Un acuerdo lleva implícito compromisos de cada una de las partes. Esta madrugada la Nación dejó sobre la mesa un compromiso desconocido para los argentinos. No extorsionar -ese delito está puesto en el pacto- a los gobernadores para conseguir determinadas acciones políticas es una práctica inédita a la que el Presidente definió como “federalismo fraudulento”. Desde hace décadas aprendimos que los impuestos son el alimento preferido para gestionar un país, pero hace unas horas se rubricó el compromiso de tener otra dieta.
El Presidente de la Nación y 18 gobernadores se comprometieron a diseñar otra Argentina con una forma diferente de hacer política. Los pactos se consolidan con el tiempo, por lo tanto estos primeros días será difícil encontrar un correlato en las acciones de los próximos días.
Javier Gerardo Milei posó para una foto que tiene la intención mágica de contagiar a los mercados. Le da potencia política y oxígeno para los próximos meses. También queda dibujada una sonrisa para que trascienda los límites argentinos.
Los tucumanos fueron anfitriones del modo más moderado y más político del Presidente de la Nación. Milei dijo varias veces gracias y criticó con dureza, pero sin violencia, a los que no firmaron el pacto y les dejó abierta la posibilidad de sumarse a la política oficial. “No tenemos rencores”, repitió sin sus acostumbrados desplantes.
Del otro lado del mostrador, las provincias que verán sus arcas aliviadas precisamente con impuestos de la ley Bases deberán sacar el bisturí para reducir gastos, otra práctica que no figura en el manual del gobernante argentino.
No fueron las únicas sorpresas de una noche helada y sin el calor proselitista a la que se venía acostumbrando en estas fiestas patrias. La alegría se derramó de la plaza Independencia donde se bailaron y cantaron ritmos populares. No hubo grandes aplausos ni vivas. Tal vez quien más los recibió fue el ex senador del PRO Esteban Bullrich, quien aun condenado a la esclavitud de la ELA dio gritos de libertad con su presencia. También llamó la atención el tono del discurso de Milei, más presidencial que nunca y de cara a la dirigencia política que, al fin y al cabo, le dio curso a este pacto y a la Ley Bases que le permite seguir navegando en las aguas liberales que él mismo reivindica de Juan Bautista Alberdi.
Aun con algunos incidentes en los actos de sectores de izquierda, que terminaron con detenidos, los tucumanos tuvieron la centralidad esperada por unas horas. El gobernador, Osvaldo Jaldo, salió conforme y fortalecido como anfitrión de este 8/9 de julio que confirmó su habilidad para seguir en la palestra nacional.
Lo que no sorprendió fue el contraste entre el orgullo tucumano y el lugar que Buenos Aires le da a esta fecha, algo que perdura en el tiempo.