Francisco de Rosa
Director de la ONG Meta Tucumán
La crisis social se ha agravado debido a la falta de cumplimiento de las leyes. El vandalismo, la intolerancia, la violencia y la apatía ciudadana nos han sumido en una situación que demanda una respuesta integral, inteligente y urgente. Ejemplos como el robo de la figura de Remo de la estatua en el “Paseo Italia”, una semana después de su instalación, reflejan el desprecio por el espacio público y por las normas. El problema se evidencia en el hecho de que pocos respetan los semáforos. Manejar por las rutas tucumanas de noche es coquetear con la muerte debido a la circulación sin cascos ni luces.
Autos y motos frecuentemente “cortan camino” en contramano por la Autopista de Circunvalación. Las calles y ríos están llenos de basura que la misma comunidad contribuye a formar, y los actos de vandalismo en plazas y parques obligan a gastar millones en reparaciones. Además, por la quema de caña y pastizales de banquinas los tucumanos dejamos de respirar tres meses al año.
El epíteto “negro de m...” se encuentra incorporado en el inconsciente colectivo, no sólo generando segregación y humillación, sino resentimiento y violencia, como pudimos observar en su total magnitud en ocasión del homicidio del arquitecto Julio Scida, en 2021.
Los líderes también muestran malos ejemplos, con jueces involucrados en actos de violencia o circulando a contramano, y políticos que vandalizan puentes, plazas, postes y monumentos públicos con fines electorales. La mercantilización del voto es otro problema grave en Tucumán, degradando la política y destruyendo los valores de la sociedad. La falta de transparencia y de datos públicos agrava la situación, contribuyendo a la desconfianza en los dirigentes.
¿Qué hacer?
Es necesario un cambio colectivo urgente mediante una Ley Integral de Transformación Cultural que aborde las raíces de los problemas y promueva la evolución hacia una sociedad más justa y solidaria. Éxitos como los de Bogotá y Medellín, que transformaron su realidad a través del respeto mutuo, la participación ciudadana y la inversión en educación y en arte, pueden servir de guía. Esas ciudades son polos de desarrollo y ejemplo de resiliencia.
Para una transformación cultural efectiva, es crucial que la comunidad política entienda la gravedad del problema y se enfoque en proponer acciones basadas en dos ejes: uno que busque reconstruir la identidad y los valores colectivos, y otro que invierta en educación, control, sanción e incentivos. Es vital reconstruir la identidad tucumana y promover la pertenencia a una comunidad unida por valores comunes.
El arte y la historia son fundamentales en este proceso, y se debe destinar recursos a iniciativas artísticas que embellezcan los espacios urbanos y reflejen la identidad cultural. Revitalicemos las identidades barriales por sobre los circuitos electorales.
La educación es la base de cualquier transformación, y es necesario llevar a cabo campañas masivas de concientización sobre el respeto al espacio público, el reciclaje y el cumplimiento de normas de tránsito. Es fundamental integrar la educación cívica y ambiental en la currícula escolar desde una edad temprana, en especial con acción en el espacio público, como hicimos recientemente en Meta Tucumán con la Escuela Técnica N° 1 de Lastenia. Nuestro programa “De Habitantes a Ciudadanos” puede ser un primer prototipo en tal sentido.
Además, es importante fortalecer el control y la sanción de infracciones, asegurando que las leyes se cumplan efectivamente y que la sanción sea rápida y efectiva. Se deben crear incentivos para la participación ciudadana y premiar a quienes contribuyan al bienestar común.
Transparencia
Finalmente, resulta esencial erradicar algunas prácticas dañinas de los líderes, como la mercantilización del voto, que degrada la política y los valores colectivos. Es necesario fomentar la transparencia y la integridad en los procesos electorales y sancionar a los candidatos que violen estas normas. La propuesta de una Ley Integral de Transformación Cultural busca construir un Tucumán mejor, basado en la identidad, la educación y el respeto mutuo, promoviendo una comunidad fuerte y solidaria.