Gracias a la selección argentina, un grupo en situación de calle olvidó sus problemas durante 90 minutos

Gracias a la selección argentina, un grupo en situación de calle olvidó sus problemas durante 90 minutos

En el Refugio Nocturno Municipal, dieron a conocer sus historias mientras celebraron el triunfo de la Scaloneta.

UNIDOS POR LA CAUSA. Con el frío como protagonista, en el Refugio Nocturno Municipal se realizó una cena especial para ver el partido de la Selección. UNIDOS POR LA CAUSA. Con el frío como protagonista, en el Refugio Nocturno Municipal se realizó una cena especial para ver el partido de la Selección. Foto de Diego Aráoz/LA GACETA.

El descenso de temperatura y el partido de la selección argentina eran motivos suficientes para resguardarse en casa. A pesar de que la mayoría de tucumanos organizaron juntadas con amigos, con compañeros de trabajo o hasta con la familia para ver el partido; también estuvieron los que buscaban un rincón en donde abastecerse de recursos básicos. En ese sentido, el Refugio Nocturno Municipal, ubicado detrás de las tribunas del ex Autódromo, tuvo bastante movimiento en la jornada del martes.

Mientras Lionel Messi buscaba romper líneas en la defensa chilena; en el comedor principal del Refugio se organizaba todo para poder ver el partido. Banderas argentinas colgadas en las ventanas, una mesa aggiornada con color “albiceleste” y una rica pizza esperaban a los visitantes del refugio, que con el pasar del tiempo, terminaron por adoptarlo como su hogar.

“Cree en la magia de los nuevos momentos”, se podía leer en la pared del comedor, entre bullicios y charlas silenciosas de los presentes. A pesar de que costó “enganchar” el partido en la televisión, lo cierto es que ese lugar el fútbol pasó a segundo plano. Historias de superación fueron el artífice principal de la noche tucumana, que en un momento llegó a marcar cinco grados.

“Hace un mes acudieron a mi pedido de auxilio”, le cuenta con orgullo a LA GACETA Esther Berenguer. La señora de 62 años encontró en el Refugio Municipal un lugar en donde sentirse querida y sobre todo, contenida.

“Por mi edad, era muy difícil tener que quedarme en la calle entre las nueve de la mañana y las nueve de la noche. Yo estaba en otro albergue, pero no había lugar para todos. Soy asmática y al quedarme sola al aire libre con frío, me hacía mal”, explica Berenguer, que se ánimo a contar su historia de pies a cabeza.

“Por problemas familiares me quede en la calle. Yo vivía en la casa de mis papás, era heredera de eso y por motivos de peleas, me quedé sin nada”, recuerda con lágrimas entre los ojos. “Aquí sobran las habitaciones. En el anterior éramos como cinco mujeres en una pequeño rincón. Además, está emplazado en el medio del parque ¿Qué más puedo pedir?”, se preguntó Berenguer, que realiza diseño de texturas y colores.

GRAN MOMENTO. El refugio eligió pizza como menú para ver a la Selección. GRAN MOMENTO. El refugio eligió pizza como menú para ver a la Selección. Foto de Diego Aráoz/LA GACETA.

Antes de despedirse y ver con atención a sus compañeros, Esther buscó dejarle un mensaje a la comunidad. “A través de mi comportamiento pudieron saber que no todas las personas que viven en la calle somos malas personas. Pido muy humildemente que no se discrimine a los que muchas veces tenemos que estar en la calle por un motivo u otro”, sentenció Berenguer.

A unos metros suyo, esperaba ansioso su turno para hablar Roque Escobar. El santiagueño de 32 años había llegado a Tucumán en busca de trabajo, pero sin dinero para alojamiento, aceptó la propuesta de un policía que había encontrado en la Terminal de Ómnibus. “Yo estoy acá y me siento como si estuviera en mi casa. Esa es la realidad”, sintetiza Escobar, antes de entrar en detalles sobre su vida.

“Estoy aquí desde hace una semana. Vine a la provincia por tema de trabajo, ya que en Santiago del Estero los laburos son contados con la mano y todos en negro. Me vine en colectivo, dejé a mi hermana Luján allá -hasta hoy seguimos en contacto- y aquí me siento como en casa. Pasé tres días en la terminal y un policía me preguntó por qué no iba a un refugio. No conocía que existían”, aseguró Escobar.

A diferencia de sus compañeros, el santiagueño fue el que mayor interés mostró por ver el partido de la “albiceleste”. “Canadá está con tres puntos en el grupo”, avisó en voz alta Escobar, para poner al tanto a sus compañeros.

“Soy hincha de San Martín en Tucumán, pero en Santiago seguí mucho a Central Córdoba. También se podría decir que sigo a River, ja”, bromeó Roque, que recibió elogios de los presentes, ya que cuando puede, colabora en plomería y otros haberes. “Tengo realizado un curso”, aseguró.

A pesar de que varios kilómetros separan a La Banda de Tucumán, Escobar se siente en casa. “El día que me toque irme de aquí, voy a estar muy agradecido con todos. Con la intendente, con la secretaria, con la directora, con las chicas que trabajan y con todos mis compañeros que me ayudan en el día a día”, concluyó Escobar, antes de marcharse del comedor para poder despertar a aquellos colegas que se fueron a dormir temprano.

Tiritando con un poco de frío y disfrutando de la gaseosa, esperaba David Leandro. El joven de 27 años se ánimo a hablar, pese a la timidez que tenía y tocó temas sensibles de su vida personal.

“Lo mejor de este lugar es que tengo una cama para dormir. Me cansé de estar sólo en la calle por muchos vicios. No tuve una buena infancia en mi vida. Pase frío y mucha hambre”, dijo Leandro, que no podía sacarse ni un segundo el tapado verde que llevaba sobre los hombros. “Lo más importante de todo esto es que se debe seguir adelante. Tengo un compañero que llegó a morir del frío en la calle. Les quiero decir a los que están afuera, que no todo está perdido”, afirmó el joven, que decidió quedarse hasta el final del partido de la Selección.

A su lado, también contaba su historia José Fabián Romano. Con 52 años, aseguró que había perdido el cariño de sus hijos y hasta de su amigo debido a una enfermedad. “Me porté muy mal en mi vida y llegué aquí con el deseo de remediarlo. Estoy golpeado, por así decirlo. Me gustaría ir a visitar a mi amigo, estamos peleados, pero sé que me abrirá la puerta para poder charlar con tranquilidad”, dijo José Fabián ante la atenta mirada de Berenguer.

En la salida del Refugio esperaba una camioneta lista para recoger a más personas, sobre todo, por la ola polar que atraviesa la provincia en estos días. La doctora Sofía Prado (encargada de la Secretaría de Atención al Ciudadano), la doctora Agustina Rocchio (directora de Familia) y el licenciado Bruno Medina (director de Programas Sociales) estaban preparados para seguir brindando apoyo a estas personas. “Este lugar cambió demasiado con el tiempo. Todas las noches recibimos a nuevas personas y les brindamos lo mejor”, dijeron en el refugio. Lo cierto es que al menos por anoche, el fútbol pasó a segundo plano.

Comentarios