PARIS, Francia.- Interrogados durante la campaña relámpago de las elecciones legislativas anticipadas en Francia, muchos electores muestran un país dividido, entre el miedo a la ultraderecha o a la izquierda radical, y el hartazgo con el presidente Emmanuel Macron.
La impopular reforma
“A muchos electores de izquierda les costará votar por ella”, asegura Michel, de 66 años, ante un puesto de verduras de Villers-Bocage, donde la ex primera ministra de Macron, Elisabeth Borne, hace campaña por su reelección. En esta circunscripción noroccidental, Borne obtuvo un 28% en la primera vuelta, por detrás del candidato del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, Nicolas Calbrix (38%).
Su rival de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), Noé Gauchard (23%), se retiró del balotaje para concentrar el voto en la candidata de centroderecha y evitar la victoria del ultraderechista.
Pero para muchos electores, Borne simboliza el hartazgo con la forma de gobernar de Macron, máxime cuando, durante su gobierno, se adoptó un impopular retraso de la edad de jubilación por decreto en 2023.
“La reforma de las pensiones se me quedó atragantada. Macron fue elegido por los votos de la izquierda (...), pero sólo hizo concesiones a la derecha”, lamenta Michel, en referencia al balotaje de la elección presidencial de 2022 contra Le Pen.
Sin embargo, está dispuesto a votar por el oficialismo para evitar la victoria de una extrema derecha, líder en los sondeos, “que enfrenta a los franceses con los extranjeros, a los desempleados con los trabajadores”.
El “repelente” Mélenchon
En Abbeville, norte de Francia, los habitantes se agolpan para ver pasar la antorcha olímpica, a pocas semanas del inicio de los Juegos Olímpicos de París, mientras François Ruffin hace campaña por la izquierda. En la lucha por su reelección, su principal obstáculo no parece ser su rival ultraderechista Nathalie Ribeiro-Billet, quien lo aventajó en casi siete puntos en la primera vuelta, sino el líder de izquierda radical Jean-Luc Mélenchon.
“Mélenchon, con su discurso extremista, puede ser un repelente para algunos partidarios de izquierda”, asegura Guillaume Lartisien, un funcionario de 51 años, quien espera la emergencia de “otra izquierda más tolerante, más abierta”. Aunque el líder de La Francia Insumisa (LFI), de 72 años, quedó en tercera posición en la presidencial de 2022, su imagen se deterioró entre críticas de antisemitismo, que él niega.
Esta imagen del veterano político, cuyo partido es la primera fuerza de izquierda, lastra a los candidatos del NFP fuera de las grandes ciudades. “Mélenchon asusta a mucha gente”, lamenta otro habitante.
“Ya ven. Es así desde hace tres semanas...”, suspira Ruffin, quien horas antes anunció que no formará parte del grupo LFI en la Asamblea Nacional, si resulta elegido.
“Probar” la extrema derecha
Con chaqueta y zapatillas, el derechista Olivier Marleix recorre el departamento de Eure-et-Loir, suroeste de la región parisina, para intentar conseguir los 5.800 votos que le separan de su rival de RN, Olivier Dubois.
El líder parlamentario de Los Republicanos, partido que implosionó en estas elecciones cuando su presidente Éric Ciotti decidió pactar candidaturas con RN, hace campaña en una zona donde la extrema derecha logró sus primeros éxitos hace 40 años.
En un mercado de Dreux, el anticuario Frédéric Laguette afirma: “RN no es la extrema derecha. No hablamos de (su líder histórico) Jean-Marie Le Pen, sino de Marine (Le Pen) y Jordan Bardella”, un joven de 28 años al que RN postula como primer ministro.
En el pueblo de Chateauneuf-en-Thymerais, Dubois promete “restablecer el orden económico y cultural” y critica que su rival no apoyara ninguna “moción de censura” contra el gobierno de Macron.
En este pueblo, donde ganó RN, Chistophe, evoca como motivos el “costo de la vida” y la inseguridad. El partido ultraderechista “no cambiará nada, pero hay que probarlo”, abunda su vecino. Con su cesta de la compra, Nadine no “entiende” este resultado en un pueblo “tranquilo”. “Es una situación que me genera ansiedad. No es la primera vez que nos piden (votar para frenar a RN), pero empiezan a ser muchas”, alerta.