Síntomas iniciales: la infección aguda de VIH
Pocas semanas después de contraer el VIH, el cuerpo pasa por un período llamado seroconversión, en el que el virus se multiplica rápidamente. Durante esta fase, muchas personas experimentan síntomas similares a los de la gripe, conocidos como infección aguda de VIH. Estos síntomas pueden incluir:
Fatiga
Dolores de cabeza
Fiebre baja
Tos
Estornudos
Secreción nasal o congestión
Estos síntomas suelen aparecer entre 2 y 6 semanas después de la exposición al virus y pueden durar de una semana a un mes. Debido a que estos síntomas se parecen a los de un resfriado o gripe, es posible que una persona no los asocie inicialmente con el VIH.
Síntomas específicos en mujeres
Además de los síntomas comunes a ambos sexos, las mujeres pueden experimentar otros síntomas específicos:
Ganglios linfáticos inflamados: pueden ser uno de los primeros signos después de la infección aguda. La inflamación, especialmente en el cuello, debajo de la mandíbula y detrás de las orejas, puede causar problemas para tragar y durar desde unos días hasta meses.
Infección vaginal por hongos: el VIH puede aumentar el riesgo de infecciones vaginales por hongos, cuyos síntomas incluyen ardor en y alrededor de la vagina y vulva, dolor durante las relaciones sexuales, dolor al orinar y secreción vaginal espesa y blanca.
Pérdida rápida de peso: sin tratamiento, el VIH puede causar náusea, diarrea, mala absorción de alimentos y pérdida de apetito, llevando a una pérdida de peso rápida.
Cambios de temperamento: la progresión del VIH puede causar cambios de humor y trastornos neurológicos, incluyendo depresión, estrés y pérdida de memoria.
Cambios en la piel: el VIH puede causar manchas inusuales en la piel, que pueden ser rojas, rosadas, café o moradas. Estas manchas pueden aparecer dentro de la boca, párpados o nariz, y también pueden desarrollarse llagas en la boca, genitales o ano.
Cambios menstruales: las mujeres con VIH pueden notar cambios en sus períodos menstruales, ya sea más leves o más fuertes. La pérdida rápida de peso y las fluctuaciones hormonales pueden causar cambios en los síntomas menstruales, como cólicos, sensibilidad en los senos y fatiga.
Cuándo consultar al médico
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que cualquier persona de 13 a 64 años se realice una prueba de VIH al menos una vez como parte del cuidado de rutina. Las mujeres embarazadas también deben realizarse una prueba de VIH. Además, cualquier persona con factores de riesgo como tener relaciones sexuales sin protección con una persona cuyo estado de VIH se desconoce, compartir agujas o tener infecciones de transmisión sexual, debe hablar con su médico acerca de la prueba de VIH.
Diagnóstico
El diagnóstico temprano del VIH es crucial para iniciar un tratamiento adecuado. Los tipos de pruebas incluyen:
Pruebas de anticuerpos: detectan la presencia de anticuerpos de VIH en sangre o saliva. No pueden detectar el VIH en una etapa temprana.
Pruebas de antígenos/anticuerpos: detectan los anticuerpos y antígenos del VIH en la sangre. Tampoco son útiles para la detección temprana.
Pruebas de ácido nucleico: Detectan el material genético del VIH en la sangre y pueden identificar el virus en una etapa temprana.
Tratamiento
Aunque no existe cura para el VIH, los medicamentos antirretrovirales pueden detener la replicación del virus y reducir la velocidad a la que se multiplica. Estos tratamientos permiten a las personas con VIH llevar una vida normal y saludable, manteniendo el virus bajo control.
Pronóstico
Con un diagnóstico y tratamiento oportunos, las personas con VIH pueden controlar la enfermedad como una afección crónica, evitando así los síntomas graves de las etapas posteriores. Cualquier persona que sospeche tener VIH debe consultar a un médico para realizarse las pruebas y recibir el tratamiento necesario.