Cuando el sistema inmunológico está en constante trabajo, se produce la inflamación crónica. Cuando el cuerpo está en alarma constante se producen los efectos de esta afección. Digestiones pesadas, llagas en la boca y el abdomen distendido son algunos de los síntomas que la Universidad de Harvard ha buscado combatir con la recomendación de la dieta antiinflamatoria.
La forma en que nos alimentamos fue el objeto de uno de los artículos de la prestigiosa Universidad de Harvard. En este la entidad académica destacó el rol de la misma en los procesos inflamatorios de nuestro cuerpo y cuál es esa lista de comidas que es mejor evitar para reducir el efecto de estas alteraciones inmunológicas.
¿Qué es la inflamación crónica y cuáles son sus causas?
“No hay ‘una” dieta, contrario a los términos que a algunas personas les encanta idear. La dieta es en general tanto lo que comés como lo que no comés”, explica Eric Rimm, un profesor de epidemiología y nutrición de la Harvard T.H Chan School of Public Health. Así la dieta antiinflamatoria se trata de conocer cuáles son los alimentos que sí y los que no.
Pero antes debemos aclarar qué es la inflamación crónica. Se trata de una respuesta inmunitaria anormal en el que el proceso inflamatorio no termina cuando debería. La inflamación es una respuesta protectora de nuestro organismo contra ciertos agentes dañinos. En sí es una respuesta saludable pero cuando esta se prolonga en el tiempo es indicación de desbalances en el cuerpo.
Una de las causas más importantes de la inflamación son las sensibilidades alimenticias. Existen alimentos que pueden cambiar la microbiota, es decir los microorganismos de nuestro sistema digestivo. Estos rompen el equilibrio entre bacterias buenas y oportunistas, dañando el revestimiento del intestino y alterando los genes inflamatorios de las células. Estos alimentos son los ultraprocesados.
¿Cuál es la lista de alimentos que debemos evitar para reducir la inflamación crónica?
Los ultraprocesados son todas las comidas que generalmente encontramos empaquetadas en el super, como las comidas para microondas, las salchichas, los nuggets de pollo, las sopas en polvo, los cereales azucarados, las carnes procesadas, galletas y salsas.
Estos alimentos tienen muy poco valor nutricional. Aún peor, son altas en sodio y azúcares añadidos, que aumentan la glucosa en sangre y las grasas saturadas, que incrementan el colesterol “malo” o LDL. Todos esos alimentos están asociados con la promoción de la inflamación en el cuerpo. “Los peores ofensores del sistema inmune son las comidas con endulzantes, ya sea azúcar común u otros compuestos que se utilizan para añadir sabor dulce”, expresa Rimm.
Por ello es importante evitar ciertos alimentos en nuestra dieta como es el caso de los panes blancos, cereales, la pasta y cualquier otro producto hecho a base de harinas refinadas, así como el arroz. Esto se debe a que las harinas promueven directamente el estado de inflamación. Otros atacantes son las gaseosas, jugos, galletas, manteca, queso, helado, caramelos y carnes procesadas. Todas ellas deben evitarse en una dieta antiinflamatoria.