Divorcio del sueño: ¿cuándo es algo bueno para la pareja?

Divorcio del sueño: ¿cuándo es algo bueno para la pareja?

SEPARADOS PERO JUNTOS. Dormir en camas o habitaciones individuales no tiene por qué afectar a la pareja.

Especialistas hablan sobre los posibles beneficios para la salud y dan recomendaciones.

Lucía Lozano
Por Lucía Lozano 07 Julio 2024

Todo empezó en el primer viaje que hicieron juntos, estando de novios. Patricia recuerda que los ronquidos de su pareja eran insoportables. No dijo nada. Al poco tiempo se casaron y ella pensó que esos ruidos molestos eran parte del paquete que viene con el matrimonio. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en un serio problema que le estaba pasando factura a su salud. Ella no podía descansar bien y eso le afectó en su trabajo como docente y en todos los ámbitos de su vida.

“Vivía con sueño; no me podía concentrar y estaba de mal humor”, cuenta la mujer, que ahora tiene 37 años. Un día, hace dos años, no aguantó más. “Por suerte, tenemos una casa con tres dormitorios y un solo hijo. Entonces, fue la gran solución: cada uno en su cuarto. No fue una decisión fácil. Al principio, dolió emocionalmente, sobre todo a él. Pero después nos dimos cuenta que era lo más saludable porque yo podía dormir y estaba feliz”, confiesa. Y luego detalla: “lejos de lo que podía pensar, no compartir habitación creo que estimuló el deseo”.

Patricia y su pareja, de 41 años, son parte de una tendencia que se está empezando a notar cada vez más: le llaman “sleep divorce”, que en español significa “divorcio del sueño”. Consiste en que las parejas duerman en camas o dormitorios separados para mejorar la calidad del descanso.

Las razones

No tiene que ver con que la unión esté rota, aclaran los especialistas. Implica llegar a un acuerdo cuando hay razones que lo justifican: ronquidos, insomnio, horario de sueño distintos, diferentes necesidades en cuestiones como el ruido, la luz, el aire acondicionado o mirar tv y series hasta tarde. Todas estas cosas pueden provocar hasta fatiga y tensiones en la relación.

Una nueva investigación de la Academia Americana de Medicina del Sueño revela que más de un tercio de los estadounidenses optan por “divorciarse del sueño” de sus parejas, lo que refleja una tendencia creciente en las relaciones, incluidos los famosos como el presentador Carson Daly y la actriz Cameron Díaz. A fines del año pasado, Díaz contó abiertamente que ella y su esposo no duermen en la misma cama. “Y creo que debemos normalizar los dormitorios separados”, dijo.

La investigación reveló que la tendencia de no compartir la cama es mucho más fuerte entre los “millenials”, la generación que actualmente tiene entre 28 y 42 años.

¿Bueno o malo?

¿Es bueno o es malo para la pareja? ¿Es cierto que puede ser beneficioso para la salud? ¿En qué casos?, le consultamos a los expertos.

La neuróloga a cargo de la unidad de Epilepsia y Trastornos del Sueño del hospital Avellaneda, doctora Daniela Graci, sostuvo que desde el punto de vista de la salud, se considera que dormir en camas separadas e incluso en diferentes dormitorios puede ser beneficioso cuando una de las personas de la pareja produce sonidos o tiene movimientos excesivos durante el sueño. En su consultorio, es uno los planteos más frecuentes que se le presentan.

No obstante, tomar la decisión de probar el “sleep divorce” también puede traer algunos aspectos negativos. A muchas parejas, dicen los expertos, les preocupa perder intimidad y la conexión.

La recomendación es que siempre sea algo consensuado. Esto no funciona cuando una persona lo quiere y la otra no. La sexóloga y presidenta de la Fundación para la Salud Sexual, Mileva Pavicich, sostiene que hay algunas claves a tener en cuenta para que esto resulte algo constructivo. “En primer lugar, la comunicación para llegar a esa nueva modalidad, que es contracultural. Es importante que ambos sean conscientes de los motivos que los mueven a ese cambio. A veces necesitan distancia porque la relación está desgastada y es una cuasi separación bajo el mismo techo. Si lo necesitan y acuerdan, siempre será positivo”, sostiene.

Otra clave, según la especialista, es ir chequeando cómo les resulta, qué sienten y si les suma o resta a la pareja. “La vida erótica de la pareja se reconfigura a partir de dormir habitaciones separadas. Si el objetivo es mejorar algo desgastado, el aire entre ambos puede resultar favorecedor porque el deseo sexual necesita oxígeno y creatividad. Entonces, podrán buscar nuevas maneras de acercarse y refrescar la relación con citas, otros lugares para la intimidad, y hasta compartir en lo virtual algo de lo sexual puede ser estimulante”, apunta Pavicich.

“Si los motivos para separar habitaciones son sólo cuestiones de comodidad, de espacios personales o hábitos y horarios diferentes, la intimidad emocional y erótica tendrán que descubrir cómo les resulta”, agrega.

Otras veces, según explica la sexóloga, el “sleep divorce” suele ser una alternativa previa a la separación que se avecina. “Esa desconexión que ya existe, también tendrá un impacto en cada uno, puede que alivie el malestar o puede que adviertan que aún hay deseo”, analiza.

En cualquier caso, los acuerdos en la pareja siempre deben revisarse, modificarse si es necesario y ajustarse a sus necesidades y al bienestar de ambos, concluye.

No obligarse

La médica sexóloga Amelia del Sueldo Padilla considera que no es bueno obligarse a sostener una situación que perturba el sueño y el descanso. Eso, por el contrario, puede ocasionar un gran desgaste.

Por suerte, según su experiencia, hoy las parejas tienen más libertad a la hora de elegir lo que les gusta sin eso que signifique desamor ni deterioro, opina. Según la profesional, estas cuestiones se pueden hablar y encontrar espacios de intimidad en otras horas u otros lugares.

Impacto en el diseño

Los hábitos a la hora de dormir de las familias se han ido modificando con los años. Quienes diseñan viviendas son testigos directos de estos cambios. Hoy los tipos de trabajo ya no son los mismos. Gracias al home office, hay personas que no tienen horario y prefieren trabajar de noche, mientras que su pareja se levanta muy temprano. También está el tema del colecho. Cada vez más padres duermen con sus hijos cuando son pequeños y a veces esto puede ser incómodo.

Un relevamiento de la Asociación Internacional de Equipamiento para el Hogar reveló, por ejemplo, demostró que en la actualidad los diferentes horarios de sueño o rutinas contrapuestas son motivos por los que algunas personas deciden dormir en habitaciones separadas. También porque necesitan privacidad.

La arquitecta Eugenia González se llevó una sorpresa la primera vez que le encargaron el diseño de una casa con dos dormitorios principales. No obstante, sostiene que esa decisión tenía bastante sentido. “Básicamente, el motivo es que los integrantes de la pareja tienen hábitos de sueño distintos; el uso del baño también. Por ahí, tenés una persona que le gusta ver la tele antes de dormir y la otra persona prefiere leer. Son cosas que incomodan a la hora de tener un buen descanso”, sostuvo la profesional.

¿Cómo resolvieron este desafío? “Lo que hicimos fue armar un ala de la casa a la que se entraba como si fuese una habitación en suite, pero tenías dos cuartos separados, cada uno con su baño. Estaban espejados los dos dormitorios y los baños, cada uno con su vestidor también”, describió.

González cree que en el futuro es posible que le pidan cada vez más diseños con habitaciones principales divididas. “Si uno piensa en parejas que llevan varios años de casados, es común cuando los hijos se van de la cada que cada uno tome una habitación, y pasan a dormir separados. Yo no creo que eso influya en la pareja de una manera negativa; es simplemente decir esta noche yo quiero dormir tranquilo, me voy a mi cuarto y vos te vas al tuyo, y nos juntamos cuando tenemos ganas de dormir juntos”, evalúa.

Según la arquitecta, parece una decisión bastante acertada. “Por ahí lo que nos limita dormir separados es la falta de espacio, de superficie en la que podemos construir. Y creo que es principalmente una cuestión cultural, nada más”, cerró.

Divorcio del sueño: ¿cuándo es algo bueno para la pareja?

Cuartos separados

¿Cuáles son sus ventajas?

Los expertos coinciden en que existen varias ventajas para las parejas que deciden dormir en habitaciones separadas. Lo principal es que pueden desarrollar un sueño regular y profundo. Y dormir bien es fundamental para el bienestar general.

Si una persona no logra conciliar el sueño, eso afecta todo, desde su inmunidad hasta su funcionamiento corporal. También influye en el humor y el estado de ánimo.

Por otro lado, según los expertos puede ayudar a mantener una relación de pareja más sana. Cuando las personas no están bien descansadas, pueden discutir más, están más irritables y pierden empatía.

¿Y las desventajas?

Para muchas personas que trabajan en jornadas completas, el momento en el que se conectan con su pareja es precisamente cuando se van a dormir. Por eso, no a todos les favorece descansar separados.

Según publicó el sitio BBC, hay ciertos beneficios biológicos de dormir en pareja. En muchos se genera una vinculación en el sueño. Esto es primitivo en la especie humana. Una madre con su hijo, por ejemplo, suelen generar este vínculo en la lactancia y hacen ciclos parecidos de sueño para que ambos descansen. Hay estudios que demuestran que hay parejas que llevan años durmiendo juntos que logran profundizar las etapas del sueño ya que están vinculados. Con eso mejoras tu calidad de sueño.

Casos famosos

Frida Kahlo y Diego Rivera ni siquiera compartían el hogar. El caso de la reina Isabel y el príncipe Felipe también fue muy conocido. Desde 1947 y hasta que él falleció, compartieron su vida en matrimonio, pero nunca pasaron las noches en un mismo dormitorio.

A pesar de que ya no están juntos, Helena Bonham Carter y Tim Burton fueron de los pioneros en implementar el dormir en cuartos separados. La actriz Gwyneth Paltrow y su marido decidieron no dormir todos los días juntos, ni en la misma casa, para no arruinar su matrimonio, según dijeron.

Un poco de historia

El miedo, la falta de espacio y la salud determinaron cómo dormir

El historiador Roger Ekirch, profesor de la Universidad de Virginia (Estados Unidos) y autor del libro “Al cierre del día: las noches en tiempos pasados”, explica que dormir en la misma cama es una costumbre primitiva. Surgió, entre otras causas, por el miedo y los terrores que causaba la oscuridad en la imaginación de los seres humanos, que preferían amontonarse en un mismo colchón para sentirse más seguros. También era un recurso para combatir las bajas temperaturas.

En las clases bajas de la Europa preindustrial, era costumbre que toda una familia durmiera en la misma cama. Las parejas nobles, para mayor comodidad, en ocasiones dormían separadas, especialmente cuando uno de sus miembros estaba enfermo. Según el libro “A Cultural History of Twin Bed” (de 2019), de Hillary Hinds, desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado 1900, los médicos promocionaban las camas separadas como una elección sana para evitar el contagio de enfermedades o que el miembro más débil de la pareja perjudicara la vitalidad y el descanso del más fuerte.

En la antigua Roma, el concepto de lecho conyugal era a la vez práctico y simbólico. Las parejas romanas solían utilizar una cama para las conversaciones íntimas y la intimidad física, convirtiéndola en un espacio privado dentro del hogar. No era raro que se retiraran a camas separadas cuando llegaba la hora de dormir.  

Durante la revolución industrial, el proletariado experimentó todo lo contrario. Hacinados por la falta de espacio en las grandes ciudades, los esposos no tenían otra alternativa que compartir el mismo lecho. Incluso los hijos dormían con ellos en la única habitación que tenían.

Después de la Segunda Guerra Mundial, se consolidó el concepto de dormitorio principal, considerando las camas separadas como un signo de fracaso matrimonial. Hoy en día, a medida que aumenta la concienciación sobre el papel del sueño en la salud general, la tendencia a dormir en camas o cuartos separados está resurgiendo, especialmente en países como Estados Unidos y Canadá.

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