Cuando esta noche se firme el “Pacto de Mayo” será relevante -como pocas veces- reparar en la presencia de opositores tucumanos en la Casa Histórica. La última vez que el ministro del Interior Lisandro Catalán visitó la provincia, en junio, celebró un par de reuniones de las que nadie salió feliz.
Por orden de ingreso a la sala privada del hotel con vistas al parque 9 de Julio, los primeros en ser recibidos fueron referentes del radicalismo. Los diputados nacionales, los legisladores y los intendentes. El funcionario nacional los recibió flanqueado por el legislador José Macome, que rebautizó su unibloque como “La Libertad Avanza”; y por el abogado Matías Sabaté, uno de los pioneros de la creación del partido La Libertad Avanza por directa decisión de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del Presidente de la Nación.
Las expectativas de los “correligionarios” cayeron dramáticamente ante ese contexto. Tal vez por ello, uno de los parlamentarios nacionales ensayó un pedido a Catalán: “Lisandro, vos tenés que hablar más con los diputados”. Para unos, se trataba de un reproche sincero. Para otros, una manifestación de soberbia con la que quiso ponerse por encima de los demás. La respuesta del ministro fue inmisericorde. Según testigos, el ministro le contestó que, además de él, hay otros 256 diputados nacionales. Agregó que, por ese motivo, no podía tomar todas sus llamadas. Y recalcó que no lo atendió cuando telefoneó para consultar cómo debía votar la Ley de Movilidad Jubilatoria que promovió el kirchnerismo en la Cámara Baja porque entendió que no hacía falta. Esa propuesta, remarcó, va en contra de la política de “déficit cero” de Milei. Así que quienes apoyan la gestión nacional sabían cómo pronunciarse. El diputado tucumano destratado, en contra de los intereses de la Casa Rosada, votó en favor de la iniciativa y, con ello, avaló su media sanción.
Las palabras de Catalán no dieron lugar a demasiadas lecturas: el diputado no goza de estimas en el Poder Ejecutivo Nacional. Ni tampoco en la presidencia de la Cámara Baja.
El clima no daba lugar más que para una pregunta: ¿cómo se dará el “armado” para las elecciones de medio término del año que viene? Catalán, según partícipes de la “cumbre”, fue específico: primero la Libertad Avanza, después el PRO y, finalmente, “algunos radicales” que decidan acercarse. Un par de exégetas del mensaje entendieron que la selectiva invitación era para el intendente de Concepción, Alejandro Molinuevo, el radical tucumano mejor ponderado por el oficialismo nacional.
Los representantes del centenario partido salieron desmoralizados. Unos cuantos se reunieron luego a tomar un café para lamerse las heridas. En el bar reconocieron que les había ido muy mal.
En la puerta se cruzaron con Ricardo Bussi, líder de FR, quien iba al segundo encuentro de Catalán. Acaso prevenido por los rostros abatidos de sus adversarios, y por la síntesis que le brindaron algunos, la reunión con el legislador comenzó de otra manera. “Pensé que esta iba a ser una reunión para FR”, le dijo el parlamentario a Catalán. El ministro, entonces, hizo salir a Macome y a Sabaté.
Bussi planteó que su partido integra el bloque de La Libertad Avanza a través del diputado nacional Gerardo Huesen, quien se encuentra cómodo en esa bancada por las coincidencias ideológicas y de programas de gestión. Si el oficialismo nacional valora esto, y quiere que FR permanezca dentro de ese espacio, hay sólo una cuestión por aclarar: ese partido no va a admitir que la nómina de candidatos de 2025 sea “armada a dedo”. “La única excepción es que vos, Lisandro, encabeces la lista. De ahí para abajo, discuto todo. Y lo discuto en elecciones internas”, planteó Bussi. El ministro no dijo si él se postulará, pero habría puntualizado que su vocación es la unidad. Si no se conseguía, reconoció, las internas eran la vía más idónea para zanjar diferencias. En definitiva, que Huesen sea uno de los escasos 36 diputados libertarios no le da a la Nación mucho margen para las rupturas.
El saldo de ambos encuentros es de amplio espectro. Sin perder de vista lo mucho que falta hasta 2025, el primer escenario que surge de las audiencias dadas por Catalán consiste en que no habrá “armado conjunto” del oficialismo nacional con el provincial. La Libertad Avanza irá por un lado (Macome tuiteó recientemente que La Libertad Avanza ya tiene sede en Tucumán y desde hoy recibe afiliaciones); y el PJ, por otro. Claro que puede especularse con una estrategia de “doble combinada”, en la que Milei termine llevándose las cuatro bancas que se renuevan, entre diputados propios y diputados aliados. Pero también entraña un riesgo: el Gobierno tucumano tiene que ganar la elección de medio término para mantener internamente indiscutible la continuidad en 2027. La segunda postal es que FR sigue formando parte del espacio político libertario y, como tal, reclama lugares en la lista del año que viene. Por las buenas o por las malas. La tercera es que los planes de los radicales tucumanos de integrar la lista de La Libertad Avanza en 2025 están, a esta hora, deshechos. Hay castillos de naipes más difíciles de desbaratar que las estrategias que conjeturaron.
Pronunciamiento
Por cierto, el radicalismo enfrenta un segundo marasmo. Uno que no refiere a las futuras elecciones, sino al más quemante presente de la conducción del partido. El lunes pasado, Roberto Sánchez volvió a hacerse presente en la Junta de Gobierno a la que había renunciado. El diputado dejó la presidencia del distrito en nombre de que había expirado su mandato. Hasta acudió a la Justicia Nacional Electoral para que constatara esa caducidad. Sin embargo, los tribunales no dieron lugar a su presentación porque no había agotado la vía administrativa. O más bien partidaria. Es decir, no había un pronunciamiento del Comité Nacional respecto de si las autoridades provinciales de la UCR tenían los plazos perimidos, o no. Justamente, la UCR nacional terminó prorrogando los mandatos hasta que los “correligionarios” tucumanos celebren internas. Y lo hizo sin plazos ni fechas.
Lo que sí contiene plazos y fechas es lo que la Junta de Gobierno tucumana sancionó el primer día de este mes: aprobaron las actas de las últimas tres reuniones, en las que Sánchez, dado el debate de los mandatos, estuvo ausente. El diputado perdió esa votación por ocho votos contra cuatro. ¿Por qué es relevante este hecho? Porque la carta orgánica del radicalismo tucumano determina que ausentarse de las reuniones de la Junta de Gobierno en cinco sesiones alternas, o en tres sesiones consecutivas, es causal de separación del cargo partidario. Así que cualquier hijo de vecino de esta provincia, con ficha de afiliación radical, está habilitado para plantear esto respecto de Sánchez.
Ahora bien, si se abre la lente, la fotografía de la política tucumana es una suerte de mayonesa libertaria: una mezcla de distintos ingredientes políticos que termina diluyendo oficialistas y opositores, con excepción de los partidos de izquierda. Por caso, el oficialismo provincial es un aliado incondicional de la Casa Rosada; y tanto el sector del PRO que lidera la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, como FR y la UCR, porfían por ser parte de La Libertad Avanza. ¿Exactamente cómo van a pedir el voto de los tucumanos si, a los efectos electorales, son indistinguibles? El espacio para una oposición no libertaria, de centro y de derecha, se encuentra vacante en Tucumán.