La mirada de Diego Flores sobre la actualidad del equipo que dirige parece emparentada con el concepto de realidad paralela. ¿Por qué? Porque una vez más una actuación deficitaria, como la que tuvo San Martín de Tucumán en la derrota 3-1 ante Ferro en Buenos Aires, fue interpretada por su entrenador, como mínimo, de manera curiosa.
“Estoy conforme con el partido que hicimos”; “El equipo no ha parado de crecer, sigue creciendo”; “Es un torneo muy duro, que River no pudo ganar fácil, Central tampoco, viniendo de Primera”, son algunos de los textuales que dejó el técnico antes de abandonar el barrio de Caballito el domingo.
La realidad paralela es un concepto que remite a la existencia de universos alternativos al nuestro. Y en concreto, desde la tecnología, se habla de ella cuando un dispositivo muestra mensajes distintos en una pantalla según quién la mire.
Precisamente eso parece acontecer con Flores, quien traduce y evalúa las actuaciones de sus dirigidos de una forma que difícilmente pueda ser compartida por los hinchas “santos”. Inclusive, el técnico volvió a protagonizar contrapuntos con un par de periodistas que desafiaron el intenso y húmedo frío porteño para entrevistarlo a la salida del estadio Arquitecto Ricardo Etcheverri.
“No vi lo que vos viste, pero voy a revisar el partido”, respondió a uno de los trabajadores de prensa. “¿Vos qué pensás? Sí, por supuesto”, contestó molesto a otro que le había señalado la oportunidad perdida de alcanzar la punta de la zona, tras la derrota previa del San Martín sanjuanino en su visita a Gimnasia en Jujuy. Nota al margen, parece raro que Flores precise volver a ver el partido como condición necesaria para comprobar un desempeño dejó mucho que desear.
Más allá de que San Martín tuvo algunos pasajes aceptables de manejo de pelota en el primer tiempo, y de que con el marcador 2-0 abajo mostró actitud para descontar primero y luego lanzarse a la búsqueda –infructuosa- del empate, es imposible no advertir que Ferro ganó bien: tuvo las situaciones más claras en los 45 iniciales y sacó una diferencia determinante en el primer cuarto de hora del complemento, con un equipo tucumano que volvió del vestuario entumecido. Todo ello, más allá de los fallos arbitrales que perjudicaron a la visita.
“Fue un partido al que entramos bien, lo peleamos, lo luchamos, lo jugamos. En el primer tiempo hubo diez minutos de ellos, luego creo que lo dominamos nosotros. Y en el segundo, encontraron el gol temprano, después tuvimos una remontada… fue un partido que cayó para el lado de ellos”, argumentó Flores.
Al menos públicamente, el entrenador se resiste a reconocer lo que no está funcionando bien, se empecina en mirar el vaso medio lleno (la actitud del equipo) en lugar de puntualizar los déficits, que no surgieron de la nada en Caballito: señales de alerta se vienen produciendo desde hace muchos partido, y se intensificaron en la derrota ante el “Lobo” jujeño e incluso en el triunfo agónico frente a Deportivo Maipú.
Con un agravante. Antes San Martín era prácticamente inexpugnable, llegó a mantener una racha impresionante de partidos sin recibir goles. En esta segunda rueda, en apenas tres encuentros, encajó seis, una cifra que da cuenta de cierto resquebrajamiento defensivo (de hecho, dejó de ser el equipo con menos goles en contra en el certamen, ahora lo es San Telmo).
Si las declaraciones de Flores son apenas una postura hacia el afuera, una suerte de estrategia para “blindar” el trabajo del cuerpo técnico y de sus dirigidos, no habría mayor problema. Lo preocupante para el “Mundo San Martín” sería que el técnico verdaderamente esté satisfecho con los últimos desempeños de su conjunto: no reconocer errores ni advertir aspectos a mejorar es una negación de la realidad que puede costar muy caro.
“Estoy conforme con el partido que hizo el equipo, para mí el equipo estuvo presente, encontramos un par de variables que modificaron el juego, nos supimos sobreponer, supimos ir a buscarlo, que son muestras de carácter que yo exijo y que los jugadores dan”, señaló el excolaborador de Marcelo Bielsa.
Del juego (o de su carencia), mejor no hablar, parece ser la premisa. Por eso el entrenador insistió: “Este equipo pone ‘huevo’, corre, los jugadores se entregan… Es un torneo largo, muy duro, no solo a nosotros nos cuesta, a todo el mundo, pero yo creo que lo más importante es ver si es un equipo con alma o no, y este equipo tiene alma. No tengo ninguna duda de que vamos a luchar para ascender, y ojalá podamos salir de esa sequía de seis años (en la Primera Nacional)”.
En ese contexto, según se desprende de sus palabras, Flores parece poner la mira en que San Martín se mantenga expectante en el lote de arriba de su zona para buscar dar el zarpazo recién en la recta final.
“Hay partidos en que producimos más, hay partidos en que producimos menos. Pero nosotros tenemos que apuntar a un ‘mini-Mundial’ que son las últimas fechas, porque nuestro único objetivo es ganar”, sentenció el entrenador.
En eso anda San Martín por estos días, recorriendo las canchas con más alma que fútbol.