hermoso; es el producto de un gran encuentro con Andrea, que para mí ha sido sorprendente. La conozco de niña, pero nunca la había escuchado cantar fuera del contexto del canto con caja y hemos logrado una gran empatía musical”, afirma Deza.

El músico tucumano radicado en Buenos Aires resalta que el álbum “es una apuesta en este tiempo en que está todo sobreproducido y superarreglado. Es un disco grabado como antes, en el tiempo que dura, los ocho temas de un tirón y casi sin intervención”.

“Esta semana, desde el 9 de Julio está en las plataformas ‘Solito 2’, de un anterior encuentro en Melopea, cuando de una sentada grabamos siete temas. Me encantó lograr este entendimiento musical viniendo ambos de mundos bien distintos”, expresa.

Respecto del recital de hoy, señala: “a quienes les gusten escuchar canciones los van a disfrutar a los dos. Es una cosa muy íntima, muy chiquitita; la voz de Andrea es increíble; su potencia para comunicar es tremenda. Invitamos a compartir este encuentro de piano y voces, con temas míos, algunos del Chivo Valladares; uno de Poli Soria, ‘Caserío del Bañao’, al que le he puesto música. Este recital es una apuesta a la sencillez, a la certeza y a la honestidad, a la potencia que tiene el canto cuando es sincero”.

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