Cuando en 2008 trabajó en la puesta en escena de “Ex Antuán” (de Federico León, aunque en la adaptación se la rebautizó “La verdadera historia de Antonio”), Sergio Prina no podría haber imaginado que se iniciaba su carrera de actor. Pero más que de teatro, de cine porque lleva ya más de una docena de películas.
La obra mencionada comenzaba en un bar de Mendoza 240 y se completaba en la casa de un barrio en la que los gatos provocaron alergia a algunos espectadores. “En esa puesta comienzo a contactarme con determinado tipo de actuación que ya venía de Gente No Convencida. Mi inicio en el cine arrancó en el teatro”, le responde a este periodista durante la entrevista.
El anunciado 19° Festival Tucumán Cine Gerardo Vallejo, que se realizará en la primera semana de agosto (previsto inicialmente en julio, se postergó un mes), le brindará una retrospectiva a modo de homenaje: se realizará el 2 de agosto en la sala Hynes O’Connor del Ente Cultural.
El encuentro ya seleccionó para su competencia a la película de Agustín Toscano “En vos confío”, un documental sobre Susana Acosta y Nélida Fernández, las dos novicias que, tras enamorarse en un convento, dejaron los hábitos para formar una pareja que lleva 40 años y fueron condenadas por el asesinato de Beatriz Argañaraz. También competirán “Yakuman: hacia donde van las aguas”, de Pedro Ponce Uda, que hace una semana ganó una mención especial en el Festival Internacional de Cine Ambiental; y “Barcos y catedrales”, de Nicolás Aráoz, que obtuvo una mención en el Bafici y ahora participa en la semana del cine en Salta. Así, la presencia de artistas tucumanos marcará esta edición.
Trabajos
Prina protagonizó su último filme en “Barcos y catedrales”, pero antes lo hizo en “Los dueños” y “El motoarrebatador”, y trabajó en realizaciones como “Amor bandido”, “Diciembre 2001” (Star+), “Sangre blanca”, “Karnawal”, “Camino al éxito”, “Las siamesas”, “Golondrinas”, “Los misterios del mundo”, “La botera”, “El mejor de nosotros” y en la serie televisiva “División Palermo”. Su presencia ha transitado salas de cine y de teatro, pantallas de televisión y plataformas de streaming.
Ha sido nominado a algunos premios y obtuvo otros; la retrospectiva de sus trabajos da cuenta que se trata del actor nacido en esta provincia que, con 43 años, más participaciones tuvo en el cine nacional hasta el momento.
Pero el “Negro” no ha abandonado el teatro. Escribió y dirigió “...Qué pase algo (Título en proceso)”, con el que ganó el Festival Provincial de Teatro en 2017 y participó en la Fiesta Nacional que se hizo en Rosario. Además tiene su taller de actuación.
Y como él mismo reconoce, “el Negro Prina está dentro y fuera de la obra. No dejo de ser el Negro cuando estoy actuando”. El actor quiere expresar que sin el Incaa no hubiera sido posible. “Seguramente estaríamos haciendo cosas, porque nuestro deseo es hacerlas, pero chiquitas; no hubiéramos podido profesionalizarnos ni lograr el reconocimiento internacional que tienen nuestras películas. El Estado debe estar presente, es fundamental y quiero pronunciarme por esa política cultural y pública”, remarca.
- Si tuvieras que hacer tu síntesis, ¿qué elegirías?
- Es muy difícil responder eso. Mi trabajo está entrelazado con la gente con la que me crucé, y con proyectos anteriores. Todo es como un solo recorrido de aprendizaje. Pero si tuviera que elegir, quizás “Los dueños” porque es una película a la que le tengo mucho cariño, con una construcción muy libre, con una fuerte mirada de grupo; fue un trabajo muy fuerte, aceitado. Y “El motoarrebatador”, que fue mi primer protagónico pleno en el cine. También “La botera”, que es una realización muy cercana, con un proceso de ensayo largo. Pondría además “Las siamesas” por la forma en que se construye el relato, de un modo muy preciso. Aprendí un montón con la directora (Paula Hernández). Y si pudiera mezclar “…Que pase algo” y “La verdadera historia de Antonio”, que son trabajos en los que estoy muy presente.
- ¿Cuáles creés que son las características de tu trabajo?
- Es difícil que te lo diga yo. Pienso, por lo que me dicen, que soy muy natural, que lo que digo suena con mucha verdad. Creo que puede aparecer por ahí, porque trato de asociar algo de lo que estoy haciendo con mi vida personal, y siempre aparece algo muy auténtico.
- Sos el “Negro” Prina siempre,
- Sí, dentro y fuera de la obra. Es muy difícil dejar de ser uno, y eso que siempre parece que me sale muy naturalmente, lo asocio a ese personaje que puede tener un punto de contacto con mi vida real. Construyo personajes asociados con mi propia vivencia. Hay un montón de mí, no dejo de ser el Negro Prina cuando estoy actuando.
- ¿Cómo fue tu experiencia con los directores?
- Mi experiencia con los directores han sido muy distintas y son enriquecedoras. Directores que confían mucho en el rodaje, otros que son un poco más confusos y te proponen no ir por un lugar cómodo; hay algunos muy presentes y cariñosos y están comunicándose con uno. Siempre tuve buena experiencia por suerte. Con mi personalidad, está en empatizar con el otro, soy de confiar bastante en las personas… me entrego rápidamente al juego de la actuación.
- Y tu trabajo con Liliana Juárez…
- Trabajar con Liliana es muy natural, somos muy amigos y nos conocemos un montón. Es una actriz increíble que te pone en un juego constante, te invita a un juego de la actuación que pase por lugares que no son tan conocidos, muy atravesados por ella. Hace lo que ella cree que tiene que hacer y eso está muy bien.