El obispo de Concepción, monseñor José Antonio Díaz, brindó una homilía por el Solemne Tedeum en la cual destacó que, en el Día de la Independencia, se pone en el centro de la escena el valor de nuestra libertad y autodeterminación.
“Ser libres y poder decidir sobre los destinos de nuestra Nación es un logro extraordinario, que a su vez, conlleva el enorme desafío de aprender a discernir y ponderar con sabiduría e inteligencia lo que conviene al conjunto de los argentinos que habitan nuestro suelo”, señaló.
Díaz remarcó que nadie puede decir que es autosuficiente, prescindiendo de los demás. “En algunos ámbitos existe la tendencia a creer que el ideal de la libertad es la autonomía absoluta respecto a los demás. Ese no es el diseño original. Una sociedad de individuos autónomos, hiperconectados, pero sin vínculos humanos termina siendo deshumanizante”, indicó el obispo de Concepción.
Además, dijo que esa libertad no puede ser usada como pretexto para dejarse llevar por el caprichoso antojo de las pasiones y búsquedas desenfrenadas de imponer nuestra voluntad sobre los otros, y según las conveniencias personales y sectoriales. “Eso implicaría que la convivencia social y democrática esté regida por la ley de la selva; o sea, la ley del más fuerte. Con la consecuencia de que la democracia se convierta en una puja salvaje en busca del predominio de unos sobre otros sin importar los que queden fuera del sistema, sistema que suele ser diseñado para el beneficio de algunos”, expresó.
El obispo de Concepción citó además al papa Francisco cuando dijo: “Algunos nacen en familias de buena posición económica, por lo que seguramente no necesitarán un Estado activo”. “Pero evidentemente no cabe la misma regla para una persona con discapacidad, para alguien que nació en un hogar extremadamente pobre”, añadió Díaz, aludiendo a las palabras del Sumo Pontífice que instan a volver a llevar la dignidad humana al centro.
Derechos fundamentales
Recalcó que todos tenemos igual dignidad, los mismos derechos fundamentales, pero no todos son reconocidos en la misma medida. “Muchos no viven en condiciones acordes a la dignidad humana. Por eso, si queremos medir nuestra libertad como pueblo necesitamos medir el nivel de vida digna de sus integrantes. Que nuestra Madre nos acompañe en nuestro caminar como pueblo que busca vivir en plena libertad”, pidió el obispo de Concepción.