LONDRES, Reino Unido.- Las elecciones legislativas británicas del jueves enfrentan a dos lideres de perfiles antagónicos: el laborista Keir Starmer, ex abogado de derechos humanos, y el multimillonario conservador Rishi Sunak, actual primer ministro.
Starmer, de 61 años, ha llevado al partido hacia el centro, tras el fracaso en 2019 de su predecesor Jeremy Corbyn, ala izquierda del laborismo. Ahora parece encaminado a convertirse en el 80º primer ministro británico. Los conservadores, en cambio, sufren el desgaste de 14 años en el poder, con crisis, escándalos y luchas intestinas que se aceleraron en los últimos años. Desde que llegaron al poder en 2010, tras los gobiernos laboristas de Tony Blair y Gordon Brown, los conservadores tuvieron cinco primeros ministros, con David Cameron, Theresa May, Boris Johnson, Liz Truss y Sunak.
Pero Sunak, de 44 años, que llegó al cargo a finales de 2022 tras la desastrosa gestión económica de Truss, que sólo duró un mes y medio, no ha conseguido dar nuevo impulso a los ‘tories’.
La salida de la Unión Europea (UE), conocida como Brexit, en 2020, y sus consecuencias para la economía británica, así como el covid y el aumento del costo de la vida parecen haber devorado al Partido Conservador.
Más rico que el rey
Sunak, un ex banquero más rico que el rey Carlos III, consiguió que la economía británica recuperase cierta estabilidad. La inflación bajó de 11% interanual en octubre de 2022, cuando llegó al cargo, a 2,3% en abril, y Sunak anunció la fecha de las elecciones pocas horas después de la divulgación de ese dato, el 22 de mayo. Y el alza de precios siguió cayendo, hasta un 2% en junio.
Pero nada de ello le sirvió para revertir la situación. Sunak contaba en abril con 71% de opiniones desfavorables. Este ex ministro de Economía de Boris Johnson, es el político más joven en llegar a la cabeza del gobierno desde 1812. Cuando llegó, tenía 42 años.
Starmer, hijo de un obrero y una enfermera, fue fiscal general para Inglaterra y Gales. Entró tarde en política, elegido diputado solo en 2015 y reemplazó a Corbyn al frente del “Labour” en 2020. Se empeñó desde entonces en acercar al partido a posiciones de centro y bajo su mandato se expulsó en 2020 a Corbyn, acusado de haber tolerado posturas antisemitas en el partido.